Madero y no Zapata, intr¨ªngulis presidenciales
La fascinaci¨®n de L¨®pez Obrador por el impulsor de la democracia mexicana solo se explica por su martirio como presidente
Es un misterio las razones que explican la devoci¨®n que tiene el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador por la figura de Francisco I. Madero. Desde luego la importancia del pr¨®cer es incuestionable. Madero es uno de los h¨¦roes m¨¢s destacados en el pante¨®n de la historia patria y el golpe de Estado que sufri¨® su Gobierno y, sobre todo, su fusilamiento siendo presidente es uno de los pasajes m¨¢s infames en el pasado pol¨ªtico de M¨¦xico. Pero eso no explica los motivos por los cuales tiene tal peso en el ¨¢nimo de L¨®pez Obrador, muy por encima de otras figuras hist¨®ricas como Emiliano Zapata, Francisco Villa o Jos¨¦ Mar¨ªa Morelos y Pav¨®n, personajes todos ellos de extracci¨®n social mucho m¨¢s cercana a la narrativa pol¨ªtica e ideol¨®gica que sostiene el actual Gobierno. Los mitos de Zapata y Villa, en particular, ambos asesinados en celadas perpetradas por los vencedores, son figuras vigentes convertidas en iconos entre los sectores que se encuentran en la base social del obradorismo.
No es el caso de Madero, hijo de una de las familias norte?as m¨¢s encumbradas del porfiriato, un hombre bien intencionado ni duda cabe y un impulsor de la democracia en el sentido m¨¢s formal del t¨¦rmino, profundo admirador de las tradiciones republicanas de Estados Unidos, pa¨ªs al que el m¨¢rtir ten¨ªa como modelo. En ning¨²n sentido caracterizan a Madero preocupaciones de ¨ªndole social que pudieran identificarse con el ¡°M¨¦xico profundo¡±, m¨¢s all¨¢ de su deseo de pugnar por una sociedad democr¨¢tica de libertades p¨²blicas y derechos universales. Y dicho con todo respeto, la adscripci¨®n ideol¨®gica de Madero, un liberal en toda la palabra, me parece que hoy lo tendr¨ªa m¨¢s cerca de los argumentos de los que se sienten ofendidos por la ret¨®rica del presidente en contra de las instituciones formales ¡°cascajo de la democracia simulada¡±, que con el impulsor de un r¨¦gimen en favor de los pobres y cr¨ªtico de la mentalidad peque?oburguesa, a la que Madero estar¨ªa adscrito.
En diversas ocasiones L¨®pez Obrador ha se?alado que los tres mejores presidentes de M¨¦xico han sido Benito Ju¨¢rez (per¨ªodo 1858-1872 con interrupciones), Francisco I. Madero (1911-1913) y L¨¢zaro C¨¢rdenas (1934-1940). Pero mientras que Ju¨¢rez y C¨¢rdenas ejercieron un mandato de profundas transformaciones jur¨ªdicas y org¨¢nicas del Estado mexicano y de la sociedad en su conjunto, Madero, que gobern¨® apenas 15 meses, es m¨¢s conocido por su destino tr¨¢gico. Su breve presidencia se caracteriz¨® por la imposibilidad pol¨ªtica para ejercer el poder, maniatado como estaba por los intereses creados vinculados al orden porfirista. Como sabemos, ser¨¢ asesinado por un golpe de Estado instrumentado, entre otros, por Victoriano Huerta, quien fung¨ªa como encargado de la oficina de la Defensa de su Gobierno.
En realidad, el verdadero aporte de Madero a la Revoluci¨®n fue su papel en el lanzamiento de El Plan de San Luis, la campa?a antirreeleccionista en contra de Porfirio D¨ªaz y la escritura de La Sucesi¨®n Presidencial en 1910, el influyente texto que lo convertir¨ªa en una figura conocida en el escenario nacional. Pero Madero, formado en escuelas de Estados Unidos y Francia, particip¨® en el movimiento como pol¨ªtico e intelectual liberal ofendido por los rasgos autoritarios del r¨¦gimen porfirista. A diferencia de los otros protagonistas revolucionarios no tom¨® las armas, como s¨ª lo hicieron otros rancheros y hacendados anti porfiristas, pero s¨ª el exilio en Estados Unidos, desde donde regres¨® para emprender su campa?a presidencial.
Por extracci¨®n social, formaci¨®n e ideolog¨ªa Madero tendr¨ªa poca probabilidad de ser el campe¨®n de los revolucionarios de izquierda. Contra Madero no solo se opuso la prensa conservadora, como bien ha se?alado el presidente L¨®pez Obrador, sino tambi¨¦n los hermanos Flores Mag¨®n, de orientaci¨®n socialista anarquista, durante la Rebeli¨®n de Baja California, as¨ª como el movimiento zapatista y su Plan de Ayala que se levant¨® en su contra por considerar que el Gobierno maderista hab¨ªa traicionado las banderas del pueblo. Durante su presidencia Madero sac¨® del semi retiro a Victoriano Huerta, de negro historial como represor de indios mayos y yaquis y cruel sofocador de rebeliones durante el r¨¦gimen porfirista y lo puso al frente de sus ej¨¦rcitos. Entre otras cosas, para reprimir al movimiento zapatista y el Plan de Ayala.
Como cualquier otro ser humano, los h¨¦roes de la patria est¨¢n cargados de claroscuros y son producto de su circunstancia. No se trata de menoscabar el papel del llamado ¡°ap¨®stol de la democracia¡± sino simplemente dar cuenta de una marcada predilecci¨®n de L¨®pez Obrador que no resulta f¨¢cil explicar cuando lo hace de manera tan deferente en comparaci¨®n con otros que, aparentemente, tendr¨ªan m¨¢s ¡°m¨¦ritos¡± revolucionarios. Hasta el 31 de enero, a lo largo de 777 ma?aneras, el presidente hab¨ªa mencionado a Benito Ju¨¢rez en 512 ocasiones y a Francisco I. Madero en 469; es decir, en promedio en dos de cada tres conferencias ma?aneras el presidente encuentra una raz¨®n para citarlo. Muy por encima de las 236 referencias a L¨¢zaro C¨¢rdenas, el gestor de la reforma agraria y la expropiaci¨®n petrolera. Emiliano Zapata, sin duda personaje hist¨®rico m¨¢s asociado con las causas populares en el imaginario colectivo, ha sido nombrado 91 ocasiones, poco menos que la quinta parte que Madero (datos del sitio de Spin, Taller de Comunicaci¨®n Pol¨ªtica).
Alg¨²n malqueriente dir¨¢ que Zapata no es del todo apreciado por el presidente en la medida en que se convirti¨® en s¨ªmbolo del EZLN del sureste, movimiento que no ha escondido su desafecto para con el obradorismo. Pero no me parece raz¨®n suficiente. En tal caso lo mismo podr¨ªa decirse de Madero, pues es un apellido asociado con el PAN, toda vez que los descendientes del pr¨®cer han sido conspicuos l¨ªderes del partido conservador. Otros cr¨ªticos dir¨¢n que la inclinaci¨®n del presidente obedece a la influencia de su esposa, Beatriz Guti¨¦rrez Mueller, que como historiadora ha publicado tres o cuatro textos sobre la figura de Madero. Pero tampoco me resulta convincente, los textos de la escritora fueron publicados cuando ya eran pareja y en todo caso podr¨ªa decirse que las influencias de libros y autores podr¨ªan ser mutuas. L¨®pez Obrador es un estudioso de la historia por inter¨¦s propio y conoce la vida de Madero a cabalidad.
No, creo que el encanto maderista del presidente reside en otro lado. Pr¨¢cticamente todos los h¨¦roes patrios son m¨¢rtires porque terminaron pagando con su vida sus convicciones e intereses pol¨ªticos. Pero el ¨²nico que lo hizo siendo presidente fue Madero. Y me parece que all¨ª reside la fascinaci¨®n de L¨®pez Obrador. Algo que no deja de ser inquietante. Este martes se hizo un homenaje en el 109 aniversario de la muerte de Madero y hace dos a?os se instal¨® un memorial permanente en el Patio de Honor de Palacio Nacional llamado la Intendencia de la Traici¨®n. Lo cual no hace sino profundizar la inquietud.
Lo parad¨®jico es que, en sentido estricto, el ¡°martirio¡± de Madero fue resultado de la bajeza de sus enemigos y no del sacrificio personal en defensa de sus convicciones republicanas o democr¨¢ticas: ya hab¨ªa accedido a dejar la presidencia para salvar la vida en el exilio. Algo que Salvador Allende no hizo y, llegado el caso, estoy convencido, tampoco har¨ªa L¨®pez Obrador. Pero esa es otra historia, una que espero nunca se escriba.
@jorgezepedap
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