?Somos pueblo o somos ciudadan¨ªa? ?Tii te¡¯n atom?
Morena y en particular L¨®pez Obrador, supo leer la aceptaci¨®n popular, valga la redundancia, de la palabra ¡°pueblo¡± y lo ha utilizado electoralmente hasta la n¨¢usea
Hace tiempo le¨ª, en una de las plataformas informativas que suelo consultar, amargas quejas sobre c¨®mo, a pesar de que el actual gobierno estaba atacando instituciones clave para garantizar la normalidad democr¨¢tica, como lo es el Instituto Nacional Electoral, la intenci¨®n del voto no castigaba este ataque como se puede deducir de cualquier encuesta sobre la pr¨®xima elecci¨®n presidencial. Diversas opiniones externaban su sorpresa, de alguna manera hab¨ªan pensado que el ataque a estas instituciones que tanto hab¨ªan costado construir en este pa¨ªs tendr¨ªa como consecuencia un voto de castigo para MORENA. Otros m¨¢s hab¨ªan albergado ciertas esperanzas pues consideraban que las marchas ciudadanas organizadas por la oposici¨®n para defender la democracia o para defender al INE hab¨ªan sido multitudinarias y pensaron que eran un term¨®metro del sentir de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Pero estaban muy equivocados, las encuestas nos muestran claramente que las elecciones presidenciales favorecer¨¢n a la opci¨®n que garantiza la continuidad de la llamada Cuarta Transformaci¨®n.
?C¨®mo es posible que la mayor parte de los votantes prefieran votar por Claudia Sheinbaum si el presidente actual ataca al INE? ?Por qu¨¦ la defensa del INE no es lo suficiente masiva para que se refleje en la intenci¨®n de voto?. Lamentablemente, algunos analistas cercanos a la oposici¨®n se suben a un pedestal de superioridad moral e intelectual y explican que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es ignorante y est¨¢ adormilada por la narrativa oficialista, que no est¨¢n iniciados en los valores democr¨¢ticos tan preciados para la clase media ilustrada.
La oposici¨®n se pregunta entonces ?por qu¨¦ la mayor parte de la poblaci¨®n no se une a su versi¨®n de defensa de la democracia y del INE?. Esta pregunta puede responderse de diversas maneras pero es innegable que el dispositivo discursivo que se despliega juega un papel fundamental. Mientras que MORENA habla del ¡°pueblo¡± y de la ¡°voluntad del pueblo¡±, la oposici¨®n ha privilegiado siempre la palabra ¡°ciudadan¨ªa¡±, habla de ¡°iniciativas ciudadanas¡± o incluso X¨®chitl G¨¢lvez se ha presentado como una ¡°candidata ciudadana¡±.
Lo que la oposici¨®n tal vez no recuerda es que la noci¨®n de ciudadan¨ªa se construy¨® por exclusi¨®n; en las concepciones de ciudadan¨ªa del Siglo XIX, durante la creaci¨®n y la consolidaci¨®n del Estado Mexicano, tener la nacionalidad no bastaba para ser ciudadano, no bastaba la edad para garantizar la participaci¨®n en los asuntos pol¨ªticos del Estado. En un principio, fueron considerados ciudadanos con todos los derechos pol¨ªtico-electorales s¨®lo los varones; como bien sabemos, las mujeres tuvieron que movilizarse y luchar para conseguir el derecho al voto ya bien entrado el Siglo XX. Por otro lado, como diversos historiadores han puntualizado, en un inicio fueron considerados ciudadanos aquellos hombres que ten¨ªan propiedades y, como apunta la investigadora Graciela Vel¨¢squez Delgado, el propio Jos¨¦ Mar¨ªa Luis Mora, intelectual y pol¨ªtico del Siglo XIX, defend¨ªa que s¨®lo los propietarios en ¡°posesi¨®n de los bienes capaces de constituir por s¨ª mismos una subsistencia desahogada e independiente¡± deber¨ªan ejercer exclusivamente los derechos pol¨ªticos en el pa¨ªs. En los inicios, s¨®lo aquellos que ten¨ªan cierta renta anual eran considerados ciudadanos; la propiedad privada condicionaba la ciudadan¨ªa y esto excluy¨® a la poblaci¨®n ind¨ªgena que era mayoritaria en ese entonces y a gran parte de la poblaci¨®n empobrecida adem¨¢s de las mujeres. Desde un principio, la noci¨®n de ¡°ciudadan¨ªa¡± no tuvo un origen popular.
Podr¨ªamos decir que con el paso del tiempo se ha luchado para que la noci¨®n de ciudadan¨ªa sea m¨¢s amplia y m¨¢s democr¨¢tica pero por su uso en el discurso pol¨ªtico podemos ver que no despierta entusiasmo masivo. Cuando miembros de la oposici¨®n explican que la mayor parte de la poblaci¨®n no se une a su lucha ciudadana por la democracia por ignorancia y falta de visi¨®n cr¨ªtica, se activa de nuevo en la memoria colectiva ese desprecio que las ¨¦lites del M¨¦xico naciente expresaban en contra de una mayor¨ªa a la que de inicio le negaron sus derechos electorales y de participaci¨®n pol¨ªtica. Se trata del mismo discurso m¨¢s de 200 a?os despu¨¦s. El ferviente uso discursivo de la palabra ¡°ciudadan¨ªa¡± parece tener un sesgo de clase. Parece que el INE, desde su creaci¨®n como Instituto Federal Electoral, no ha tenido ¨¦xito, desde la educaci¨®n c¨ªvica, en que el pueblo se entusiasme con la noci¨®n de ciudadan¨ªa, noci¨®n cooptada, discursivamente por cierta clase social que presume de ilustrada.
Otro asunto a considerar es que la noci¨®n de ciudadan¨ªa establece una relaci¨®n individual entre una persona y el Estado, esta relaci¨®n fue utilizada en muchos casos para desconocer y romper la relaci¨®n pol¨ªtica entre entidades pol¨ªticas colectivas como los pueblos ind¨ªgenas y el Estado. El hecho de que en el discurso la noci¨®n de ¡°ciudadan¨ªa¡± no sea popular no significa que el ¡°pueblo¡± no se interese por el devenir pol¨ªtico del pa¨ªs, el ¡°pueblo¡± ha tenido sus maneras contundentes de participar en la lucha democr¨¢tica (tambi¨¦n hay personas y colectividades que construyen otras opciones pol¨ªticas fuera de las l¨®gicas del Estado).
MORENA, y en particular L¨®pez Obrador, supo leer la aceptaci¨®n popular, valga la redundancia, de la palabra ¡°pueblo¡± y lo ha utilizado electoralmente hasta la nausea, despoj¨¢ndolo del sentido que tiene cuando es el pueblo quien usa la palabra ¡°pueblo¡±. Del otro lado, la oposici¨®n m¨¢s que explicar la noci¨®n de ¡°ciudadan¨ªa¡± la sigue esgrimiendo como un arma de clase. No se sorprendan entonces que la ¡°ciudadan¨ªa¡± pintada de rosa y blanco no genere mucho entusiasmo.
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