Estoy con Sheridan
Estoy con Sheridan desde siempre y m¨¢s ahora que ha sido insultado y amenazado con vituperios desesperados de esta nociva y da?ina pol¨ªtica con la que polariza al pa¨ªs
Si Usted no tiene ni la m¨ªnima idea de a qui¨¦nes nos referimos al hablar del grupo de Los Contempor¨¢neos, sugiero leer alguno o toda una docena de libros que ilustran e iluminan la vida y obra de Jos¨¦ Gorostiza, Gilberto Owen, Jorge Cuesta o el poeta Carlos Pellicer (que deber¨ªa sonarle tabasque?amente) y as¨ª enmendar ignorancias matinales y si acaso Usted deseara saber (no de o¨ªdas ni por odios) qui¨¦n fue Jos¨¦ Juan Tablada o Ram¨®n L¨®pez Velarde y al menos otear sus obras y enterarse de algunos versos aunque sean breves, sugiero tambi¨¦n someterse a la ¨Cpor lo visto, dif¨ªcil¡ªtarea de leer otros cinco libros sobre estos bardos y sus corazones adictos; tambi¨¦n aprovecho para recomendarle para esos corajes o estallidos irascibles que se proponga no solamente leer las Obras Completas de Octavio Paz (y no solo hablar de ¨¦l y de otros autores por su culturita solapera) y de paso, intentar abrevar de por lo menos seis libros que sirven de radiograf¨ªa para la vida y obra del ¨²nico Premio Nobel de Literatura mexicano que repasan sus paisajes de poeta, su presencia en la Guerra Civil Espa?ola, su correspondencia con Helena (que no helen¨ªstica) y sus andanzas desde los tiempos de San Ildefonso hasta los salvajes idilios¡ todos de la autor¨ªa de Guillermo Sheridan.
Estoy con Guillermo Sheridan porque lo leo y lo he le¨ªdo con ansia y asombro, porque regalo sus libros y comparto sus art¨ªculos como quien intenta clonar m¨¢s que suscribir su inteligencia ejemplar y porque me honra no s¨®lo haber firmado la cuarta de forros (que quiz¨¢ Usted s¨®lo conozca como Contraportada) de su genial libro Cartas de Copilco (adem¨¢s de que aparezco en la portada retratado por Fernando Botero). Estoy con Sheridan porque he llegado a decirle Bilo y sentir una cercan¨ªa no exenta de respeto por sus querellas y diatribas, sus debates y rencillas como un ser entra?able, incluso cuando polemiza y punza con arp¨®n venenoso al incauto y al advenedizo por igual, al sabihondo y al cursi por parejo y por ende, habiendo afirmado Usted que le aburr¨ªa leerlo, no s¨®lo revela que en realidad no lo ha le¨ªdo, salvo en las justificadas diatribas y en los reveladores descubrimientos con los que la atinada lupa de Sheridan ha ventaneado cochupos, plagios, mentiras, estulticia, ignominia y dem¨¢s babas de irracionalidad funcional que desnudan la pantomima de sus poderes presidenciales. Que Usted clama aburrimiento confirma que no lee o no tiene m¨ªnimo sentido del humor cuantim¨¢s, cuando circulan por lo menos cinco o seis vol¨²menes que re¨²nen art¨ªculos hilarantes, pespuntes punzantes, puntadas geniales y pura sabidur¨ªa de savia ir¨®nica o mordaz que confirman a Guillermo Sheridan como uno de los articulistas m¨¢s divertidos entre muy escasos disc¨ªpulos de Jorge Ibarg¨¹engoitia (que de no andar volando entre nubes de eternidad ser¨ªa el puntillero semanal para acribillar con sarcasmo cuevanense y lucidez de desparpajo su desorbitado sexenio de errores y desatinos, su propensi¨®n a la pausa pendeja y sus desetimolog¨ªas de lenguamocha: como cuando dice Asturia en vez de Asturias o Niuyor Taim para mentar un peri¨®dico que incluso todo migrante pronuncia como debe de ser).
Si Usted no se hubiera tropezado a s¨ª mismo con la aceptaci¨®n (?involuntaria?) de que todo el rollito de buena ondita con los pobres no es m¨¢s que una enga?osa artima?a de politiquer¨ªa o si no constara en videos y citas citables para la posteridad su postura de c¨²bito prono ante el fascismo racista de Donald J. Trump y la muy mentirosa pantalla de humo con la que ha truncado la relaci¨®n diplom¨¢tica con Espa?a o dem¨¢s verg¨¹enzas internacionales y tambi¨¦n si no fuera tan descaradamente taimado y pusil¨¢nime ante la evidentemente errada y err¨¢tica cordialidad que dispensa hacia hampones, criminales (organizados o desorganizados) y sus respectivas jefecitas¡ si Usted no fuera ya un deshonrado de gran calado, podr¨ªa intuir el m¨ªnimo respeto que le merece un Investigador, Acad¨¦mico, Autor, Maestro y ¨Cen una sola palabra: Escritor ¡ pues lo que Usted asegura haber escrito no solo ha probado ser ilegible, sino in¨²til.
Menci¨®n aparte merece la justificada disyuntiva que emana de otra hip¨®tesis: si Usted no se hubiera tardado m¨¢s de una d¨¦cada en licenciarse trabajosamente de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico respetar¨ªa la tercera letra de sus siglas y rectificar¨ªa no s¨®lo ante el dictamen acad¨¦mico que declara plagio lo plagiado en sus aulas y de paso, como exalumno procurar¨ªa recursos o por lo menos apoyo veraz para la investigaci¨®n, correcci¨®n y reglamentaci¨®n con la que la M¨¢xima Casa de Estudios de M¨¦xico ha de enmendar, desinfectar la mara?a de irregularidades e ilegalidades que dieron pie al paisaje de los plagios¡ y ya entrados en gastos, si Usted no hubiera sido reprobado por el Maestro Arnaldo C¨®rdova, quiz¨¢ no destilar¨ªa tanta tirria hacia el honroso y honorable papel que representa su hijo Lorenzo al frente de otra instituci¨®n a la que ha dirigido sus enconos, muy lejos de simular erguirse como Presidente de Todos los mexicanos, elegido precisamente gracias a la estructura en constante construcci¨®n que se llama en resumen Democracia.
Estoy con Sheridan desde siempre y m¨¢s ahora que ha sido insultado y amenazado con vituperios desesperados que podr¨ªan desatar contagios entre otros imb¨¦ciles o pares o partidistas de esta nociva y da?ina pol¨ªtica con la que polariza al pa¨ªs, pontifica sin fundamentos y malabarea lo que Usted cree que es la realidad. A contrapelo: estoy con Sheridan en la admiraci¨®n creciente que le profeso a sus p¨¢rrafos y p¨¢ginas y en el afecto multiplicado con el que intento abrazarlo en medio del vendaval porque estoy con ¨¦l en la callada voz con la que narra documentales y escribe guiones, en la parsimonia pensante con la que detecta las copias de los copiones, la absurda irracionalidad de politiquillos de pacotilla o el desternillante vodevil de lo inconcebible, todo lo inconcebible que podr¨ªa retratarse de frente y de perfil en el rid¨ªculo de un supuesto l¨ªder peinado con panes blandos, ahogado hasta el cogote con guirnaldas de flores y dizque ba?¨¢ndose de pueblo puro en taquizas de simulacro¡ porque en cuanto vuelve a la camionetota negra o regresa al Palacio de los Intocables confirma que ¡°no es un asunto personal (el roce con la plebe) sino una estrategia pol¨ªtica¡± que ha de esfumarse en el estiercolero, as¨ª como se apaga el copal con el que simul¨® pedirle permiso a la Madre Tierra para darle en la madre a los cenotes sagrados con un trenecito de v¨ªas en c¨ªrculo s¨®lo comparable a la l¨ªnea infantil de Disneyandia¡ y por eso, estoy con Sheridan en su incansable af¨¢n por desvelar lo risible en tanto doloroso y quiz¨¢ insalvable gazapo, corazonada o improvisaci¨®n con la que Usted intent¨® descalificar su obra, evitar el debate o el reconocimiento de su error, cualquier posible error, y estoy con Sheridan en la distancia y en estas malas, y en sinton¨ªa con otros periodistas, articulistas, intelectuales, autores¡ escritores que Usted en un alarde cuasianalfabeta, ¨¢grafo y agrio ha apuntalado como la verificaci¨®n hist¨®rica de encarnarse como Insigne Ignaro.
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