Acapulco: barrer bajo la alfombra
Con el hurac¨¢n como con la pandemia, el presidente apuesta por invisibilizar y barrer bajo la alfombra los hechos para despu¨¦s seguir con la promoci¨®n de su candidata a la presidencia
Dice el presidente que tenemos suerte porque ¡°nos pudo haber ido peor¡±. Que con Katrina en Estados Unidos se contabilizaron m¨¢s de 2.000 muertos. Que ¡°ya se est¨¢ trabajando¡± en Acapulco y que a partir de ahora van a tener empleo muchos j¨®venes en labores de limpieza a trav¨¦s de J¨®venes Construyendo el Futuro. Dice tambi¨¦n ¡ªy replican por todos lados sus seguidores¡ª que los periodistas que han caminado azorados las calles del puerto de Acapulco, intentando plasmar en sus cr¨®nicas el grado de devastaci¨®n y tragedia humana que dej¨® Otis, son ¡°zopilotes¡± manipuladores enviados por los due?os de los medios de comunicaci¨®n, que como ¡°ya no pueden robar como antes, est¨¢n queriendo aprovecharse de la desgracia de esta tragedia para sacar alg¨²n provecho¡±.
No es novedad que el propio presidente encabece la campa?a de desinformaci¨®n nacional para justificar ma?ana a ma?ana la inoperancia de su Gobierno. Tampoco es novedad que convierta r¨¢pidamente en un tema pol¨ªtico cuasi personal. La receta y su resultado son ya bien conocidos: desestimar un reclamo genuino o un enojo fundamentado siembra la duda y la confusi¨®n frente a la opini¨®n p¨²blica. En la puesta en escena del presidente, lo que importa no son las miles de v¨ªctimas con sus casas hechas pedazos y sus fuentes de ingreso convertidas en un amasijo irreconocible de material de construcci¨®n y lodo, sino los ¡°ataques¡± dirigidos hacia ¨¦l y la ¡°vileza¡± de sus enemigos pol¨ªticos ¡°queriendo sacar raja pol¨ªtica del desastre¡±.
Lo mismo hizo L¨®pez Obrador durante la pandemia con bastante ¨¦xito, a pesar de los m¨¢s de 650.000 muertos. Solo el tiempo dir¨¢ si, en este caso, replicar la estrategia de manipulaci¨®n le permitir¨¢ salir ileso frente a la opini¨®n p¨²blica. Lo que s¨ª sabemos es que no sabe hacer otra cosa. O no quiere, que para efectos pr¨¢cticos es igual. Con Acapulco como con la pandemia, el presidente apuesta por invisibilizar y barrer bajo la alfombra los hechos para despu¨¦s seguir con la promoci¨®n de su candidata a la presidencia de la Rep¨²blica, empujar el llamado ¡°Plan C¡± para hacerse de una mayor¨ªa legislativa en el Congreso en 2024 y, despu¨¦s, seg¨²n sus propios dichos, retirarse de la vida p¨²blica en su rancho La Chingada.
Sin embargo, el presidente equivoca su c¨¢lculo pol¨ªtico. El desastre de Otis no sucedi¨® en el vac¨ªo, sino en Guerrero, un Estado hist¨®ricamente marcado por la marginaci¨®n, la violencia y la pobreza de su gente y cuya gobernabilidad se ha deteriorado de forma sustancial en los ¨²ltimos a?os. Tan solo unas horas despu¨¦s del desastre, en Acapulco y en el municipio de Coyuca de Ben¨ªtez volvieron a resurgir amenazantes los distintos rostros de la violencia cotidiana en Guerrero y de la ausencia del Estado. Por las noches, vecinos de algunas colonias populares del puerto se organizan para cuidar sus viviendas y familias, a muchos los han asaltado y reportan rondines de hombres encapuchados que buscan casas abandonadas para sacar hasta lo ¨²ltimo que puedan encontrar.
Y eso no es lo m¨¢s preocupante. Colegas que han reporteado a?os en el puerto y que conocen su peligrosidad han documentado la reaparici¨®n de los grupos de crimen organizado que en d¨ªas ¡°normales¡± cobran extorsiones y derecho de piso en estas colonias, y que ahora han asumido labores de ¡°seguridad¡± que el Estado mexicano no puede realizar. Estas bandas despliegan por las noches a grupos de j¨®venes con armas largas como ¡°vigilantes¡± de su territorio, j¨®venes que en lo cotidiano sirven de sus halcones.
La destrucci¨®n de pr¨¢cticamente la totalidad de la infraestructura tur¨ªstica y su consecuente falta de trabajo, la insuficiente atenci¨®n al desastre, la violencia latente y recrudecida, y la pobreza de m¨¢s de 60% de su poblaci¨®n (Coneval, 2022) son elementos que pueden detonar, en cualquier momento, episodios de conflicto social potencialmente muy costosos para los planes pol¨ªticos del presidente L¨®pez Obrador y, m¨¢s importante a¨²n, para la esperanza de recuperaci¨®n de miles de personas que lo perdieron todo.
Levantar Acapulco requiere de mucho m¨¢s que palabras, soldados y apoyo de sus aliados pol¨ªticos. L¨¢stima que el presidente siga librando su eterna batalla en el mundo paralelo de la percepci¨®n p¨²blica y no en la realidad, donde en verdad se necesita.
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