La doctora X
La extraordinaria idea de Santo Tom¨¢s de Aquino no demuestra la existencia de Dios, pero tiene mucho que decir sobre la psicolog¨ªa humana
Santo Tom¨¢s de Aquino demostr¨® la existencia de Dios cinco veces, o por cinco v¨ªas, por si una no bastara para volarle a uno la cabeza. La primera v¨ªa parece un tratado newtoniano, solo que escrito cinco siglos antes de Newton, y por tanto sin tener ni idea de los experimentos y las matem¨¢ticas necesarias para resolver el problema. Un solo ente, nos dice Aquino, no puede mover y ser movido a la vez, luego todo lo que se mueve est¨¢ movido por otro ente, que a su vez lo est¨¢ por otro y as¨ª hasta una reclusi¨®n mareante que nos lleva directamente a Dios, el Primer Motor Inm¨®vil, el principio de todo. Esta extraordinaria idea no demuestra la existencia de Dios, pero tiene mucho que decir sobre la psicolog¨ªa humana. Todos somos tomasinos en que estamos programados para buscar las causas de lo que vemos, y lo peor es que las encontramos aun cuando no las haya. Este sesgo cognitivo debi¨® resultar muy ¨²til en nuestro pasado estepario. En el presente resulta un verdadero estorbo.
En epidemiolog¨ªa, el efecto tomasino se llama ¡°caso cero¡±. Si comparas los genomas de las personas vivas, ver¨¢s que se organizan en la forma de un ¨¢rbol. Los genomas m¨¢s parecidos son las ramitas terminales de una sola rama madre, las ramas madre m¨¢s parecidas son versiones de una gran rama com¨²n, y as¨ª hasta llegar al tronco de donde proviene todo el ¨¢rbol. El origen de las especies, el libro de Darwin que fund¨® la biolog¨ªa moderna, ten¨ªa solo una ilustraci¨®n, y ?saben qu¨¦ era? Un ¨¢rbol. Esa es la forma de cualquier mundo generado por un proceso evolutivo. Dios crear¨ªa una lista de cosas. La evoluci¨®n crea ¨¢rboles geneal¨®gicos de cosas.
Lo mismo se puede hacer con el coronavirus. Si alguien ha contagiado a alguien, como dir¨ªa Gila, sus virus tendr¨¢n un genoma muy parecido. Cuanto m¨¢s lejos est¨¦ su nexo com¨²n de infecci¨®n, m¨¢s diferir¨¢ el genoma del virus. Esa es otra vez la estructura de un ¨¢rbol. Basta aplicar el estilo tomasino para concluir que debe haber un tronco, el Primer Motor Inm¨®vil, el principio de todo contagio. Y es probable que lo haya, pero casi imposible que lo encontremos.
Pero hay pacientes que tienden a cero, como dir¨ªa un matem¨¢tico. No son culpables de nada, pero resultan ¨²tiles para la medicina. Pablo Guim¨®n informaba el mi¨¦rcoles desde Washington de uno de esos pacientes, y Joel Cohen cuenta en Science el caso de la doctora X, una investigadora que no quiere dar su nombre y que fue tambi¨¦n una de las primeras personas que lleg¨® a Estados Unidos contagiada.
Vol¨® a Pek¨ªn en enero para celebrar el A?o Nuevo Lunar con su familia en Pek¨ªn. Un hermano suyo vol¨® desde Wuhan para a?adirse a la celebraci¨®n, en uno de los ¨²ltimos vuelos que salieron de all¨ª antes de que esa ciudad quedara aislada. Los siete miembros de la familia acabaron contagiados, y el padre muri¨®. La doctora X volvi¨® a Estados Unidos poco antes sin saber que ten¨ªa el virus. Un proyecto financiado por la DARPA (la agencia de investigaci¨®n avanzada del Pent¨¢gono) persigue terapias contra el coronavirus basadas en los anticuerpos de la doctora X y otros casos cero, o que tienden a cero. Ese es el verdadero valor del enfoque tomasino. Dios sigue sin comparecer.
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