Si la prisi¨®n preventiva oficiosa no, ?qu¨¦ s¨ª?
Ante un sistema incapaz de investigar los delitos, la tortura y la siembra de pruebas han sido herramientas para intentar demostrar un cruel y falso ¨¦xito; esta justicia simulada debe detenerse
La reciente resoluci¨®n de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n sobre prisi¨®n preventiva oficiosa ha puesto en la mira social realidades que se esconden en la c¨¢rcel:
¡°Yo estuve interno en Oaxaca. Un d¨ªa, unos hombres me subieron a un Tsuru blanco, no era patrulla, pero ellos dec¨ªan ser polic¨ªas y lo eran, porque me trasladaron a la Ciudad Judicial. El traslado duro mucho rato, me estuvieron dando vueltas por carreteras del Estado. Durante ese tiempo me pegaban constantemente en el est¨®mago, en la espalda, en la cabeza, me preguntaban por un dinero, mientras que yo no pod¨ªa entender lo que estaba pasando. Me dijeron que ten¨ªa una denuncia por robo y aseguraban que yo hab¨ªa amenazado a unas personas, me dec¨ªan: ¡®tienes que acordarte¡¯. Hablaban de cantidades y nombres como para que me los aprendiera. Luego, sacaron mi cartera, se quedaron con el dinero, vieron mi credencial de elector y dec¨ªan que iban a quemar mi casa con mi familia adentro. Tuve mucho dolor, angustia y sed.
Llegamos a un edificio con muchos cristales. Ah¨ª me llevaron a un s¨®tano, me amarraron a una silla y me siguieron golpeando, era la Ciudad Judicial. El peor momento fue cuando el abogado me dijo que lo mejor para m¨ª era que me declarara culpable. Me negu¨¦, pero de igual manera me mandaron a la c¨¢rcel en lo que me dictaban sentencia.
No s¨¦ c¨®mo sean otras c¨¢rceles, pero en la que yo estuve en Oaxaca es el infierno. Cuando llegu¨¦ me desnudaron en un cuarto que estaba lleno de v¨®mitos y orines. Despu¨¦s me asignaron una celda atiborrada de hombres. Todos eran ind¨ªgenas de distintas comunidades, no pod¨ªamos comunicarnos entre nosotros, nadie hablaba. Uno de ellos me prest¨® una cobija llena de chinches, yo la us¨¦ para evitar que las cucarachas me caminaran encima. Pasaron varios d¨ªas sin que pudiera hacer ni una llamada. Mi familia desesperada me buscaba como desaparecido.
Tuve suerte porque hablo espa?ol y estudi¨¦ una licenciatura. Consegu¨ª los c¨®digos y me defend¨ª yo solo¡± A.
Casos como este son aterradoramente comunes en M¨¦xico, donde actualmente hay 95.213 personas en la c¨¢rcel sin sentencia, es decir, 43% de las personas privadas de su libertad son jur¨ªdicamente inocentes. La mayor¨ªa pobres acusados por robo. Aunque la resoluci¨®n de la Corte versa sobre la prisi¨®n preventiva oficiosa en los delitos de contrabando, defraudaci¨®n fiscal y facturaci¨®n falsa, abre la puerta para que se revise a fondo. ?De qu¨¦ nos ha servido y qu¨¦ consecuencias ha tenido esa medida?
La prisi¨®n preventiva oficiosa fue pensada como una medida cautelar que obliga a los jueces a encerrar a los probables responsables de delitos sumamente graves con tres objetivos fundamentales: proteger a las v¨ªctimas, evitar la corrupci¨®n e impedir que la persona imputada se escape. Esta medida es una excepci¨®n a la presunci¨®n de inocencia que se volvi¨® la regla.
En primer lugar, hay que decir que la prisi¨®n preventiva oficiosa sirve a la clase pol¨ªtica como salida f¨¢cil ante una problem¨¢tica social, dando la impresi¨®n a la ciudadan¨ªa de que est¨¢n resolviendo el asunto prometiendo c¨¢rcel. La cuesti¨®n es que son muchas las problem¨¢ticas sociales y el cat¨¢logo de delitos que ameritan prisi¨®n preventiva oficiosa es lo suficientemente grande como para no distinguir prioridades: cuando todos los delitos son graves, ninguno lo es.
Por otro lado, justifica la incapacidad de las fiscal¨ªas para investigar, acusar y obtener sentencias condenatorias. ¡°Encierra y despu¨¦s averiguas¡± es la permisividad que les da a las autoridades esta figura constitucional.
Y como las autoridades necesitan culpables, los fabrican f¨¢cilmente. La diferencia entre culpables o inocentes no radica en investigaciones y pruebas sino en dinero e influencia pol¨ªtica.
Si la prisi¨®n preventiva oficiosa no es la v¨ªa, ?qu¨¦ alternativas hay?
- Cambiar en la Constituci¨®n el concepto de prisi¨®n preventiva oficiosa por medida cautelar oficiosa. Actualmente, hay otras 14 medidas cautelares como el localizador electr¨®nico, el retiro de pasaporte, congelamientos de cuentas, prisi¨®n domiciliaria, entre otras, que podr¨ªan cumplir con los mismos objetivos: impedir la corrupci¨®n, proteger a la v¨ªctima y evitar la fuga.
- Fortalecer las capacidades estatales para que el otorgamiento de medidas cautelares diversas a la prisi¨®n no dependa de los recursos econ¨®micos de la persona acusada, por ejemplo: los localizadores electr¨®nicos tienen que comprarlos o rentarlos las personas imputadas, de tal manera que s¨®lo quienes tienen recursos pueden acceder a esta medida. La compra de estos art¨ªculos sale m¨¢s barata para el Estado en t¨¦rminos econ¨®micos y sociales que mantener a las personas en prisi¨®n.
- Adelgazar considerablemente el cat¨¢logo de delitos que ameritan este tipo de medidas, que los delitos graves vuelvan a ser graves y que los jueces recuperen la potestad de imponer excepcionalmente ¡ªsi las circunstancias lo ameritan¡ª la prisi¨®n preventiva justificada.
- Que el Poder Judicial aumente considerablemente el n¨²mero de abogados de oficio, asesores victimales y jueces del sistema penal.
- Apostar por sanciones diversas a la prisi¨®n empezando por los delitos patrimoniales, privilegiando la reparaci¨®n del da?o y la no repetici¨®n.
En un pa¨ªs con un nivel de impunidad del 94,8% el argumento de que la c¨¢rcel sirve para disuadir el crimen es insostenible. Ante un sistema incapaz de investigar, la tortura y la siembra de pruebas han sido herramientas para intentar demostrar un cruel y falso ¨¦xito. Esta justicia simulada debe detenerse.
Paola Zavala Saeb es abogada y directora de la organizaci¨®n OCUPA.
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