Sinaloa y la estrategia del avestruz
El en¨¦simo pulso del crimen organizado deja la sensaci¨®n de que cualquier cosa puede pasar ante unas autoridades que patean el bal¨®n fuera de su tejado
Esta es una entrega de la newsletter semanal de M¨¦xico, que puede seguirse gratuitamente en este enlace
Hasta hace unas pocas semanas, el gobernador de Sinaloa repet¨ªa que todo estaba tranquilo por all¨¢. Cuando los cad¨¢veres, las desapariciones y las calles incendiadas fueron ya insoportables, el presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, opt¨® por culpar a Estados Unidos de agitar el avispero. Y desde el otro lado de la frontera, el dedo del embajador de la Casa Blanca, Ken Salazar, se?ala a los pol¨ªticos mexicanos. Todos patean el bal¨®n fuera de su tejado, todos esconden la cabeza como hace el avestruz para confundir a sus depredadores en un intento desesperado por salvarse.
El pen¨²ltimo zarpazo se conoci¨® el fin de semana en Culiac¨¢n, capital del Estado y epicentro de la crisis. Cinco cad¨¢veres maniatados dentro de una camioneta con las puertas traseras abiertas, para que se viera desde fuera. Y un lateral del veh¨ªculo, un mensaje pintado con spray: ¡°Bienvenidos a Culiac¨¢n¡±. Los episodios macabros se suceden desde que el 9 de agosto se desatara una batalla intestina dentro del Cartel de Sinaloa. Van m¨¢s de un centenar de muertos y otros tantos desaparecidos, carreteras bloqueadas, escuelas cerradas. La vida en suspenso. El en¨¦simo pulso al Estado desde el crimen organizado, la sensaci¨®n de que cualquier cosa puede pasar ante unas autoridades desbordadas.
El origen de este nuevo ciclo de terror fue la detenci¨®n el 25 de julio en una base a¨¦rea de Nuevo M¨¦xico al fundador del Cartel de Sinaloa, el veterano Ismael El Mayo Zambada tras d¨¦cadas a salto de mata sin pisar jam¨¢s una prisi¨®n. El capo hab¨ªa sido entregado en un avi¨®n por Joaqu¨ªn Guzm¨¢n L¨®pez, conocido como El G¨¹ero. El veterano criminal acus¨® al hijo de El Chapo de haberle tendido una emboscada y haberlo llevado contra su voluntad a Estados Unidos.
Los detalles de la detenci¨®n est¨¢n rodeados de inc¨®gnitas y versiones interesadas, abonando todo tipo de tesis y elucubraciones. El Mayo ha involucrado incluso al gobernador morenista del Estado, Rub¨¦n Rocha, supuesto anzuelo para acudir a una reuni¨®n conjunta. Detr¨¢s de la emboscada tambi¨¦n estar¨ªan las autoridades estadounidenses, con quien El G¨¹ero habr¨ªa llegado a un acuerdo para entregarse y vender por el camino al antiguo socio de su padre.
El enmara?ado relato apunta, en todo caso, al complejo problema de la violencia en M¨¦xico. M¨¢s all¨¢ de explicaciones maniqueas, el crimen organizado es un actor m¨¢s en el escenario pol¨ªtico, econ¨®mico e internacional. Tras d¨¦cadas cocin¨¢ndose en el subsuelo lleva tiempo incrustado en las l¨®gicas y engranajes del poder, hasta el punto de desvanecerse muchas fronteras, sobre todo en la esfera institucional local. Sinaloa es solo la punta de iceberg.
El general a cargo del Ej¨¦rcito en el Estado dec¨ªa en plena crisis que la guerra acabar¨ªa cuando los grupos considerasen que deb¨ªa parar, como un observador alejado del conflicto, el ¨¢rbitro de un combate de boxeo al que solo le est¨¢ permitido intervenir en ¨²ltimo caso. Las declaraciones del militar ilustran la estrategia de seguridad del sexenio de L¨®pez Obrador, que ha optado por la contenci¨®n antes que la confrontaci¨®n en un intento, al menos ret¨®rico, por distanciarse de la agresiva guerra contra el narco.
Las cifras de violencia apenas se han reducido levemente y el avispero de Sinaloa llega un momento crucial, en pleno relevo de Gobierno. El mismo d¨ªa que apareci¨® la camioneta repleta de cad¨¢veres en Culiac¨¢n, a casi 300 kil¨®metros, en el sur del Estado, L¨®pez Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, llegaban a El Rosario para inaugurar una presa. Acompa?ados del gobernador Rocha, hablaron del agua, del ma¨ªz, frijol y papa. Los tres volvieron a agachar la cabeza como el avestruz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.