La pr¨®xima crisis
Los trabajadores a cuenta propia, los profesionistas, comerciantes y peque?os emprendedores est¨¢n abandonados a su suerte en M¨¦xico
La pandemia provocada por el coronavirus, al menos sus aspectos m¨¦dicos y las implicaciones sociales de su avance, concentran la atenci¨®n y la mirada de la humanidad en este momento. Lo seguir¨¢n haciendo por meses. En muchos sentidos ¨ªntimos, personales, familiares, barriales, y as¨ª, de escala en escala y orden en orden, hasta llegar al nivel mundial, esta pandemia representar¨¢, para siempre, una terrible se?al en el camino, como esas cruces de carretera que indican volcaduras, colisiones y muertes.
No sabemos cu¨¢ndo volver¨¢ la vida a ser como sol¨ªa, y ni siquiera si eso llegar¨¢ a suceder. S¨ª: lo probable, es que como dijo con desd¨¦n hace unos d¨ªas el novelista franc¨¦s Michel Houellebecq, las aguas vuelvan a su curso y la realidad termine pareci¨¦ndose notablemente a la que fue. Pero muchos, en nuestro fuero interno, sabemos que nuestras vidas concretas y las de quienes nos rodean no volver¨¢n a ser iguales. Un amigo y su pareja, por ejemplo, deber¨ªan haberse casado el pasado fin de semana. El dineral desembolsado y que no saben si recobrar¨¢n, la postergaci¨®n de lo que aquel d¨ªa representar¨ªa para ellos, en fin: vaya situaci¨®n cuesta arriba. Se quedaron en pausa, digamos: en unos desesperantes puntos suspensivos...
Ahondo: varios amigos m¨¢s, que empujan peque?as empresas, algunas de ellos tan importantes para la cultura de este pa¨ªs como las editoriales Sexto Piso, Almad¨ªa, ERA, Dharma Books, y un largo etc¨¦tera, enfrentan ahora mismo una situaci¨®n casi desesperada (y, desde aqu¨ª, invito a adquirir sus libros en l¨ªnea a quienes puedan hacerlo). Y m¨¢s amigos y conocidos, que impulsan negocios menos vistosos que una editorial, pero no menos queridos y necesarios para ellos y para todos, se encuentran al borde de la quiebra o metidos en los tr¨¢mites y filas para acercarse a los diminutos apoyos (en realidad, cr¨¦ditos) que el Gobierno ha ofrecido.
Cualquier estad¨ªstica nacional sabe que justo esos peque?os negocios y empresas son los principales contribuyentes de la hacienda p¨²blica y, sin exagerar, el verdadero motor econ¨®mico de M¨¦xico (ese que los grandes empresarios siempre reclaman ser). Esos negocios y empresas, que abarcan tambi¨¦n a los restaurantes, los bares, las queridas taquer¨ªas, los peque?os y medianos proveedores de servicios, entre muchos m¨¢s, se enfrentan directamente a la posibilidad de la desaparici¨®n. El golpe econ¨®mico nos lo llevamos todos. Sencillamente por la devaluaci¨®n de nuestra moneda, todos y cada uno de nosotros ya hemos perdido algo. Y s¨ª, numerosos empleados, abierta o discretamente, han sufrido reducciones o retrasos en el pago de sus salarios o han sido despedidos. Pero insisto, son los peque?os y medianos negocios quienes se llevan, de largo, la peor parte. Porque si truena el negocio, no se cae solo el due?o, sino tambi¨¦n todos sus trabajadores.
Con cierto cinismo, el presidente L¨®pez Obrador dice que ¡°quien tenga que quebrar, pues que quiebre¡±. M¨¢s all¨¢ de su comunicaci¨®n personal, siempre desastrosa, quisiera pensar que a¨²n queda en su entorno y su Gobierno alguien capaz de hacerlo despertar de ese letargo suicida. A menos que el presidente de verdad ya no entienda nada, no puede ser que confunda a todos los peque?os y medianos empresarios y comerciantes de este pa¨ªs con los avaros explotadores, de sombrero de copa y nariz de puerco, que pueblan esas pesadillas recurrentes suyas, propias de una persona que lee la realidad como un gran cart¨®n pol¨ªtico lleno de estereotipos.
?Qu¨¦ va a hacer su Gobierno para reactivar la econom¨ªa? ?Y, si llega a intentar algo, c¨®mo evitar que sean las grandes empresas y corporativos, que cuentan con m¨¢s voceros, m¨¢s personeros y mayor capacidad de hacer lobby, quienes se lleven la mayor parte de los hipot¨¦ticos apoyos, en l¨ªquido o en beneficios fiscales, que se lleguen a ofrecer? Quienes trabajan por cuenta propia, los profesionistas, los comerciantes, y los tan mencionados peque?os emprendedores, est¨¢n abandonados a su suerte. Y si el gobierno y las grandes empresas no comprenden que ellos son la base de la pir¨¢mide, esta crisis sanitaria, que ya es econ¨®mica tambi¨¦n, dar¨¢ paso a algo peor: un colapso financiero, de empleo, de oportunidades y de liquidez.
Y si bien el Gobierno no tiene, ni quiz¨¢ deba tener, el control absoluto de la econom¨ªa, s¨ª que le corresponde hacer todo lo que est¨¦ en sus alcances jur¨ªdicos y pol¨ªticos para evitar la predecible sucesi¨®n de quiebras, bancarrotas, despidos, deudas impagables, p¨¦rdidas y mermas. Si los poderes p¨²blicos y privados creen, de verdad, que el caos se arreglar¨¢ solo, y que ellos pueden volver a su agenda de obras fara¨®nicas, de concentraci¨®n de poder, y de Gobierno (y oposici¨®n) al estilo chingaquedito, est¨¢n completamente errados. El M¨¦xico que importa est¨¢ en otra parte.
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