Sobre ruedas

La recuperaci¨®n de la econom¨ªa despu¨¦s del estado de alarma no ser¨¢ factible sin un rescate previo del sector del autom¨®vil. El Gobierno ha presentado un plan para superar el estancamiento de las matriculaciones que implica aportar unos 100 millones de euros para estimular la compra de veh¨ªculos el¨¦ctricos e implantar infraestructuras de recarga. Al mismo tiempo, se destinar¨¢n en torno a 250 millones a una resurrecci¨®n expr¨¦s del Plan Renove. La subvenci¨®n ser¨¢ variable, en funci¨®n de la calidad medioambiental del coche comprado, con el compromiso de que la ayuda debe ser igualada por los fabricantes. El Ejecutivo promete adem¨¢s (sin fecha) la revisi¨®n de la estructura fiscal del autom¨®vil. En conjunto, los recursos movilizados para sostener e incentivar el cambio en la industria de este sector alcanzan los 3.750 millones de euros, una cantidad que refleja la importancia que se le concede en el marco de la reconstrucci¨®n global de la industria.

El plan cumple con las expectativas empresariales y con las exigencias medioambientales defendidas por el Gobierno. Las ayudas se aplican tambi¨¦n a los veh¨ªculos di¨¦sel y de gasolina, pero las subvenciones son directamente proporcionales a la calidad ambiental del veh¨ªculo. La industria asume el compromiso de fabricar entre 700.000 y 800.000 veh¨ªculos el¨¦ctricos hasta 2030, acuerdo que deber¨ªa ser vigilado para cumplir con los objetivos de sustituci¨®n de carburantes por electricidad. Como suele suceder, el valor a?adido del plan radica en su car¨¢cter pactado. El Ejecutivo no impone a las empresas algo que no puedan o no quieran cumplir, y la industria inicia un proceso de ajuste a las exigencias medioambientales que en los pr¨®ximos a?os necesitar¨¢ sin duda otros pactos y desarrollos legales.

Este plan procede de una situaci¨®n excepcional. El modelo ¨®ptimo es que la industria automovil¨ªstica se gobierne por las reglas de mercado, sin necesidad de muletas econ¨®micas permanentes. La decisi¨®n de apoyar al autom¨®vil se justifica en primer lugar por el car¨¢cter estrat¨¦gico del sector. No se pueden perder los empleos directos e indirectos que genera por una situaci¨®n catastr¨®fica. Y, en segundo lugar, porque la transici¨®n energ¨¦tica exige que el autom¨®vil oriente su producci¨®n a veh¨ªculos menos contaminantes.

El plan, excepcional y pactado, no agota el repertorio de decisiones que deber¨ªa adoptar el Gobierno como parte de una reforma del transporte y de las infraestructuras viarias. Hay que reforzar los incentivos a la compra de veh¨ªculos el¨¦ctricos o ecol¨®gicos durante los pr¨®ximos a?os con medidas complementarias. Se consigue rejuveneciendo el parque automovil¨ªstico espa?ol, o acordando con las autoridades municipales el cierre de las ciudades a los veh¨ªculos convencionales.

La industria del transporte necesita adem¨¢s una reforma estructural para que las empresas ganen tama?o, puedan invertir en mejoras tecnol¨®gicas y reducir la contaminaci¨®n de sus veh¨ªculos. Esta reforma, que tendr¨ªa un impacto considerable sobre el mercado automovil¨ªstico, debe formar parte de la reconstrucci¨®n de la econom¨ªa a partir de 2021. El rescate del autom¨®vil engrana as¨ª con el plan de transici¨®n energ¨¦tica que, por cierto, sigue siendo prioritario.