Lo que Sheinbaum call¨® sobre los jueces de Estados Unidos
Morena no puede compararse con el pa¨ªs vecino, porque all¨ª el pueblo tiene m¨¢s peso en elegir a las personas que persiguen los delitos que a quienes los juzgan, pero el partido no quiere hablar de las Fiscal¨ªas
La presidenta electa Claudia Sheinbaum le revir¨® al embajador de Estados Unidos en M¨¦xico sus cr¨ªticas a la reforma del Poder Judicial que empuja Morena para que todos los jueces del pa¨ªs sean electos. ¡°Informaci¨®n relevante¡±, fue como Sheinbaum calific¨® el dato que ofreci¨®: en 43 de los 50 estados de Estados Unidos los jueces se eligen por voto popular.
M¨¢s que relevante, el dato es enga?oso y omite una realidad que, si la analizamos a fondo, demerita la pol¨¦mica iniciativa de reforma. De hecho, si vemos el sistema de Justicia de Estados Unidos, tendremos que hablar de temas que Morena no quiere tocar en esta reforma.
El dato de 43 Estados que dio Sheinbaum se refiere a jueces estatales de primera instancia en lo que aqu¨ª llamamos el fuero com¨²n. En instancias superiores se va reduciendo el peso de la elecci¨®n popular: solo en 20 estados eligen a los jueces de sus tribunales supremos, y a nivel federal ninguno de los jueces, desde los distritos hasta la Suprema Corte son electos.
Pero el problema no es de n¨²meros sino de m¨¦todos. El mismo dato de 43 Estados que da la presidenta omite una diferencia fundamental entre el sistema de Estados Unidos y el que pretende Morena: all¨¢ cada Estado es libre de escoger el m¨¦todo por el que eligen a los jueces.
Es as¨ª como en 19 Estados se eligen jueces donde los candidatos son postulados por partidos, pero en 21 los candidatos no pueden estar afiliados a un partido, y en 3 se realizan elecciones para ratificar a jueces que han sido designados de otra forma. En algunos Estados hay segunda vuelta, en otros no. En otros siete Estados, los jueces son designados por los gobernadores o por comisiones similares a los consejos de la judicatura en M¨¦xico.
Nada en la Constituci¨®n de Estados Unidos dice que deba ser as¨ª, porque el documento no dice nada sobre los jueces estatales y al no establecer una norma, deja a los Estados libres para decidir. Esa flexibilidad no existe en M¨¦xico, donde la Constituci¨®n unifica criterios para seleccionar jueces, y la reforma propuesta por Morena no pretende cambiar ese principio.
Es decir, Sheinbaum quer¨ªa aplicar una comparaci¨®n de manera parcial. Porque su dato sobre los Estados tambi¨¦n omiti¨® mencionar que a nivel federal en Estados Unidos ning¨²n juez, desde los distritos hasta la Suprema Corte, es electo. Todos son propuestos por el presidente y nominados por el Senado.
De hecho hay razones para pensar que el sistema actual que tiene M¨¦xico, de selecci¨®n de jueces con base en su experiencia y carrera judicial por un Consejo de la Judicatura independiente, es mejor que el sistema del pa¨ªs vecino, donde la selecci¨®n de jueces de distrito y de circuito es un mercado de clientelismo, con poderosos senadores que pagan favores pol¨ªticos empujando favoritos o bloquean las propuestas de rivales.
Pero eso no lo mencion¨® Sheinbaum, como tampoco mencion¨® el gran elefante en la sala de la reforma judicial. La pieza faltante que hace ver la iniciativa de Morena m¨¢s como un capricho y una revancha pol¨ªtica: las fiscal¨ªas.
Se ha discutido mucho que gran parte de las fallas que los promotores de la reforma judicial, del presidente L¨®pez Obrador para abajo, atribuyen a jueces en realidad son responsabilidad de los ministerios p¨²blicos: delincuentes quedan libres porque las carpetas de investigaci¨®n no est¨¢n bien integradas, o son absueltos porque las fiscal¨ªas no pudieron probar delitos.
Pero la reforma del Poder Judicial no toca a las fiscal¨ªas y aqu¨ª tambi¨¦n resalta lo enga?oso del dato con el que Sheinbaum nos quiso ilustrar sobre el sistema de Justicia en Estados Unidos.
Porque si Sheinbaum estaba buscando ¨¢reas donde la voz del pueblo tiene m¨¢s peso, podr¨ªa haber ofrecido el siguiente dato: el 98% de los fiscales locales en Estados Unidos son electos por voto popular. Solo en 3 de los 50 estados eso no ocurre: Nueva Jersey, Connecticut y Alaska y juntos tienen solo 59 de los 3.143 condados donde el fiscal de distrito es la m¨¢xima autoridad para perseguir delitos.
Esto tiene cierta l¨®gica: los fiscales son cargos ejecutivos que deben dar resultados y si en un condado los delincuentes no van a la c¨¢rcel, el fiscal se va a su casa en la siguiente elecci¨®n.
El dato de 43 Estados tambi¨¦n aplica para los procuradores de justicia estatales, pues en ese n¨²mero de entidades son electos por voto popular. Pero los siete restantes no son nombrados por el gobernador, eso solo ocurre en tres y en los restantes el nombramiento lo da el tribunal superior o el Congreso del Estado. A nivel federal, los fiscales de los 93 distritos judiciales son nombrados por el presidente pero confirmados por el Senado, lo que a?ade un elemento de representaci¨®n popular al proceso.
Si el argumento es darle al pueblo voz en la selecci¨®n de sus funcionarios judiciales, Sheinbaum y Morena no pueden hacer el comparativo con Estados Unidos porque pierden el debate: en ese pa¨ªs la voz del pueblo tiene m¨¢s peso en elegir a las personas que persiguen los delitos que a las personas que juzgan.
Pero Morena no quiere hablar de las fiscal¨ªas, solo de los jueces, y expone ejemplos parciales que no resisten el an¨¢lisis. Seguramente por su trayectoria cient¨ªfica, la presidenta electa sabe del valor de la evidencia.
@jagarzaramos
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