La hora de la presidenta Sheinbaum
Sheinbaum est¨¢ consciente de que se le juzgar¨¢ por su capacidad de conciliar principios con decisiones, por su congruencia en la negociaci¨®n, por el contraste entre lo que acepte y lo que obtenga ante la llegada de Trump
Parafraseando al poeta cubano Eliseo Diego, el sexenio de Claudia Sheinbaum por fin comienza el lunes. El 20 de enero, con el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, quedar¨¢ superada toda especulaci¨®n sobre qui¨¦n manda en el pa¨ªs. O es ella, o la historia se lo demandar¨¢.
No existe precedente de lo que M¨¦xico vivir¨¢ a partir de la semana entrante y por largos cuatro a?os. La agenda Trump es una granada cuyas esquirlas pegar¨¢n en m¨²ltiples ¨¢mbitos de la naci¨®n que, recurriendo a otro cl¨¢sico, tiene la mala suerte de colindar con EE UU.
Por m¨¢s claridoso que haya sido en la campa?a el candidato Trump, por m¨¢s animosidad que ¨¦l y su equipo borboteen contra M¨¦xico, lo mismo en audiencias parlamentarias que en redes sociales, la naci¨®n mexicana aguarda con temple la inminencia de esa agenda.
Y la presidenta llega a su cita con el destino ¡ªClaudia Sheinbaum Pardo, y nadie m¨¢s, va a conducir a M¨¦xico en este trance¡ª con enorme respaldo popular y sujeta al poder de mejor forma, qui¨¦n lo duda, que el gobernante de Canad¨¢, a quien Trump termin¨® de hundir.
Sheinbaum ha padecido en las semanas desde la elecci¨®n de Trump el 5 de noviembre algo de la aspereza con la que ahora tendr¨¢ que convivir semana a semana. Sin embargo, nadie puede decir que en estos meses se ha achicado o que haya resentido tales escarceos.
En ese periodo, adem¨¢s, la presidenta ha trazado algunos ejes del plan de contenci¨®n. El primero de ellos, no por obvio menos importante, es muy revelador del posicionamiento desde el que se emplazar¨¢ ante la embestida del poderoso estadounidense: Claudia Sheinbaum ha hecho saber que la apuesta de M¨¦xico es por Norteam¨¦rica, que si alguno de sus compa?eros de movimiento ten¨ªa nostalgia por un viraje hacia China, se van a quedar con las ganas. Una visi¨®n realista, pragm¨¢tica y t¨¢ctica.
En la presentaci¨®n el lunes del llamado Plan M¨¦xico, de todo cuanto se dijo ah¨ª no hubo cosa tan importante como la contundencia del secretario de Hacienda, que en breves minutos estableci¨® c¨®mo la regi¨®n del T-MEC ha perdido competitividad frente a China.
Esa es la lectura de la presidenta. La tormenta que se pronostica a partir del lunes ha de tener como hoja de ruta poner a la econom¨ªa mexicana en modo catalizador, de forma que los eventuales aranceles se conviertan en oportunidades de m¨¢s y mejor industria nacional.
No ser¨¢ sencillo capotear el paradigma megaproteccionista de Estados Unidos, pero en eso se ver¨¢ si Sheinbaum ha hecho los deberes en todas estas semanas. Si su equipo en Econom¨ªa tiene los tama?os, si su alianza con las y los empresarios es real y eficaz.
En otro de los polos de riesgo predecibles tambi¨¦n ha movido sus fichas con astucia la jefa del Ejecutivo. Su aliado Omar Garc¨ªa Harfuch se ha convertido en una oportuna fuente de importantes noticias sobre lo que implica el cambio de estrategia frente a los criminales.
La paz est¨¢ muy lejos de conseguirse en el pa¨ªs. La conversaci¨®n con respecto a lo que hace o deja de hacer el Gobierno, en cambio, s¨ª es una muy distinta desde el 1 de octubre, y eso le da a M¨¦xico argumentos ante los ¨¢nimos de injerencia de los halcones trumpianos.
Es un valor agregado que ese cambio de estrategia en seguridad no sea en forma alguna una respuesta a la elecci¨®n estadounidense. Antes de esta, la presidenta ya demostraba, as¨ª sea con cifras sobre las que cabe cierto escepticismo, su denuedo por abatir sustancialmente los delitos.
En el tema migrante, Claudia Sheinbaum tiene definiciones puntuales. El Gobierno busca contratar cabilderos en Washington al mismo tiempo que manda al canciller al territorio: quiere que la red consular en EE UU sea eso, un sistema bien articulado para proteger paisanos.
En el lado mexicano de la frontera norte se desplegar¨¢n centros de acogida para los potenciales expulsados; y se afina la log¨ªstica para internar connacionales a sus estados de origen. No se ha perdido tiempo en planear ese eventual desembalse humano.
La otra calistenia presidencial en la agenda migratoria tiene que ver con desarrollar agilidad a la hora de pronunciarse sobre las amenazas de la inminente administraci¨®n Trump, que pretende imponerle al pa¨ªs de nueva cuenta el legalmente problem¨¢tico Remain in M¨¦xico.
Sheinbaum est¨¢ consciente de que se le juzgar¨¢ por su capacidad de conciliar principios con decisiones, por su congruencia en la negociaci¨®n, por el contraste entre lo que acepte y lo que obtenga en una mesa en donde se pretende no darle su debido lugar a M¨¦xico.
La presidenta se ha guardado algunas de sus cartas. Ha aprendido a no contestar en caliente todos los mensajes de Trump. Y se le reconoce porque sus reacciones no derivaron en crisis, ni en flaqueza en su talante. Y a pesar de ello, es prematuro decretar que est¨¢ lista.
Este lunes comienza un nuevo juego y en aras de estar a la altura de su deber, como presidenta, de velar en todo por la patria mexicana, Sheinbaum ha de revisar qu¨¦ de lo que le ha servido en sus primeros cien d¨ªas en el cargo quedar¨¢ superado o incluso le restar¨¢ margen.
M¨¦xico ser¨¢ puesto a prueba como naci¨®n soberana. Es imposible descartar que el apetito expansionista del pr¨®ximo presidente de EE UU dispense a su vecino del sur de sus tarascadas. Es obligatorio prepararse ante un gobierno que pisotear¨¢ leyes y principios.
De arranque, la presidenta cuenta con legitimidad democr¨¢tica y fuerza pol¨ªtica. Ello, que Claudia Sheinbaum tenga popularidad en porcentajes que incluso superan los votos que obtuvo, constituye el mejor escenario posible dentro del ominoso panorama.
Lo que toca es que la presidenta accione en las semanas por venir todo aquello que le sume autoridad, todo cuanto fortalezca su posici¨®n y por tanto la de M¨¦xico. En la agenda que le interesa a sus gobernadas y gobernados, y en la que le interesa a los vecinos. En ese orden.
?La mejor pol¨ªtica externa es la interna, como se dec¨ªa el sexenio anterior? Entonces lleg¨® la hora de ver si Claudia Sheinbaum eleva el nivel del debate, abre su interlocuci¨®n fuera del oficialismo y discrimina ¡ªm¨¢s que solo implementar¡ª en la agenda que le fue impuesta.
Las encuestas han arrojado un veredicto inicial de aceptaci¨®n a la manera en que ejerce el poder la presidenta. Son muy buenos n¨²meros, mas son cifras propias de una luna de miel. Lo que viene, en medio de malos datos econ¨®micos, complicar¨¢ ese respaldo.
Sheinbaum ha privilegiado un modelo comunicacional donde personajes de muy baja sofisticaci¨®n sonsacan a la presidenta para que divida al pa¨ªs entre patriotas y supuestos traidores. Esa ret¨®rica puede tornarse en peligros reales sin las cosas se complican.
Todas las expresiones de la presidenta se cargar¨¢n de un nuevo significado por el embate de un personaje que consuetudinariamente retrata a los mexicanos como delincuentes. ?A qui¨¦n le sirve equiparar a opositores y cr¨ªticos con Miram¨®n, como hizo ella d¨ªas atr¨¢s?
De igual forma, hasta hoy era medio comprensible el machac¨®n discurso ma?anero que niega el bache recesivo de la econom¨ªa. Que la naci¨®n la escuche advertir de riesgos, por datos negativos que toca a todos tratar de revertir, ser¨¢ a la postre m¨¢s provechoso, m¨¢s presidencial incluso.
Igualmente, M¨¦xico se podr¨¢ arropar en la m¨¢xima juarista de la paz como producto del respeto al derecho ajeno si, en efecto, este es una realidad tanto en la implementaci¨®n de la reforma judicial, como en el estricto cumplimiento del Gobierno de todas sus obligaciones.
La credibilidad de la presidenta no puede ser comprometida por colaboradores ni compa?eros de movimiento tiznados con manchas de negligencia, por sospechas de colusi¨®n criminal o con fama de abusos o corruptelas. Su autoridad es para ejercerla, no para dilapidarla cuidando a impresentables.
Toda una carrera pol¨ªtica de lucha por la democracia, comenzando por los principios progresistas que aprendi¨® en la casa materna, forjaron el car¨¢cter de una presidenta a la que el lunes el destino pondr¨¢ frente a un poderoso ser que pisotea la democracia. Es su hora.
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