¡°?Salgan demonios de la homosexualidad en el nombre de Cristo!¡±: la trampa de las ¡°terapias¡± de conversi¨®n
Personas de la comunidad LGTB relatan los abusos y la violencia que sufrieron tras ser sometidos a tratamientos para ¡°curar¡± su orientaci¨®n sexual, ahora penados en Ciudad de M¨¦xico
En una decisi¨®n hist¨®rica, las terapias que aseguran ¡°curar la homosexualidad¡± han sido prohibidas esta semana en Ciudad de M¨¦xico. Estos procedimientos carecen de sustento cient¨ªfico y derivan en varias formas de abuso y violencia, muchas veces con secuelas graves para las personas que son sometidas a ellas. ¡°Me tom¨® a?os darme cuenta de que mi ¨²nico problema era ser un ni?o gay en M¨¦xico¡±, relata Jorge Rivera, un superviviente de uno de estos procedimientos.
Rivera trat¨® de huir de uno de estos ¡°retiros¡± en Ciudad de M¨¦xico y no lo dejaron ir hasta que grit¨® que ¡°estaba curado¡±, hasta que acept¨®, despu¨¦s de ser sometido y rociado con agua bendita, que ¡°estaba haciendo da?o¡± a quienes amaba. Ha luchado toda su vida con la idea de que no se iba a ¡°quemar en el infierno¡± por ser diferente, se mud¨® a miles de kil¨®metros de casa y perdi¨® contacto con pr¨¢cticamente toda su familia. ¡°Me dec¨ªan que era una verg¨¹enza, que me arrepintiera de mis pecados, que dejara de ser puto¡±, recuerda.
La iniciativa, in¨¦dita en la defensa del desarrollo de la libre personalidad, reforma art¨ªculos del C¨®digo Penal de la capital mexicana para sancionar con penas de dos a cinco a?os de prisi¨®n y entre 50 y 100 horas de trabajo comunitario a quien aplique los llamados Esfuerzos para Corregir la Orientaci¨®n Sexual y la Identidad de G¨¦nero (Ecosig). Se perseguir¨¢ de oficio y se considerar¨¢ como agravante que estos m¨¦todos se apliquen en menores de edad, seg¨²n los diputados que promovieron la nueva ley. ¡°No hay nada que curar, la homosexualidad no es una enfermedad, no estamos enfermos¡±, ha dicho Tem¨ªstocles Villanueva, diputado LGTB de Morena y autor de la propuesta, que surgi¨® hace dos a?os. Desde 2018 se present¨® otra iniciativa en el Senado de M¨¦xico ¡ªimpulsada por Citlalli Hern¨¢ndez (Morena), Patricia Mercado (Movimiento Ciudadano) y Alejandra Lagunes (Partido Verde)¡ª para prohibir estas ¡°terapias¡± en todo el pa¨ªs. La propuesta ya fue aprobada en comisiones y las senadoras que la promueven esperan que se vote antes de que termine este a?o.
¡°?Salgan demonios de la homosexualidad de este cuerpo en el nombre de Cristo!¡±. Eso fue lo que le dijeron a Jazz Bustamante y a cientos de personas m¨¢s reunidas para ser ¡°curadas¡± en el Estado de Veracruz. Eran las cuatro de la ma?ana. Nadie sab¨ªa en d¨®nde estaban. Los ¡°pacientes¡± no pod¨ªan hablar entre s¨ª y llevaban varias horas sin dormir. Sus tel¨¦fonos fueron confiscados. De pronto, se form¨® una rueda humana enorme. Hab¨ªa una cruz gigante en el centro, velas alrededor y empezaron los c¨¢nticos, las alabanzas, los juramentos: ¡°Renuncio a la homosexualidad, a la infidelidad, a la lujuria, a la vanidad, al lesbianismo, a la coca cola¡±. ¡°No estoy enferma, ?por qu¨¦ quieren que renuncie?¡±, reclam¨® extra?ada la chica trans de 28 a?os. ¡°All¨¢ t¨²¡±, le respondi¨® uno de los padrinos del programa: ¡°Pero el d¨ªa que t¨² vuelvas a coger con un hombre, te vas a morir de sida¡±.
Bajo el argumento de la libertad de culto y una patolog¨ªa hechiza conocida como ¡°atracci¨®n hacia el mismo sexo¡± (AMS), los Ecosig han sido promovidos hist¨®ricamente por la Iglesia cat¨®lica y recientemente por variantes evang¨¦licas, que han importado m¨¦todos, sobre todo, desde Estados Unidos. ¡°Son terribles¡±, expone Jeremy Cruz, psiquiatra en el Centro de Atenci¨®n Transg¨¦nero Integral, ¡°estas ¡®terapias¡¯ deben de estar prohibidas¡±. La idea de exponer a los pacientes a situaciones aversivas o traum¨¢ticas surgi¨® a finales del siglo XIX cuando se empez¨® a tratar a la homosexualidad, y despu¨¦s a la transexualidad, como patolog¨ªas mentales, se?ala Cruz.
Los procedimientos cambian: electrochoques, violaciones correctivas, inducci¨®n de culpa, ¡°retiros espirituales¡±. Y aunque la homosexualidad sali¨® de la lista mundial de trastornos mentales en 1990, la premisa a¨²n es la misma: tratar a las minor¨ªas sexuales como enfermos. Es un ataque a la consciencia, alerta el especialista, y los da?os pueden ser irreparables, desde trastornos afectivos y mayor consumo de drogas hasta el suicidio.
Los principales afectados son ni?as, ni?os y adolescentes, de acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminaci¨®n. ?Cu¨¢ntos? Imposible saberlo. No hay ning¨²n registro oficial. M¨¦xico es campo f¨¦rtil para las llamadas ¡°terapias de conversi¨®n¡±: un pa¨ªs ampliamente cat¨®lico o religioso sin regulaci¨®n estricta sobre salud mental, sin datos de cu¨¢ntos las imparten, sin denuncias de quienes pasaron por ellas. Abusos, tortura y violaciones de derechos humanos que han quedado sin consecuencias por a?os.
¡°Yo s¨¦ que mucha gente piensa que son ¡®terapillas¡¯ inofensivas, pero todav¨ªa muchos creen que con esto vas a sanar, cuando realmente te est¨¢n causando un da?o enorme¡±, comenta Ricardo Pepe Peralta, un youtuber gay que acudi¨® durante siete a?os a sesiones de reiki en donde le dec¨ªan que sus problemas se deb¨ªan a que ¡°no desarroll¨® actitudes masculinas¡±. Las historias se repiten en todo el pa¨ªs. En todas las clases sociales. Y ya no solo entre cristianos o cat¨®licos, tambi¨¦n entre creyentes de otras religiones, aficionados home¨®patas y promotores del coaching, pese al reclamo de organismos internacionales y civiles que las denuncian como un mecanismo de tortura y un fraude, con confesiones de antiguos promotores reconociendo que no sirven.
Las t¨¢cticas de abuso y coerci¨®n son tan traum¨¢ticas que llegan a ser convincentes. ¡°Llegu¨¦ en un momento a pensar que ya no era gay¡±, admite Luis Mont, que fue enviado a un retiro del Cuarto y Quinto Paso, una deformaci¨®n del m¨¦todo de 13 pasos de Alcoh¨®licos An¨®nimos. El efecto le dur¨® un mes e, incluso, su imagen lleg¨® a ser utilizada en la publicidad de la c¨¦lula a la que acudi¨®. ¡°En un punto ya no pude m¨¢s, entr¨¦ en un cuadro de desesperaci¨®n muy fuerte e hiperventilaba¡±, recuerda. Confundido, comenz¨® a llevar una doble vida, deseando no sentir culpa por querer a alguien y esperando no defraudar a su familia. Su historia de ¨¦xito como el ni?o del folleto que se ¡°cur¨®¡± termin¨® tras dos a?os, pero la aceptaci¨®n tard¨® varios m¨¢s en llegar.
Tras varios intentos de impulsar una ley, asociaciones civiles, pol¨ªticos de la comunidad LGTB e instituciones han celebrado lo que ven como una conquista. Ciudad de M¨¦xico se ha sumado a una lista que incluye a varios estados de Estados Unidos y prohibiciones parciales en Alemania, Espa?a, Holanda y otros pa¨ªses europeos. ¡°Somos muy fuertes, mucho m¨¢s que esas personas que creen que estamos haciendo algo malo¡±, afirma Mont. Los supervivientes han salido a contar sus historias, esperando que sus denuncias ayuden a otras personas que padecieron lo mismo, la mayor¨ªa de las veces llevados por sus propias familias. Ahora tienen un nuevo precedente legal, que podr¨ªa llevar la prohibici¨®n de los Ecosig a otros Estados. ¡°Ya no soy ese chavito, aunque una parte todav¨ªa vive en m¨ª y tiene un poco de miedo a veces¡±, confiesa Rivera. Hoy a la distancia, repite las palabras que le hubiera gustado o¨ªr entonces: ¡°?mate a ti mismo, no hay nada roto en ti, solo busca tu lugar en el mundo y encuentra tu casa, s¨¦ el h¨¦roe de tu propia historia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.