Napole¨®n, Fox y L¨®pez Obrador
Los dos grandes momentos de ruptura pol¨ªtica de la historia reciente de M¨¦xico quedaron definidos en gran medida por la personalidad de dos hombres: Vicente Fox y L¨®pez Obrador
Hace unas semanas una nota de este diario hac¨ªa una reflexi¨®n interesante: ¡°?son los grandes l¨ªderes quienes provocan los acontecimientos o los acontecimientos los que crean la oportunidad de que surja un l¨ªder? La pieza se refer¨ªa a Napole¨®n, a prop¨®sito del estreno de la pel¨ªcula de Ridley Scott, pero es una pregunta v¨¢lida. Toda proporci¨®n guardada, los dos grandes momentos de ruptura pol¨ªtica de la historia reciente de nuestro pa¨ªs quedaron definidos en gran medida por la personalidad de dos hombres: Vicente Fox y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
En las elecciones del 2000, Fox fue ¡°el veh¨ªculo¡± que encontr¨® el momento en que finalmente colaps¨® la hegemon¨ªa del PRI y fue sacado de Los Pinos. No se trata de minimizar a Fox, quien hizo su parte con su estilo desenfadado y fresco, pero el grueso de la explicaci¨®n del derrumbe del r¨¦gimen anterior debe acreditarse al efecto combinado del descr¨¦dito del salinismo, la devaluaci¨®n del peso, la muerte de Colosio, la rebeli¨®n del EZLN, la p¨¦rdida electoral del Congreso y de la Ciudad de M¨¦xico (1997) y la escasa identificaci¨®n con el PRI por parte de Ernesto Zedillo, mandatario en funciones.
La derrota presidencial del PRI se ve¨ªa venir, y el que se present¨® fue el ranchero guanajuatense (y bien podr¨ªa haber sido Manuel Clouthier si siguiera vivo, o Diego Fern¨¢ndez de Cevallos si no hubiera estado metido en tantos negocios). As¨ª que el gran momento democr¨¢tico, el de la ansiada apertura, asumi¨® el rostro de Vicente Fox. Y francamente me parece que eso es parte de la pobreza, de los alcances de esa transici¨®n del poder que, en muchos sentidos, no lo fue. Desde luego se agradece el intento de pluralizar el gabinete y abrir espacios a la sociedad civil en ese sexenio, pero la transformaci¨®n fue m¨¢s de forma que de fondo. Basta decir que el control hacendario sigui¨® en manos de los mismos y con ello el grueso de las pol¨ªticas econ¨®micas: el poderoso secretario de Hacienda, Francisco Gil D¨ªaz, hab¨ªa sido el subsecretario del ramo en tiempos de Salinas. Los cuadros formados con Pedro Aspe, ministro salinista, ocuparon las posiciones clave los siguientes 18 a?os, con o sin alternancia. Con una agravante, mientras que los dos presidentes anteriores, Salinas y Zedillo eran t¨¦cnicos con formaci¨®n en econom¨ªa, Fox carec¨ªa de ella, lo cual permiti¨® un mayor protagonismo en la sombra del aparato econ¨®mico que, insisto, era esencialmente el mismo del pasado. Queda para la especulaci¨®n qu¨¦ habr¨ªa sucedido a partir del 2000 con una personalidad con mayor substancia como estadista y qu¨¦ habr¨ªa hecho con el enorme capital pol¨ªtico con el que inici¨® su Gobierno.
La reflexi¨®n tambi¨¦n cabe para el momento que vivimos. Parte del desplome de la oposici¨®n tiene que ver con su obsesi¨®n con un argumento equivocado: la presunci¨®n de que la inconformidad de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n la cre¨® L¨®pez Obrador, cuando en realidad estaba sucediendo algo mucho m¨¢s profundo. Hay tres procesos que convergen en el surgimiento de una actitud de repudio hacia las f¨®rmulas tradicionales que ofrec¨ªan el PAN y el PRI, con o sin L¨®pez Obrador. Primero, un contexto internacional dominado por la reacci¨®n en contra de la globalizaci¨®n indiscriminada.
En Europa la b¨²squeda de nuevas v¨ªas predomin¨® en versiones de un populismo nacionalista conservador, en Am¨¦rica Latina en la de populismos progresistas; y casos peculiares como el de Donald Trump, Boris Johnson o Bolsonaro son parte del mismo impulso. Lejos de ser una anomal¨ªa, lo de L¨®pez Obrador, con otras variantes, estaba sucediendo en otros lados del mundo.
Segundo, hab¨ªa razones de fondo para una molestia de parte de los sectores populares, tras d¨¦cadas de p¨¦rdida de poder adquisitivo, congelamiento real del salario m¨ªnimo, predominio del sector informal (56% de los trabajadores del pa¨ªs), estancamiento de regiones completas. En suma, los sectores modernos eran incapaces de absorber al grueso de la mano de obra y los sectores tradicionales segu¨ªan expuls¨¢ndola. El sistema consigui¨® la prosperidad para un 40% o menos de la poblaci¨®n, para el resto carec¨ªa de una propuesta viable. Con la desventaja de que ahora la multiplicidad de productos en el mercado, las redes sociales y la omnipresencia de los medios te restregaba en los ojos lo que te estabas perdiendo.
Tercero, agotamiento de las opciones pol¨ªtico-electorales. Para entonces los electores hab¨ªan acudido al PAN dos veces y cuando se decepcionaron regresaron al PRI con Enrique Pe?a Nieto, solo para desilusionarse m¨¢s profundamente. Termin¨® su sexenio con apenas 24% de aprobaci¨®n, el m¨¢s bajo de la historia moderna en M¨¦xico.
En tales condiciones, habr¨ªa que entender que no fue, como dicen sus adversarios, la capacidad ¡°demag¨®gica¡± de L¨®pez Obrador la que gener¨® el deseo de un cambio en favor de los que menos hab¨ªan recibido del r¨¦gimen. Como Fox, L¨®pez Obrador se convirti¨® en la v¨ªa a la que las circunstancias recurrieron para responder a una exigencia de cambio. En 2018 el tabasque?o lleg¨® a la presidencia gracias al sufragio en su favor de 30 millones de mexicanos, 15 millones m¨¢s que en las dos elecciones anteriores. A lo largo de estas tres campa?as el discurso de L¨®pez Obrador cambi¨® muy poco, lo que s¨ª cambi¨® fue la actitud de la mayor¨ªa de los mexicanos, que hab¨ªan perdido la esperanza de que el sistema reconociera sus necesidades.
Y desde luego no solo fueron las condiciones ¡°objetivas¡±o circunstancias lo que gener¨® este resultado. Tambi¨¦n L¨®pez Obrador hizo su parte. Gan¨® con el 53.2% de los votos, una proporci¨®n que no se ve¨ªa desde el siglo pasado, cuando los reg¨ªmenes presidencialistas se aseguraban de que el candidato del PRI obtuviese siempre m¨¢s de la mitad de la votaci¨®n (Fox logr¨® 42%, Calder¨®n 35,3%, Pe?a Nieto alcanz¨® 38.2%. Tres presidentes por los cuales no vot¨® la mayor parte de los mexicanos, dicho sea de paso).
Quiz¨¢ otro que no hubiese sido L¨®pez Obrador, tambi¨¦n habr¨ªa ganado, aunque con margen menor. Y, sin embargo, una vez concretado el triunfo, al igual que en el caso de Fox, lo que sigui¨® s¨ª dependi¨® en mucho de las peculiaridades del personaje. Y es all¨ª donde la compleja trama entre los procesos estructurales o ¡°condiciones objetivas¡±, seg¨²n los cl¨¢sicos, se entrelazan simbi¨®ticamente con las singularidades de los protagonistas para concretar la manera en que transcurre la historia. El cambio de r¨¦gimen ¡°nos sucedi¨®¡± con un hombre con la personalidad, las certidumbres, fobias y filias de un personaje tan singular como L¨®pez Obrador. Pero esa es otra historia.
@jorgezepedap
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