Samuel y Mariana: ?excepci¨®n o decepci¨®n?
En el Gobierno ser¨¢s responsable de todo lo malo que puede ocurrir. Por eso, si est¨¢s a punto de asumir el poder, no le pones el pulgar arriba en una foto a tu esposa luciendo un vestido. As¨ª ella te haya ganado la elecci¨®n

Si est¨¢s en el Gobierno, se te pueden morir 49 ni?os en una guarder¨ªa. O un centenar de personas en el d¨ªa de las fiestas patrias por dos tormentas at¨ªpicas encima de Guerrero. Catorce en la crecida del R¨ªo Tula o 138 en una explosi¨®n en Tlahuelilpan. Se te puede caer una l¨ªnea del Metro o te pueden incendiar el Baby.
Por eso, si est¨¢s a punto de asumir el Gobierno no le pones el pulgar arriba, en una foto, a tu esposa luciendo un vestido. As¨ª ella te haya ganado la elecci¨®n. En el Gobierno ser¨¢s responsable de todo lo malo que puede ocurrir y, en el mejor de los casos, solo podr¨¢s amortiguar algunos de los costos de lo que el destino puede estar ya cocinando para ti.
Samuel Garc¨ªa es de Nuevo Le¨®n, el Estado que se afana en presumir a los mexicanos que los regios son distintos, mientras cada tanto nos demuestran que fallan tan miserablemente como el Estado que m¨¢s detesten en las comparaciones.
Qu¨¦ ser¨¢ peor, padecer atraso y no poder escapar a sus ciclos fat¨ªdicos como las entidades del sureste con sus gobernadores, cada cual peor que el anterior, o andar de presumido y terminar sin remedio con mediocre desempe?o a pesar de tu potencial. Chiapas y Nuevo Le¨®n, a la hora de la gesti¨®n gubernamental, tan distintos y tan iguales.
Hay un nuevo gobernador en Nuevo Le¨®n. Dicen. Es el momento de por fin despegar. Juran. Que se lo crean los ojos que no hayan o¨ªdo las mismas promesas en los mismos sillones aterciopelados de tantas ceremonias como la del domingo en Monterrey.
Dicen que Samuel Garc¨ªa es disciplinado. Hmmm, qu¨¦ barbaridad, ahora haremos un m¨¦rito aquello de memorizar las tablas de multiplicar o los discursos. Aseguran que Samuel Garc¨ªa aprende. La pregunta es qu¨¦ aprendi¨® en los casi 120 d¨ªas de transici¨®n.
Porque a punto de asumir el Gobierno muestran ¡ªcon gobernadores como ¨¦l hay que conjugar las cosas en plural¡ª Mariana Rodr¨ªguez y su esposo, Samuel, una foto donde ¨¦l sale aprobando con el dedo de Ner¨®n el vestido que ella lucir¨ªa en la toma de protesta.
Uno ve la foto y piensa. Qu¨¦ guapa ella, qu¨¦ apuesto ¨¦l, qu¨¦ ser¨¢n: ?mirreyes? ?juniors? ?herederos de Enrique y Ang¨¦lica? ?gente bien? ?influencers? ?celebrities? ?los novios de una boda?
?Qu¨¦ ser¨¢n? Porque adultos j¨®venes que asuman el peso de la responsabilidad que se han echado a los hombros no parecen. No son. No a¨²n. ?Quiz¨¢ nunca?
?Cu¨¢ntos buenos exgobernadores conoce M¨¦xico? ?Cinco? ?Dos? ?Alguno? Samuel Garc¨ªa es gobernador, amigos dense cuenta porque parece que ¨¦l no. Prestarse a hacerse para publicar esa foto habla de que est¨¢n listos, Mariana y Samuel, para un performance, para las c¨¢maras, pero ?para gobernar? En el hoyo uno del campo, Samuel el esforzado ya tiene un h¨¢ndicap que luce insuperable.
Hagamos un par¨¦ntesis y reconozcamos que incluso en nuestra clase pol¨ªtica de repente la frivolidad tiene permiso. Digamos que tras ganar la elecci¨®n de ese Estado grande que es Nuevo Le¨®n, Samuel y Mariana se pegan una borrachera de poder. Se les sube. Pierden el piso. Y entonces vengan los fot¨®grafos, comience la fiesta. Soy Samuel, y Nuevo Le¨®n es m¨ªo y de Mariana.
De acuerdo. Esa embriaguez no ser¨ªa de lo m¨¢s republicano, pero se puede y hasta se vale. Un par de d¨ªas de destrampe, porque se lo ganaron. Porque el PRI ha muerto en Nuevo Le¨®n y ellos lo sepultaron. Porque por esta dupla, de la candidata en esa competencia de un poderoso presidente ni un mal recuerdo quedar¨¢. Porque el triunfo no se regatea y Samuel y Mariana lo obtuvieron. Ella medrando con recursos no reportados al INE, pero de acuerdo, haiga sido como haiga sido ganaron. T¨®mense un fin de semana, o la semana entera en la Isla del Padre, para eso es la transici¨®n. ?Y luego? Cuatro meses despu¨¦s llega la hora de gobernar, no de instagramear.
En un libro est¨¢ escrito que la noche misma del 2 de julio de 2000 Vicente Fox dijo que la gente lo recordar¨ªa como el hombre que ech¨® al PRI de Los Pinos. S¨ª, apenas hab¨ªa ganado la elecci¨®n y ten¨ªa la actitud de quien renunciaba a metas superiores, que renunciaba a nada menos que a gobernar.
Mala noche para la democracia mexicana cuando un candidato presidencial pens¨® que la competencia val¨ªa por s¨ª misma. Hoy a nadie le extra?a que ese se?or siga sin entender que pudo ser verdaderamente hist¨®rico, pero result¨® anecd¨®tico: el que derrot¨® al PRI, s¨ª, pero nunca el que mostr¨® que hab¨ªa otra forma de gobernar a M¨¦xico.
Para mala fortuna de Samuel, su triunfo ni hist¨®rico es. En Nuevo Le¨®n ya hab¨ªa ganado la oposici¨®n. Y ya hab¨ªa regresado el PRI. Y bueno, hasta alguien como El Bronco gan¨® hace seis a?os lo que ahora tiene ¨¦l.
No es por demeritar, pero pues por lo visto eso de ganar no da para mucho.
Cuando uno es gobernador, te pueden incendiar el Casino Royale y matar por quemaduras o asfixia a medio centenar de tus gobernados; o el Ej¨¦rcito puede asesinar a una se?ora que iba por un pastel al confundir su camioneta con la de unos sicarios; te pueden secuestrar a migrantes que estaban en el territorio que debes cuidar, pueden atentar contra tu secretario de seguridad, como con Claudia o Arist¨®teles; pueden dejarte descabezados, pueden masacrar a la gente como en Allende, pueden destripar a balazos a unos estudiantes de excelencia en pleno campus del Tec...
Gobernar no rima con lucir en las redes sociales aunque estas hagan falta para comunicar. Gobernar es ir a darle el p¨¦same a las viudas tras los muertos de un mot¨ªn, es verle a la cara a los hu¨¦rfanos de una inundaci¨®n o de una quemaz¨®n, o escuchar a hijos con padres desaparecidos.
El celular no sirve para la regla m¨¢s importante del poder cuando este es bien usado: la contenci¨®n. Nada de ¡°s¨²belo al Face¡±, nada de ¡°orita un live¡±, cero ¡°¨¦chate un tik tok¡± cuando el tic tac que realmente suena es el de los riesgos que enfrentan a diario los ciudadanos en un pa¨ªs de infraestructura endeble y de gobiernos escu¨¢lidos. Ustedes tan Instagram, M¨¦xico tan real.
Si quieren verse en el espejo, Samuel y Mariana, deber¨ªan mirar a Enrique y Ang¨¦lica. El primero ahora incluso usa peluca, la segunda padece la peor maldici¨®n para una actriz: vivir tras bambalinas.
El Gobierno es un ejercicio ruin, plet¨®rico de intrigas y simulaci¨®n. Donde ya hemos visto, por cierto, la nefanda influencia buitre de padres de j¨®venes gobernadores. Nuevo Le¨®n no necesita la sombra de otro pap¨¢ mareado.
Samuel y Mariana gobernar¨¢n, en el mejor de los casos, a la par de un presidente que predica de palabra la austeridad en un gobierno de caprichos. Si Samuel y Mariana ganaron, se supone, es para mostrar algo distinto. Distinto deber¨ªa significar serio, sobrio, profesional, efectivo, eficaz, moderno. No fr¨ªvolo, vano, superficial, vacuo. ?De verdad cree la nueva pareja de gobernantes que las redes sociales son benditas?
Samuel y Mariana buscan modelo. Ojal¨¢ lo encuentren lejos de Vicente y Marta. Pero en sus primeras horas, horas cruciales para asentar un nuevo estilo, parecen m¨¢s descendientes de esa primera pareja de la alternancia que hoy solo son, cuando mucho, un mal recuerdo de lo que pudo ser y no fue.
Porque hoy, Mariana y Samuel, lo ¨²nico que tienen garantizado, como tantos antes de ustedes, es la decepci¨®n. De ustedes depende convertirse en excepci¨®n.
Ahora s¨ª, sonr¨ªan para la foto.
Suerte, Nuevo Le¨®n.
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