?De qu¨¦ se r¨ªe el presidente?
Las risas de L¨®pez Obrador son para machacar la credibilidad de cualquier disenso, de todo reclamo: son sus herramientas para enfriar todo tipo de muertos, esc¨¢ndalos y cr¨ªticas
Hubo una refriega en Dos Bocas, el proyecto favorito de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Las fotos de los heridos, a manos de polic¨ªas, circularon en redes sociales y medios electr¨®nicos durante todo el mi¨¦rcoles y salieron en la prensa del d¨ªa siguiente. Al abordar el tema, el presidente rio. ?De qu¨¦ se r¨ªe el presidente?
Trabajadores que construyen una refiner¨ªa para el Gobierno federal fueron a paro el martes. El d¨ªa siguiente, con gases y, dicen, balas de goma polic¨ªas locales dispersaron a los inconformes. Videos y fotograf¨ªas del choque muestran a personas heridas. Un ojo reventado, un abdomen agujereado, una pierna ensangrentada, decenas de gaseados.
El tiempo, lugar y modo resultan preocupantes. AMLO ha prometido que nunca dar¨¢ orden de reprimir. La protesta de los trabajadores era pac¨ªfica. A pesar de ello, en el segundo d¨ªa del paro les lanzaron proyectiles y gas. Hay reportes de que en el sitio de la refriega estaba la Marina. Im¨¢genes que recuerdan otras (malas) ¨¦pocas. ?Qu¨¦ ocurri¨®?
La respuesta del Gobierno federal es, primero, negar oficialmente la legitimidad del reclamo. Son un grupito, dice la encargada de la obra Roc¨ªo Nahle, titular de Energ¨ªa. En segundo lugar, la funcionaria se burla en Twitter del expresidente Calder¨®n, que hab¨ªa reclamado por el operativo. La mofa alude a que el panista no pudo construir una refiner¨ªa en Tula. El tuit ten¨ªa ayer m¨¢s de 13.700 reacciones. Supongo que la secretaria est¨¢ feliz. ?Y los heridos?
El jueves en la ma?anera la primera pregunta no fue sobre la sangre que corri¨® en Dos Bocas. Faltaba m¨¢s. Fue sobre la reforma el¨¦ctrica que impulsa el presidente. Habr¨¢ que repetirlo todo lo que haga falta: porque lo que pasa en las ma?anas en Palacio Nacional, aunque de repente haya ah¨ª periodistas que preguntan, no es una rueda de prensa. Pero volvamos al tema. Es el propio Andr¨¦s Manuel quien saca pronto el asunto de Dos Bocas.
¡°Ayer, con lo del enfrentamiento de trabajadores y la intervenci¨®n de la polic¨ªa en Para¨ªso, en Dos Bocas, bueno, pues ya hablaban de un muerto. Y est¨¢n, pero muy deseosos de que haya tragedia, de que nos vaya mal. Son tiempos de zopilotes¡±, dice al criticar al diario Reforma, uno de los varios que tra¨ªa en portada la refriega en la refiner¨ªa.
El presidente pide ¡ªcon el muy manido truco de ¡°?no tienes por ah¨ª¡?¡±¡ª la portada de Reforma. En segundos ya se est¨¢ exhibiendo la imagen que demand¨®. Lee los titulares. Con el tercero, que destaca la usurpaci¨®n de funciones del padre de quien este viernes asum¨ªa la gubernatura de Guerrero, el presidente suelta la carcajada al leer que ahora a tal personaje le dicen Pap¨¢ F¨¦lix. ¡°Ja, ja, ja. Ya no es el toro sin cerca¡±, celebra L¨®pez Obrador. La estenogr¨¢fica no consigna las risas. Veremos si la de este viernes incluye los balidos literalmente proferidos en la ma?anera por el jefe del Estado mexicano.
?De qu¨¦ se r¨ªe el presidente? No. No se rio de los trabajadores heridos, eso est¨¢ claro. Como tampoco en una vez anterior ¡ª18 de septiembre de 2020¡ª se rio de las masacres, tema que en tal fecha ten¨ªa en su portada el mismo diario y ocasi¨®n en que tambi¨¦n AMLO solt¨® una sonora carcajada.
El jueves y hace trece meses la burla y las risas del presidente eran para machacar la credibilidad de cualquier disenso, de todo reclamo: son sus herramientas para, dir¨ªa alguien hace unos d¨ªas en un ¨¢mbito privado, enfriar todo tipo de muertos, enfriar esc¨¢ndalos y cr¨ªticas.
Controlar la conversaci¨®n
Aun en el viejo r¨¦gimen pri¨ªsta, exitoso como era para censurar los medios y restringir el acceso a la informaci¨®n, los gobernantes eran conscientes de que ten¨ªan que controlar la conversaci¨®n.
Monitoreaban lo que se dec¨ªa en prensa, radio y televisi¨®n, pero tambi¨¦n lo que se o¨ªa en la calle, las universidades, partidos y sindicatos y ¡ªpor supuesto¡ª en los clubes empresariales. El sistema se esmeraba en construir la verdad oficial tanto como en detectar y atajar versiones, e incluso rumores, que podr¨ªan socavarla.
L¨®pez Obrador emplea un m¨¦todo distinto para adue?arse del debate. Acapara la conversaci¨®n difundiendo por igual su propaganda y los argumentos de sus opositores. Sabedor de que el control de toda la prensa es imposible en los tiempos de internet, opta por un modelo de comunicaci¨®n p¨²blica donde nunca compartir¨¢ foro con sus adversarios, pero exhibir¨¢ sus cuestionamientos para devaluarlos, para reducirlos a expresiones de quienes resisten el cambio porque ¡°perdieron privilegios¡±.
Es un truco hasta ahora exitoso. El presidente mexicano argumentar¨¢ que nunca otro gobierno antes que el suyo ha promovido tanto el debate, el contraste como dice ¨¦l, pero la realidad es que las voces oficiales y las cr¨ªticas rara vez se encuentran, ocurren en espacios distintos, en canales excluyentes; sordas cajas de resonancia en que se expresan audiencias segmentadas.
La f¨®rmula de AMLO para que no haya trasvase sustancial entre esas audiencias es hablar ¨¦l mismo de lo que dicen sus oponentes. Claro, no los cita, los tergiversa. M¨¢s que retomar los argumentos, los ridiculiza. Se r¨ªe de ellos. Una risa que descalifica, que en democracia nada construye.
Y una risa que, sin embargo, s¨ª constituye una burla a los temas serios: a masacres en la ocasi¨®n de septiembre del a?o pasado, a trabajadores heridos en una obra gubernamental el mi¨¦rcoles, y a la posibilidad de que su gobierno rinda cuentas.
Aunque el presidente no se rio directamente de los trabajadores que recibieron balas de goma, al no otorgar en p¨²blico a ese tema el nivel de seriedad que requiere, al tratar con indebida ligereza asunto tan delicado, se r¨ªe de los heridos y sus demandas. Y tambi¨¦n se r¨ªe de quienes piensan y reclaman, con elemental l¨®gica democr¨¢tica, que el gobernante ni puede ni debe subestimar hechos en donde autoridades policiacas chocan con ciudadanos.
En cada ocasi¨®n en que el presidente r¨ªa de un medio que publica malas noticias, del argumento de un opositor, de un ciudadano que demande atenci¨®n, de una sociedad espantada por im¨¢genes en las que trabajadores huyen de balas de goma y gas lacrim¨®geno, se cancela la posibilidad de que los mexicanos compartan ese espacio llamado lo p¨²blico.
Se achica el foro para el debate hasta expulsar del mismo a los que no celebran cada risotada, o balido, de aquel que est¨¢ llamado a medir sus expresiones porque de ¨¦l se espera, no solo que sea garante para el deslide de responsabilidades en hechos donde hay violencia, sino evitar toda conducta que pueda incitar a que otras autoridades renuncien a su obligaci¨®n de estar, antes que nada, atentos a los reclamos.
La risa de L¨®pez Obrador frente a quienes considera sus adversarios erosiona el espacio com¨²n donde acordamos que el poder de una persona es transitorio y que debe ajustarse a reglas donde el mandatario tiene responsabilidades m¨¢s que derechos. Pero a AMLO le importan m¨¢s los segundos. Se pone a ¨¦l mismo como prioridad, y nunca a los dem¨¢s.
El ejemplo m¨¢s reciente de c¨®mo siempre todo lo conjuga en primera persona fue su renuncia, la semana pasada, a asistir al Senado para atestiguar, de manera solemne, la entrega de la medalla Belisario Dom¨ªnguez, que por si fuera poco reca¨ªa en do?a Ifigenia Mart¨ªnez, una de sus m¨¢s a?ejas y respetadas valedoras.
Ni en esa coyuntura Andr¨¦s Manuel fue capaz de quitarse la man¨ªa de intentar ser el centro de todo. Ni el justo homenaje de Estado a una mujer que ha trabajado para la democracia durante d¨¦cadas vali¨® para ¨¦l el esfuerzo de ser institucional antes que egoc¨¦ntrico.
Para rehuir el bulto de la tradici¨®n que marca que los presidentes acuden al Senado, por si fuera poco, recurri¨® a otra artima?a: el que todos los d¨ªas descalifica argument¨® que no asistir¨ªa a la ceremonia de la Belisario para no exponer la investidura. Risa o desd¨¦n, sus dos poses para cancelar el di¨¢logo, y para controlar la conversaci¨®n.
Por esas v¨ªas es que ha anulado lo que hab¨ªa sido, desde los tiempos de la corriente democr¨¢tica pri¨ªsta que precisamente encabez¨® Ifigenia, la incipiente cultura de sujetar al presidencialismo a obligaciones con expresiones pol¨ªticas ajenas a su partido. La risa y el desd¨¦n han sido instalados como las ¨²nicas respuestas gubernamentales.
Tras tres a?os de recurrir a esas llaves ante todo apremio, se va volviendo costumbre no esperar del gobierno una explicaci¨®n, una promesa de investigaci¨®n, un refrendo de que estar¨¢n a la altura de sus obligaciones. Lo mismo si no hay medicamentos que si nos dejan sin gasolina.
Porque ahora pas¨® en Dos Bocas, pero antes pas¨® en el IMSS de Tula. Mueren 14 pacientes por el negligente manejo de las consecuencias de una nada sorpresiva inundaci¨®n de ese poblado de Hidalgo, y el gobierno pasa p¨¢gina con apenas un ¡°qu¨¦ pena por los muertos¡±.
Tragedias como las de la Guarder¨ªa ABC son, una d¨¦cada despu¨¦s, llagas abiertas. Y as¨ª tiene que ser: qu¨¦ pa¨ªs ser¨ªa ese en el que 49 ni?os mueren en un incendio de una guarder¨ªa subrogada por el IMSS sin que al menos todo el sistema saque de la tragedia las debidas lecciones, gestione cuidado y reparaciones a las v¨ªctimas y se asuma por todos los gobernantes el compromiso de la no repetici¨®n.
De los hechos de Tula, ?habr¨¢ lecciones en el IMSS o incluso m¨¢s all¨¢, a nivel estatal en Hidalgo, o para el gobierno federal en t¨¦rminos de protecci¨®n civil? Si no hay presi¨®n social, si se desactivan los reclamos, si se responde con risa o desd¨¦n, si en una palabra no hay costos para los del gobierno entonces no habr¨¢ aprendizaje y se aleja la posibilidad de que ma?ana funcione la prevenci¨®n.
De las muertes por la ca¨ªda del Metro en mayo pasado, ?habr¨¢ consecuencias reales y para aquellos con las responsabilidades p¨²blicas y privadas de que la L¨ªnea 12 no fallara? O se ir¨¢n contra los soldadores y lograr¨¢n enfriar la irritaci¨®n por los muertos de esa negligencia.
El presidente se r¨ªe de que muchos crean que despu¨¦s de un d¨ªa como el mi¨¦rcoles, donde en una de sus obras emblem¨¢ticas hubo heridos a manos de polic¨ªas, ¨¦l iba a tomarse en serio que eso no debi¨® haber pasado.
Se carcajea de que crean que se va a dar debido cr¨¦dito a denuncias de la prensa, a reclamos de activistas, a voces de v¨ªctimas, a las demandas para que ejerza el poder atendiendo una problem¨¢tica realidad que no cabe en los reduccionismos de su propaganda.
El presidente ni siquiera espera a que en la ma?anera le pregunten si condena lo ocurrido en Dos Bocas ¡ªtrabajadores gaseados¡ª, si va a investigar, a hacer lo conducente para que no vuelva a suceder. Porque ¨¦l, m¨¢s que una respuesta o un compromiso, tiene risa.
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