Sexto: el a?o radical
L¨®pez Obrador entiende que su relevo buscar¨¢ consolidar la transformaci¨®n, en el mejor de los casos, pero que dif¨ªcilmente podr¨¢ profundizarla
Hace unos d¨ªas el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador vislumbr¨® el probable corrimiento hacia el centro que habr¨¢ de tener su relevo en el gobierno de la 4T. Se?al¨® que, por obvias razones, en el siguiente sexenio quien recoja su estafeta dentro de Morena recurrir¨¢ menos a la polarizaci¨®n o a la confrontaci¨®n. Hace una semana, en este espacio, abord¨¦ las razones e implicaciones de este muy probable escenario.
Sin embargo, hay una consecuencia que no se coment¨®: antes de ese esperado corrimiento hacia el centro, L¨®pez Obrador intentar¨¢ empujar las cosas en la direcci¨®n opuesta durante el tiempo que le queda en Palacio Nacional. La razones para esta ¡°radicalizaci¨®n¡± son esencialmente pr¨¢cticas.
L¨®pez Obrador asume, con toda l¨®gica, que Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard, o quien le suceda, ser¨¢ un presidente con menos fuerza de la que ¨¦l tiene. Por razones complejas, pero ampliamente conocidas, el carisma, la popularidad, el liderazgo sobre el movimiento, la astucia pol¨ªtica son intransferibles. La capacidad para negociar, contrarrestar y en ocasiones imponerse a gobernadores, c¨²pula empresarial, l¨ªderes sindicales, generales, poder legislativo, medios de comunicaci¨®n e, incluso, a Washington ser¨¢n menores. Bajo esta premisa, L¨®pez Obrador entiende que su relevo buscar¨¢ consolidar la transformaci¨®n, en el mejor de los casos, pero que dif¨ªcilmente podr¨¢ profundizarla. Hay el riesgo, incluso, de que los poderes f¨¢cticos recuperen terreno en algunos ¨¢mbitos. Y no por entreguismo de quien reciba su estafeta, sino por una correlaci¨®n de fuerzas menos favorable.
De all¨ª su prisa por dejar todo lo m¨¢s adelantado y amarrado posible. ?l sabe que Morena tiene pr¨¢cticamente garantizado otro sexenio en el poder y que a partir del 1 de octubre del pr¨®ximo a?o su delf¨ªn estar¨¢ sentado en la silla presidencial. Pero prefiere operar como si no fuera a suceder as¨ª. Y no me parece que lo haga porque anticipe una traici¨®n y mucho menos porque crea que se perder¨¢n los comicios presidenciales, sino porque asume que lo que no se haga en el ¨²ltimo a?o ser¨¢ mucho m¨¢s complicado despu¨¦s. En ese sentido, prefiere librar las principales batallas ahora que compite en terreno elevado y dejar a su relevo en las mejores condiciones posibles. ?l tiene la popularidad y el control pol¨ªtico necesarios para atreverse a impulsar cambios pol¨¦micos (y en ocasiones ni siquiera ¨¦l los ha logrado), pero entiende que el sucesor no estar¨¢ en el mismo caso.
O para ponerlo en t¨¦rminos geom¨¦tricos, si L¨®pez Obrador da por descontado que habr¨¢ un corrimiento hacia el centro a partir de 2024, har¨¢ lo necesario para correrse lo m¨¢s posible hacia la izquierda para que el reflujo no desplace al movimiento demasiado al centro.
Lo anterior queda claramente ilustrado con el lanzamiento de lo que ha llamado su Plan C, frente al descalabro de varias de sus reformas secundarias en la Suprema Corte al ser declaradas contrarias a la Constituci¨®n. Su plan consiste en ganar una mayor¨ªa calificada en las elecciones del verano y modificar la constituci¨®n a partir del 1 de septiembre de 2024, cuando se instale el nuevo Congreso. Es un objetivo pol¨ªtico entendible, m¨¢s all¨¢ de que se coincida o no con los cambios que ¨¦l busca con estas leyes. Lo significativo es el resto de su planteamiento: en los 30 d¨ªas que todav¨ªa ¨¦l ser¨¢ presidente enviar¨ªa iniciativas de ley para sacar adelante su propuesta. Y digo que es significativo porque bien podr¨ªa dejar a su sucesor una mayor¨ªa constitucional suficiente para cambiar las leyes, pero entiende que lo que ¨¦l no pueda hacer en ese mes, ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil que Claudia o Marcelo lo consigan, incluso si cuentan con esas mayor¨ªas.
Esta actitud en cierta manera reconoce el error cometido por Carlos Salinas de Gortari al entregar la estafeta a su sucesor en 1994. Tambi¨¦n Salinas quiso instalar un per¨ªodo transexenal para imponer su modelo pero, a mi juicio y entre otras cosas, lo traicion¨® el ego. Los especialistas hab¨ªan mostrado claramente que el peso estaba sobrevalorado y se hac¨ªa necesaria una devaluaci¨®n. Salinas tendr¨ªa que haberla realizado todav¨ªa en control del poder, cuando ten¨ªa elementos para matizar los efectos. Pero prefiri¨® no cargar con la abolladura que toda depreciaci¨®n entra?a y se la dej¨® al siguiente. Le estall¨® a Ernesto Zedillo apenas a tres semanas de haber entrado a Los Pinos con efectos mucho m¨¢s nocivos. Y entre dimes y diretes, como es sabido, la relaci¨®n de ambos se fractur¨® para siempre.
Consciente de este riesgo, me parece que L¨®pez Obrador est¨¢ dispuesto a echarse sobre los hombros el resto de la obra negra de la construcci¨®n de la 4T, obra negra que nunca es tersa, limpia o agradable.
?Qu¨¦ significa? El desahogo en los pr¨®ximos meses de toda iniciativa controvertida, de actos de ley y modificaciones jur¨ªdicas que hagan irreversibles los grandes proyectos que ¨¦l ha iniciado, consolidaci¨®n en Ej¨¦rcito y Marina de todo aquello que pudiera ser arrebatado, presiones y reacomodos con empresarios y otros actores de poder, debilitamiento de organismos paralelos que pudieran neutralizar o paralizar al futuro gobierno, estatizaci¨®n de bienes estrat¨¦gicos. En los per¨ªodos legislativos que quedan se lanzar¨¢ una bater¨ªa de leyes secundarias a¨²n a riesgo de ser declaradas anticonstitucionales, bajo el principio de que no siempre se perder¨¢n los ocho votos que sus adversarios requieren en la Corte o como ejercicio de lo que luego se reenviar¨¢ con un Congreso m¨¢s af¨ªn (en caso de que lo consigan, claro).
Lejos de atenuarse, la polarizaci¨®n o politizaci¨®n como AMLO la llama, muy probablemente se acentuar¨¢. No solo porque es muy eficaz en los tiempos electorales que se avecinan, sino porque el presidente sabe que a partir del oto?o del a?o pr¨®ximo ya no ser¨¢ el recurso pol¨ªtico que hasta ahora ha sido.
En suma, en su ¨²ltimo a?o, L¨®pez Obrador lejos de bajar alerones para aterrizar y terminar su per¨ªodo, como suelen hacer los presidentes, intensificar¨¢ la velocidad. Una sinfon¨ªa que terminar¨¢ a tambor batiente. Justo porque no va a gobernar desde la sombra una vez que deje el poder, querr¨¢ gobernar con toda la fuerza hasta el ¨²ltimo instante. Ser¨¢ un a?o de empellones, jaloneos y conquistas con la vehemencia de quien sabe que no estar¨¢ presente cuando el invierno se acerque y el adversario contra ataque.
Usuario de Jorge Zepeda en Twitter: @jorgezepedap
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