Ham¨¢s e Israel, condenas que matan
El conflicto ¨¢rabe israel¨ª se ha tejido a partir de una larga cadena de errores e incomprensiones en los que no hay inocentes, salvo las poblaciones v¨ªctimas de la inseguridad y el miedo
Ham¨¢s e Israel se han convertido en campo de batalla en las campa?as electorales en M¨¦xico. Tragedias convertidas en combustible para presumir solidaridades o denostar rivales. Tampoco hay que espantarse, pero convendr¨ªa no perder de vista lo que verdaderamente est¨¢ en juego, m¨¢s all¨¢ de la mezquindad que propicia la grilla.
El ataque de Ham¨¢s en Israel debe ser condenado con la severidad que amerita un acto tan atroz. El asesinato de civiles a mansalva, sin distinci¨®n de g¨¦nero, edad o condici¨®n civil en aras de una causa pol¨ªtica, debe ser denunciado en los t¨¦rminos m¨¢s firmes y contundentes. Pero, justamente porque el asesinato de civiles por una causa pol¨ªtica es inadmisible, tal condena no puede ser desvinculada de las consecuencias que acarrear¨¢: el asesinato de civiles por una causa pol¨ªtica. El problema con las condenas unilaterales es que se convierten en coartadas para represiones de igual o mayor magnitud. Para l¨ªderes y militares involucrados en el conflicto, el sufrimiento humano es una mera variable en la ecuaci¨®n, y una competencia para el m¨¦rito pol¨ªtico medido en aritm¨¦ticas de sangre: este mi¨¦rcoles la contabilidad en tinta roja reportaba 1.200 muertos y m¨¢s de 3.000 heridos por el ataque de Ham¨¢s, mientras que los bombardeos israel¨ªes en Gaza hab¨ªan dejado ya 1.055 muertos y al menos 5.000 heridos, buena parte de ellos entre la poblaci¨®n civil. Podemos dar por descontado que en los pr¨®ximos d¨ªas el balance se desproporcionar¨¢ ¡°en favor¡± de los israel¨ªes, acorde a la necesidad de los gobernantes de responder a la presi¨®n emocional que ellos mismos han alimentado y que estas condenas unilaterales favorecen.
La denuncia de un hecho por terrible que sea, al margen del contexto de odio en el que se produce, suele desencadenar acciones destinadas a responder a la indignaci¨®n ciega y a la necesidad de las autoridades para probarse ante la comprensible rabia de los ciudadanos. Ham¨¢s debe ser condenado de manera severa, insisto, pero ser¨ªa terriblemente irresponsable hacerlo sin hacerse cargo de lo que pueda provocar la manera en que lo hagamos. Est¨¢ a la vista una venganza institucional y colectiva. Estados nacionales, organizaciones y ciudadanos no pueden quedar indiferentes ante la atrocidad cometida por Ham¨¢s, pero tampoco a la obvia reacci¨®n por parte de los m¨¢s duros halcones del Estado israel¨ª que desean convertirla en carta blanca para la represi¨®n. Parad¨®jicamente, algo que est¨¢ en plena sinton¨ªa con las intenciones del terrorismo de Ham¨¢s.
Basta ver las primeras declaraciones de algunos de ellos. ¡°El alcance de la respuesta va a ser mayor que en el pasado y m¨¢s severo¡ no va a ser limpio¡ Vamos a ser muy, muy agresivos contra Ham¨¢s¡±, afirm¨® el vocero de los militares israel¨ªes, Richard Hecht este martes. ¡°Termin¨® la ¨¦poca para razonar con estos salvajes¡±, amenaz¨® el enviado de Israel a las Naciones Unidas. ¡°Ham¨¢s se convirti¨® en ISIS y los ciudadanos de Gaza est¨¢n celebrando en lugar de estar horrorizados¡ Las bestias humanas deben ser tratadas de igual manera¡±, secund¨® un general del ej¨¦rcito de ese pa¨ªs.
El conflicto ¨¢rabe israel¨ª se ha tejido a partir de una larga cadena de errores e incomprensiones en los que no hay inocentes, salvo las poblaciones v¨ªctimas de la inseguridad y el miedo. Tras la Segunda Guerra Mundial las potencias expiaron sus culpas y se lavaron las manos dotando a la castigada poblaci¨®n jud¨ªa de un Estado en otro lado del mundo, en buena medida con cargo a los pobladores de Palestina. La agresi¨®n unilateral de los pa¨ªses ¨¢rabes ante este hecho inaugur¨® una espiral de violencia que no termina. El proceso ha instalado en el poder en ambos lados a versiones duras y belicosas que, de una forma u otra, boicotean y se oponen a la construcci¨®n de una paz duradera.
Abundan los an¨¢lisis que dan cuenta de la manera en que la violencia y los intereses pol¨ªticos de Ham¨¢s empatan con los de Netanyahu y el ala dura del fundamentalismo jud¨ªo. El acto terrorista suspende de cuajo las conversaciones de paz que iban en camino de conseguir que Arabia Saud¨ª reconociera al estado israel¨ª, un hito hist¨®rico y primer paso para pensar en una mejor convivencia en Medio Oriente. Algo que ninguno de los dos extremos deseaba. Tampoco lo quer¨ªan los duros de ambos lados en el contexto internacional: Ir¨¢n, halcones del Pent¨¢gono o Putin. Dentro de Israel las consecuencias supondr¨¢n un espaldarazo al gobierno conservador que ven¨ªa enfrentando crecientes presiones de las corrientes democr¨¢ticas por las medidas autoritarias del r¨¦gimen. Ham¨¢s sab¨ªa que la masacre desencadenar¨ªa la represi¨®n de la poblaci¨®n de la franja de Gaza, y por eso lo hizo. La asfixia por el boicot de alimentos y energ¨ªa el¨¦ctrica contra dos millones de habitantes y la violencia contra la poblaci¨®n civil se convierten en el mejor caldo de cultivo para el discurso pol¨ªtico de odio en contra de Israel, base de legitimaci¨®n del dominio pol¨ªtico de Ham¨¢s. Parad¨®jicamente, es la misma fuente de la que se nutren los gobiernos de derecha y ultraderecha encabezados por Netanyahu: el miedo y el resentimiento. Sin duda, Ham¨¢s es el victimario de hoy, pero habr¨ªa que tener cuidado con las consecuencias de lo que se invoca, sin saberlo. Incluso organizaciones de buena fe en todo el mundo, en nombre de la solidaridad y la ¨¦tica, en ocasiones contribuyen al distanciamiento cuando victimizan a solo una de las dos partes: el pueblo jud¨ªo y la inseguridad en la que vive o la sufrida comunidad palestina.
Son momentos en los que habr¨ªa que escuchar a los mejores entre nosotros. Daniel Barenboim, el c¨¦lebre director de orquesta de origen jud¨ªo, quien en compa?¨ªa del intelectual palestino estadounidense, ya fallecido, Edward Said, fund¨® la extraordinaria Divan Orquesta, integrada por m¨²sicos j¨®venes jud¨ªos y palestinos. ?l lo puso en estos t¨¦rminos:
¡°El ataque de Ham¨¢s contra la poblaci¨®n civil israel¨ª es un atroz crimen que debe ser condenado severamente. La muerte de tantos en el sur de Israel y en Gaza es una tragedia que ensombrece el futuro por mucho tiempo. La magnitud de esta tragedia humana no solo se traduce en vidas perdidas, sino tambi¨¦n en rehenes tomados, hogares destruidos y comunidades devastadas. El bloqueo de Israel en Gaza es una pol¨ªtica de castigo colectivo que constituye una violaci¨®n de derechos humanos. Edward Said y yo siempre cre¨ªmos que el ¨²nico camino a la paz entre Israel y Palestina es un camino de humanismo, justicia y equidad, y mediante el fin de la ocupaci¨®n en lugar de acciones militares¡±.
Otra manera de expresar el profundo dolor que deja esta tragedia, sin la estridencia y mezquindad de otras agendas pol¨ªticas.
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