Guerra de pastelazos. O de cartelazos, que es lo mismo
El debate chilango fue hora y media de desesperada b¨²squeda de los candidatos punteros por generarle a su contrincante meme negativo, por convocar clics, ¡®likes¡¯, risas por puntadas, no por eventuales soluciones
Un debate como el que por la jefatura de gobierno de la CDMX protagonizaron la noche del domingo Clara Brugada, Santiago Taboada y Salom¨®n Chertorivski descansa en el principio del descont¨®n y no en la capacidad discursiva, en ensuciar lejos de convencer, en llenar el espacio de ruido, antes que de ideas. Es un concurso de diatribas.
No sin raz¨®n, el candidato Chertorivski, de Movimiento Ciudadano, reclamar¨¢ que la anterior generalizaci¨®n es injusta para con ¨¦l, pues dedic¨® buena parte de sus intervenciones a generar propuestas, a proponer soluciones. Es cierto, pero de poco sirve a ¨¦l y a la sociedad.
Precisamente una participaci¨®n como la de Salom¨®n, exsecretario de Estado, exfuncionario de la capital y exlegislador confirma que ni un cultivado resum¨¦, ni kilometraje bien recorrido, ni esquem¨¢ticas propuestas tienen chance de hacer la diferencia en un debate as¨ª, y quiz¨¢ ni en la campa?a misma.
Se trata de una guerra de pastelazos. O de cartelazos, que es lo mismo. El debate chilango, como tantos otros hoy, fue hora y media de desesperada b¨²squeda de los candidatos punteros ¡ªBrugada y Taboada¡ª por generarle a su contrincante meme negativo, por convocar clics, likes, risas por puntadas, no por eventuales soluciones.
Nadie que no sea erudito en Ciudad de M¨¦xico, en Iztapalapa, en la Benito Ju¨¢rez y, por supuesto, en c¨¢rtel inmobiliario, agua y venta de pipas podr¨ªa decir, al finalizar el intercambio de acusaciones desplegadas en esta noche de domingo de lluvia, que gan¨® Clara o que venci¨® Santiago.
Mas los comunes nos quedamos igual que cuando arranc¨® la transmisi¨®n: sin elementos informativos para reforzar o cambiar la preferencia hacia una u otro aspirante: nadie puede decir que repensar¨¢ su voto por los argumentos dados por los punteros en la carrera por Ciudad de M¨¦xico.
A saber cu¨¢l de los dos minti¨® m¨¢s, o cu¨¢l falt¨® con mayor aplomo a la verdad.
Que es de eso de lo que se trat¨® lo de esta noche dominical. Qui¨¦n muestra m¨¢s cachaza para acusarse de mentiroso sin cortarse.
Qu¨¦ raz¨®n ten¨ªa en el pasado encuentro de este tipo Salom¨®n: nos condenan a ser espectadores de sus inventivas, de sus jabs que no descuentan sino la paciencia ciudadana.
Quiz¨¢ a alguien gust¨® m¨¢s el aplomo de Taboada: qu¨¦ bonito mientes, Santiago, mientes m¨¢s que parpadeas, pero muy bien.
Habr¨¢ otras, y otros, por supuesto, que pidan a Brugada mi¨¦nteme m¨¢s, que me hace tu mentir feliz. Muy bien, c¨®mo no.
Porque lo cierto es que uno de los dos incurre en falsedad: una de las dos ciudades, y para el caso unas de las dos alcald¨ªas que respectivamente gobernaron Clara y Santiago, no existe: o todo es oscuro como dice el panista de los 27 a?os de la izquierda en la capital, o vamos requetebi¨¦n si hemos de creer a la morenista.
Ya saldr¨¢n ¡ªcon demasiado tiempo de atraso, porque tiempo es algo que hoy nadie se toma la molestia de invertir antes de opinar¡ª recuentos y revisiones donde se coteje qui¨¦n minti¨® m¨¢s, qui¨¦n promete en vano, qu¨¦ sonrisa brilla m¨¢s al decir algo sin sustento.
En lo que los verificadores hacen su trabajo, al concluir el segundo debate queda especular que los que ya cre¨ªan en uno, saldr¨¢n felices con lo que dijo ese uno; los que son creyentes de la otra, a festejar porque en las campa?as se festeja con bases o sin bases; y mientras Salom¨®n, que intent¨® lo m¨¢s parecido a un debate, hoy nos qued¨® a deber las palomitas que al menos nos habr¨ªan ayudado a digerir tanta diatriba.
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