Sheinbaum: extradiciones y balazos
La presidenta se ha distanciado de la pol¨ªtica de seguridad de L¨®pez Obrador: confisca m¨¢s droga, detiene a m¨¢s personas y ahora extradita m¨¢s y mejor

¡°Nosotros siempre vamos a defender al presidente L¨®pez Obrador: que no les quepa la menor duda. Fue un gran presidente y somos parte del mismo movimiento¡±, respondi¨® Sheinbaum hace un par de semanas durante la ma?anera, dejando claro que jam¨¢s renegar¨¢ del legado obradorista.
Y es que, como afirma Paco Taibo II, la mandataria es m¨¢s lista de lo que aparenta. Y nadie negar¨¢ que lo aparenta.
Pero, aunque no lo diga ¡ªy jam¨¢s lo dir¨¢, advertidos estamos¡ª, entre la presidenta y el presidente hay una grieta. Sutil, pero profunda. El contraste se hizo evidente en la fratricida batalla capital: ¨¦l rechazaba a Harfuch; para ella, es su brazo armado. ?l apost¨® por los abrazos; ella, no dudar¨¢ en disparar.
Nosotros s¨ª podemos decirlo: Sheinbaum se ha distanciado de la pol¨ªtica de seguridad de L¨®pez Obrador.
Sheinbaum confisca m¨¢s droga, detiene a m¨¢s personas y ahora extradita (sic.) m¨¢s y mejor. Pocos abrazos y muchos balazos, pues.
Digo extraditar por econom¨ªa del lenguaje, porque lo ocurrido anteayer no fueron propiamente extradiciones dentro del marco del acuerdo binacional, sino un traslado legal in¨¦dito. Extradici¨®n Sch?rdinger.
La presidenta recurri¨® a una ley de 2005 ¡ªLey de Seguridad Nacional¡ª para comprimir en un d¨ªa lo que suele prolongarse por m¨¢s de una d¨¦cada. Fastrack, dicen en ingl¨¦s. La magia de Trump y su pol¨ªtica arancelaria. Lo que antes era tortuoso camino de piedras, de pronto parece freeway gringo.
Veintinueve tributos han cruzado el norte para engordar a la bestia. Cada uno tiene su valor, pero uno brilla con luz propia: Caro Quintero, el nombre que hac¨ªa salivar a Washington desde la muerte del agente especial de apellido Camarena.
Pertenece a la generaci¨®n del Mayo y otros viejos capos. Pero, a diferencia de Zambada, Quintero es puro s¨ªmbolo. Hace muchos a?os que perdi¨® relevancia (por m¨¢s que unos hayan querido ver en el C¨¢rtel de Caborca una segunda parte de una vida pirata). Para el gobierno de Estados Unidos es, sin embargo, el ep¨ªtome de la maldad.
Hoy, la deuda est¨¢ saldada.
La pena de muerte ronda sobre Quintero. Ni duda. Si al detenerlo usaron las esposas que usaba el agente Kiki Camarena, seguro har¨¢n una silla el¨¦ctrica con su nombre.
Para evitarlo, de nada le servir¨¢ a Quintero enviar misivas leguleyas al m¨¢s puro estilo de Zambada. La protecci¨®n contra la pena de muerte para los ciudadanos mexicanos se sustenta en la Ley de Extradici¨®n Internacional. Una ley que no aplica. Mala tarde.
Basta de perdernos en las ramas. Extradici¨®n, entrega o traslado: Sheinbaum ha tomado una de las decisiones m¨¢s importantes de su sexenio.
Pol¨ªtica es tiempo. La era Trump fungi¨® como pretexto: la voracidad insaciable del anaranjado marc¨® el inicio de la temporada de caza y Sheinbaum Pardo ¡ªlejos de intentar contenerlo¡ª lo alimentar¨¢.
Quien interprete sumisi¨®n y mansedumbre en las manos de la presidenta, se equivoca. Sheinbaum Pardo, mandataria recursiva al mando de un pa¨ªs considerablemente menos poderoso que Estados Unidos, no se encoger¨¢ de hombros ante las fuerzas asim¨¦tricas. Aprovechar¨¢ el ¨ªmpetu de su adversario para convertirlo en ventaja: aikido pol¨ªtico.
Con Sheinbaum ¡ªas¨ª como sucedi¨® con Andr¨¦s¡ª ha iniciado una nueva era.
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