Am¨¦rica Latina: ?democracias sin dem¨®cratas?
El panorama que ofrece Latinobar¨®metro es muy preocupante y se corre el riesgo de que la regi¨®n entre en una espiral de franco deterioro pol¨ªtico, institucional y c¨ªvico
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La edici¨®n m¨¢s reciente del Latinobar¨®metro confirma ciertas tendencias observadas en Am¨¦rica Latina y el Caribe (ALC) al menos desde finales del siglo pasado que, en todo caso, se han venido profundizando, pero en esencia son m¨¢s o menos constantes desde que la regi¨®n sali¨® de la era de las dictaduras o se produjeron alternancias hist¨®ricas como en el caso de M¨¦xico.
Con diferencias en algunos casos relevantes de pa¨ªs a pa¨ªs, el informe arroja cinco conclusiones en el promedio regional: a) el apoyo a la democracia cay¨® del 63% al 48%, una disminuci¨®n de quince puntos porcentuales desde 2010; b) la indiferencia sobre el tipo de r¨¦gimen (democracia o autoritarismo) creci¨® del 16% a 28% este a?o; c) la preferencia por un ¡°gobierno autoritario¡± frente a uno democr¨¢tico subi¨® del 13% al 17%, una proporci¨®n significativa que acepta esa opci¨®n y en algunos pa¨ªses mucho mayor como M¨¦xico donde pas¨® del 22% al 33%, la m¨¢s alta en los 17 pa¨ªses incluidos; d) solo el 43% de los m¨¢s j¨®venes (16-25 a?os) apoya a la democracia, frente al 55% de los de 61 a?os y m¨¢s, y, finalmente, e) a mayor nivel educativo de los entrevistados, m¨¢s apoyo a la democracia. Casi ninguno de estos hallazgos es nuevo, y este y otros reportes los han venido identificando de tiempo atr¨¢s. La pregunta relevante es c¨®mo y por qu¨¦ se han acentuado en los ¨²ltimos a?os. Veamos.
En primer lugar, con las excepciones de Cuba, Nicaragua y Venezuela principalmente, ALC cuenta con democracias electorales razonablemente estables, como lo muestran los comicios que se llevan a cabo de manera peri¨®dica, libre y competida. Hay alternancia en todos los ¨®rdenes de gobierno e instituciones eficientes que garantizan certidumbre sobre procesos y resultados. No obstante, para contar con una democracia de calidad, es indispensable abordar dilemas diferentes a aquellos que se presentaron hace apenas tres d¨¦cadas. En varios pa¨ªses han surgido l¨ªderes aut¨®cratas y populistas que llegaron por el voto, pero intentan destruirlo ¡ª¡°electo-dictaduras¡±, las califica el informe¡ªo movimientos que buscan desplazar la v¨ªa de la representaci¨®n pol¨ªtica como mecanismo de acci¨®n colectiva que condensan su participaci¨®n a partir de un rechazo a los actores tradicionales ¡ªlos partidos pol¨ªticos y la clase pol¨ªtica tradicional¡ª, y de una categorizaci¨®n de la pol¨ªtica como una profesi¨®n corrupta. De mantenerse esa percepci¨®n, como anticipan Yascha Mounk y Roberto Stefan Foa, ¡°las democracias tender¨¢n a ser menos atractivas en la medida en que dejen de ser asociadas con riqueza y poder, y fallen en afrontar sus propios desaf¨ªos¡±.
El problema en el caso de ALC es que, en las condiciones actuales, es decir, de desigualdad y bajo crecimiento econ¨®mico, la falta de confianza en las instituciones pol¨ªticas puede ser peligrosa debido al desencanto democr¨¢tico y ahondar un c¨ªrculo vicioso. Es decir, la inferencia p¨²blica de que la democracia electoral traer¨ªa por s¨ª sola, bienestar y desarrollo ¡ªuna cosa es el ladrillo y otra la casa, como muy bien observ¨® Guillermo O?Donnell¡ª incentiv¨® la emergencia de demandas sociales m¨¢s r¨¢pidas y visibles, respuestas pol¨ªticas m¨¢s cosm¨¦ticas para la galer¨ªa que efectivas en la realidad, atajos en la consecuci¨®n de logros, y, por ende, la tentaci¨®n de regresar a pr¨¢cticas que cre¨ªamos desterradas como el populismo, la autocracia y el autoritarismo. A esto se suma, desde luego, la ley del menor esfuerzo: las sociedades latinoamericanas son, cada vez m¨¢s, sociedades peticionarias, m¨¢s inclinadas al subsidio y las transferencias que al m¨¦rito y el esfuerzo, una conducta colectiva que los aut¨®cratas han sabido leer, entender y explotar muy bien.
En el escenario m¨¢s optimista, es posible que este paisaje no se convierta en un factor de corrosi¨®n de la democracia formal, sino solamente de su calidad. ?Por qu¨¦? Las explicaciones son m¨²ltiples y quiz¨¢ la m¨¢s inmediata es que, en ciertos casos, las expectativas generadas suelen ser tan elevadas y los resultados tan precarios respecto de las m¨²ltiples metas que la sociedad atribuye a la democracia, que esta finalmente no las consigue debido a que su provisi¨®n depende de muchos otros factores tales como el crecimiento, la educaci¨®n de calidad, la innovaci¨®n, la productividad, regulaciones econ¨®micas apropiadas, instituciones eficaces, pol¨ªticas p¨²blicas creativas y sustentadas en evidencia y reformas de segunda o tercera generaci¨®n, adem¨¢s de circunstancias internacionales favorables. Es decir, variables que no son abundantes en la regi¨®n.
Por s¨ª mismo, un cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico no necesariamente engendra una democracia funcional ni una ciudadan¨ªa fuerte, aut¨®noma y responsable. Pero por ahora esa creencia existe y origina una confusi¨®n. Si los ¨²nicos indicadores para medir la eficacia de los gobiernos y la satisfacci¨®n que brindan son las pol¨ªticas populistas, los controles corporativos de clientelas e instituciones o la polarizaci¨®n de la conversaci¨®n p¨²blica, entonces la esencia de la democracia empieza a perder sentido, se reduce a una ¡°democracia m¨ªnima¡± y pasa a ser, como dice Marcel Gauchet, ¡°presa de una suave autodestrucci¨®n, que deja su principio intacto, pero que tiende a privarla de eficacia¡±.
Por consecuencia, ALC necesita con urgencia que su r¨¦gimen democr¨¢tico est¨¦ revestido de nuevos contenidos y satisfactores, en un contexto en el que se comprenda bien lo que la democracia ofrece y lo que no, se privilegie el dise?o e implementaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas efectivas con un adecuado nivel de consenso y legitimidad, una ciudadan¨ªa comprometida y proactiva, y un sector p¨²blico eficaz, eficiente y transparente.
En segundo lugar, la regi¨®n tiene una asignatura todav¨ªa m¨¢s urgente que es proveer de una educaci¨®n de calidad, como bien lo recoge el informe: en nuestras ¡°imperfectas democracias¡± es la educaci¨®n la que hace aumentar el apoyo a la democracia. Aqu¨ª reside una de las claves para impulsar un proceso de transformaci¨®n. Para ello, la educaci¨®n de calidad se presenta como una ruta eficaz por su esencia igualadora, su adaptabilidad a las nuevas exigencias y su capacidad para generar cambios y motivar su apropiaci¨®n generalizada. Los valores c¨ªvicos que se impulsen desde el aula tienen que mirar hacia la formaci¨®n de una ciudadan¨ªa de alta intensidad que fomente y reconozca derechos, deberes y obligaciones y que arroje como resultado una convivencia pac¨ªfica y ordenada donde la democracia sea percibida como un valor colectivo en raz¨®n de su superioridad ¨¦tica y pol¨ªtica.
En tercer t¨¦rmino, abordar eficazmente este desaf¨ªo es condici¨®n sine qua non para lograr mayor cohesi¨®n social, equidad e inclusi¨®n, una econom¨ªa creciente y competitiva y una democracia sostenible, objetivos que se vinculan con la operaci¨®n efectiva de los sistemas educativos. Tanto la literatura acad¨¦mica como la evidencia internacional prueban que, desde luego, este esfuerzo involucra distintos instrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica, social e institucional, pero hay uno en el que coinciden: la necesidad de una educaci¨®n centrada ahora en la calidad y la excelencia y no solo en la escolaridad.
Las razones de este fen¨®meno que combina el descontento, la desilusi¨®n y la pasividad son sin duda variadas e incluso contradictorias, como se ve en el informe, pero lo cierto es que han sembrado condiciones de irracionalidad muy peligrosas donde el ciudadano, seg¨²n escribi¨® Daniel Innerarity hace tiempo, m¨¢s que elegir, deselige: ¡°hay mucho m¨¢s rechazo que proyecto¡ no se vota para solucionar, sino para expresar un malestar. Y, en l¨®gica correspondencia, son elegidos quienes prefieren encabezar las protestas contra los problemas que ponerse a trabajar por arreglarlos. Por eso la competencia o incompetencia de los candidatos es un argumento tan d¨¦bil. Lo decisivo es representar el malestar mejor que otros¡±.
El panorama que ofrece Latinobar¨®metro, en suma, es muy preocupante ¡ªy en ciertos pa¨ªses alarmante¡ªy se corre el riesgo de que m¨¢s que una ¡°recesi¨®n democr¨¢tica¡± ALC est¨¦ ahora en una espiral de franco deterioro pol¨ªtico, institucional y c¨ªvico, y caiga por consecuencia en una trampa peligrosa de la que no ser¨¢ f¨¢cil ni r¨¢pido salir: convertirse en una colecci¨®n de democracias formales sin dem¨®cratas reales.
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