Los pasos en falso y el injerencismo de Ken Salazar
Es inaceptable que desde fuera se quieran dictar leyes a M¨¦xico
El embajador Ken Salazar dio esta semana pasos en falso. Quien desde 2021 representa a Estados Unidos en M¨¦xico ha violentado los l¨ªmites de la buena vecindad y el derecho de todo pueblo a la soberan¨ªa. Washington y su alfil destilan injerencismo de rancio olor.
La polarizaci¨®n mexicana, que no es solo pol¨ªtica sino b¨¢sicamente social, no debe provocar miop¨ªa. Las lecciones de la historia est¨¢n a la mano y los perennes impulsos intervencionistas del T¨ªo Sam, tambi¨¦n. Es inaceptable que desde fuera se quieran dictar leyes a M¨¦xico.
La naci¨®n vive un momento cr¨ªtico. Cada semana se acumulan escenas de ingobernabilidad por el dominio criminal en distintas y no pocas regiones. Igualmente, el mercurio de los term¨®metros econ¨®micos baja por recurrentes s¨ªntomas de enfriamiento fabril.
A pesar de lo anterior, la mayor¨ªa manifiesta su satisfacci¨®n con el modelo emprendido desde 2018. Las urnas ratificaron contundentemente la aprobaci¨®n de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y dieron a su sucesora un claro mandato de continuidad.
Frente a los problemas, la receta a seguir es la que propone el obradorismo, fue la sentencia de las mayor¨ªas. Pertinente es decirlo en plural, pues el electorado mexicano, que sabe votar cruzado, en muchas papeletas sufrag¨® por carro completo para los guindas.
La holgada victoria de Claudia Sheinbaum fue la locomotora que impuls¨® mayor¨ªas legislativas y la obtenci¨®n de las m¨¢s de las gubernaturas en juego el 2 de junio. Leg¨ªtimos como son esos triunfos, la generosidad no ha acompa?ado a sus protagonistas.
El oficialismo ha traducido su renovada fuerza en una imposici¨®n a rajatabla de los deseos de AMLO, que pretende mucho m¨¢s que un cerrojazo sexenal, cosa ya de por s¨ª cuestionable: el presidente saliente no concede ni a su sucesora margen para opinar o revisar.
Las decisiones que el Congreso de mayor¨ªa morenista pretende tomar en septiembre, ¨²ltimo mes de Andr¨¦s Manuel en Palacio Nacional, tendr¨¢n consecuencias mucho m¨¢s all¨¢ del 2024. Y Sheinbaum ser¨¢ la primera en padecer la sacudida institucional de L¨®pez Obrador.
Encima, si la revancha es el inocultable origen de algunas de las m¨¢s importantes iniciativas del llamado Plan C, el proceso para entreg¨¢rselas al presidente apenas arranque en septiembre la nueva legislatura est¨¢ marcado por la simulaci¨®n de di¨¢logo.
Esa cerraz¨®n provoca crisis. Trabajadores e impartidores de justicia del Poder Judicial lanzaron un paro sin precedentes, desesperada medida que el gobierno que se dice de izquierda responde con amenazas de quitar el pago a quienes recurren a la protesta.
Y si los inmediatamente afectados han tomado in¨¦ditas decisiones, como paralizar indefinidamente la mayor¨ªa de las operaciones de los tribunales, otros actores ¡ªas¨ª fuera de manera tard¨ªa y desbalagada¡ª han decidido, al cuarto para las doce, al fin pronunciarse.
Tal es el caso de los tradicionales ¨®rganos de representaci¨®n empresarial, que sin mucho vigor el domingo pasado hicieron publicar un comunicado en el que expresaban de manera torcida su oposici¨®n a la Reforma Judicial.
Las y los empresarios agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial no se atrevieron a llamar las cosas por su nombre. Se fueron por las ramas al pedir, para nada literalmente, que la autoridad electoral no diera al obradorismo la mayor¨ªa en San L¨¢zaro.
Lo que el CCE quiso decir es que no quiere la Reforma Judicial. Por no hacer las cosas como es debido, por elegir un subterfugio luego de a?os de no entender ni al presidente L¨®pez Obrador ni el apoyo que concita, se enredaron: terminaron cuestionando la mayor¨ªa popular.
El CCE quiso regatearle las diputaciones plurinominales a Morena y aliados que el Instituto Nacional Electoral estaba por definir. Enredados en su torpeza fueron presa f¨¢cil de AMLO, que ningune¨® al sindicato patronal y pidi¨® que se pronuncien algunos potentados.
Flaco favor hizo la IP a la democracia al creer que era mejor camino tratar de impedir una mayor¨ªa registrada en el INE en lugar de cuestionar, con argumentos y genuina representatividad, las aberraciones de una reforma que preocupa al capital propio y for¨¢neo.
Ese es el trasfondo de la peor de las expresiones injerencistas de Estados Unidos en muchos a?os y ¡ªdejando fuera la del secuestro de Ismael ¡°El Mayo¡± Zambada, que enseguida abordo pero de la que se requieren m¨¢s datos¡ª sin duda la mayor del sexenio de AMLO.
Ken Salazar entr¨® este jueves en la galer¨ªa de los ofensivos embajadores de EEUU que ha padecido M¨¦xico. A punto de cumplir tres a?os en el puesto, el diplom¨¢tico emiti¨® un pronunciamiento de viva voz en donde se entromete en la democracia mexicana.
No es aceptable en un diplom¨¢tico invocar en abstracto supuestos riesgos para la relaci¨®n entre pa¨ªses cuando lo que se est¨¢ dirimiendo compete estrictamente a las y los mexicanos. M¨¢xime si la mayor¨ªa, aunque sectaria en su proceder, hasta ahora ha cumplido con la ley.
Salazar es la prueba una vez m¨¢s, y una muestra muy folcl¨®rica por si hiciera falta, del adagio que de anta?o advierte que los vecinos del norte no pueden ser tomados por amigos, pues en todo tiempo solo les mueve garantizar e incluso ampliar la ventaja de sus intereses.
No es cre¨ªble, adem¨¢s, el s¨²bito temor que Salazar manifiesta por el proceder del actual gobierno. Su pa¨ªs y ¨¦l mismo han sacado estos a?os el m¨¢ximo provecho posible del pragmatismo de L¨®pez Obrador, que les ha dado cuanto ped¨ªan para que le dejaran en paz.
Buen negocio sexenal el de EEUU. Acaso le falta al embajador blindar los intereses de la empresa Vulcan, que podr¨ªa perder la concesi¨®n que casi tres d¨¦cadas en la pen¨ªnsula maya; pero salvo ese caso, siempre gozaron de acceso para convenencieros arreglos.
El Estado de derecho que se supone que ahora preocupa a Salazar y a su gobierno, en t¨¦rminos pr¨¢cticos ha sido machacado desde 2019, pues desde entonces se forz¨® a renunciar o se persigui¨® a titulares de ¨®rganos aut¨®nomos, reguladores, prensa, enfermos e incluso v¨ªctimas.
De forma que si siempre resulta execrable el injerencismo de Washington (en M¨¦xico, en Irak o en Palestina¡), cu¨¢nto m¨¢s tendr¨ªa que ser si proviene de quien ha tenido el picaporte de Palacio y, como es evidente, con ello ha logrado ping¨¹es r¨¦ditos para su pa¨ªs.
Por si fuera poco, la relaci¨®n M¨¦xico-Estados Unidos ya padec¨ªa la grosera tarascada del caso Zambada. La informaci¨®n disponible apunta a un secuestro extraterritorial por parte de agencias estadounidenses. Una afrenta al presidente y a la naci¨®n.
No se trata de defender a un criminal. Si se tolera tal proceder, que otros decidan unilateralmente c¨®mo llevan ante la ley a un nacional, se renuncia al principio de la soberan¨ªa: nadie sino M¨¦xico debe regir modos y leyes para enfrentar problemas y retos de los mexicanos.
La Reforma Judicial no gusta a diversos sectores e, indistintamente de lo que se opine, supone delicados riesgos. El experimento puede llevar al pa¨ªs a m¨¢s ingobernabilidad, a menos justicia y, por si fuera poco, terminar empoderando a peligrosos criminales.
Sin embargo, es en casa, y estrictamente dentro del marco de la ley, donde quienes se oponen al presidente L¨®pez Obrador y a su radical intento de reorganizaci¨®n institucional deben ejercer oposici¨®n e incluso presi¨®n en la medida de sus capacidades.
Quienes de tiempo atr¨¢s suspiraban con aquello de que quedaban pocos contrapesos al presidente, ¡°los mercados y Washington¡±, destacadamente, siguen sin entender el presente y, sin duda, buena parte del pasado.
Ni los primeros ni el segundo son amigos. Sus intereses siempre, en el mejor de los casos, ser¨¢n estrictamente monetarios. M¨¦xico no les debe nada, antes al contrario. Por siglos y d¨¦cadas se han aprovechado de mucho de la riqueza nacional.
Que no guste el intento obradorista de reformulaci¨®n de la manera en que se regir¨¢n la justicia, el derecho a la informaci¨®n, la competencia, las telecomunicaciones, la producci¨®n energ¨¦tica, etc¨¦tera, no quita solvencia a dos realidades.
La primera, es que llegamos aqu¨ª luego de m¨²ltiples oportunidades perdidas durante los gobiernos de las alternancias en el Congreso y en Los Pinos. Hay, pues, un reclamo genuino y hasta hoy democr¨¢tico de las mayor¨ªas de repensar modelo, reglas e instituciones.
Y la segunda: nunca ser¨¢ buena noticia que el embajador estadounidense se haga pasar por un preocupado amigo. No lo es. No lo han sido. Son ejecutivos que velan ¨²nicamente por los intereses de su pa¨ªs. As¨ª visiten a la Guadalupana, como Salazar hace d¨ªas.
M¨¦xico ¡ªsus problemas, sus recursos y el derecho a darse instituciones¡ª para las y los mexicanos. Siempre.
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