Cr¨®nica de guerras y covid-19
Los que cre¨ªamos que ya nos libr¨¢bamos de una contienda mortal ahora estamos en el principal punto de mira de esta batalla bacteriol¨®gica

Las personas mayores nacidas en la postguerra civil espa?ola comentamos con alivio la suerte que ha tenido nuestra generaci¨®n al no haberse visto implicada en enfrentamientos armados propios ni en guerras con otros pa¨ªses, a pesar de las muchas habidas en el mundo.
Empezando por nosotros mismos tuvimos la fortuna de ser testigos de una transici¨®n de la dictadura a la democracia sin grandes sobresaltos, sorteando el revanchismo y al amparo de una Constituci¨®n democr¨¢tica aprobada por el 88% de los votantes. Pocos quer¨ªan mirar atr¨¢s y los que lo hac¨ªan afortunadamente fueron quedando en minor¨ªa.
Hemos tenido la suerte de no haber ca¨ªdo en m¨¢s luchas fratricidas ni en guerras de car¨¢cter local que implicaban a distintas naciones, sobre todo a los norteamericanos en su af¨¢n del control geogr¨¢fico mundial, l¨¦ase Vietnam, Irak, Chechenia o Cuba. En dicha isla estuvieron a punto de un conflicto nuclear por los misiles rusos de medio alcance, pero esta vez los de Nikita Jrushchov cedieron tras el compromiso de Kennedy de no invadirla de nuevo.
En Europa tras la segunda guerra mundial ha habido graves guerras cercanas como la de los Balcanes. Oriente Pr¨®ximo siempre ha sido un punto candente como fue la guerra de L¨ªbano o m¨¢s recientemente las provocadas por la beligerancia yihadista que arras¨® Siria. El conflicto permanente entre israel¨ªes y palestinos parece sin fin, ya que el Holocausto fue de tal magnitud que supuso un potente empoderamiento para los jud¨ªos y ese pueblo flota como un corcho en el agua.
En los pa¨ªses asi¨¢ticos est¨¢ siempre latente el enfrentamiento indo-pakistan¨ª, estando las guerras tambi¨¦n presentes en otros muchos lugares lejanos, como ?frica. Tenemos m¨¢s proximidad con los derrocamientos m¨²ltiples y conflictos b¨¦licos en los pa¨ªses suramericanos. Dictaduras y democracia son en muchos de estos lugares como una monta?a rusa, lo que ha provocado innumerables migraciones a Espa?a, en parang¨®n con nuestros exiliados hacia esos pa¨ªses cuando aqu¨ª las cosas estaban peor, siendo obligada una solidaridad bidireccional.
Afortunadamente la mayor¨ªa de los espa?oles actuales nos hemos salvado de guerras y los de mi generaci¨®n ya no estamos siquiera en edad de ser llamados como reservistas. Hasta el a?o 1996 muchos hicimos la mili, el servicio militar obligatorio para los varones, aunque algunos se escaqueaban como pod¨ªan. Los estudiantes pod¨ªan hacer las milicias universitarias y llegar a ser oficiales de complemento. Nada que objetar ahora, a toro pasado, de los recuerdos de campamentos como el de Montejaque (Ronda) o el Llano Amarillo de La Granja (Segovia). La mili fue para unos una experiencia vital, tal vez m¨¢s para las gentes del campo. Algunos la recordar¨¢n con nostalgia, aunque para otros fue una solemne p¨¦rdida de tiempo.
Est¨¢bamos casi a salvo de todas las guerras, desde la anunciada madre de las guerras, hasta la que m¨¢s probablemente podr¨ªa haber tenido lugar en noviembre de 1975 con nuestros vecinos marroqu¨ªes, con motivo de su invasi¨®n en el Sahara espa?ol. Pero la famosa Marcha Verde desaconsej¨® cualquier acci¨®n militar, ya que no eran momentos de ponerse de nuevo a pegar tiros en ?frica.
Llegados a este momento vital a la vejez viruelas, como el t¨ªtulo de la obra teatral de Manuel Bret¨®n de los Herreros de 1824. Resulta que en pocas semanas se desarrolla una pandemia mundial de gran envergadura que pilla de lleno a Espa?a entre los pa¨ªses m¨¢s afectados, sin entrar ahora, tiempo habr¨¢, en analizar si se podr¨ªa haber hecho una mejor prevenci¨®n.
Ya no es una guerra con armas, sino biol¨®gica. Ahora se conoce bien que est¨¢ provocada por un virus de la familia de los coranovirus que anteriormente mostr¨® dos variantes no tan peligrosas: la SRAS-Cov (China, 2002) y la MERS-CoV (2012, Arabia Saudita). La forma actual de la covid-19 (Wuhan, 2019) es mucho m¨¢s expansiva y agresiva para el aparato pulmonar, con una alta mortalidad especialmente en las personas de m¨¢s edad, aquellos que est¨¢bamos tan ufanos de no haber padecido guerras.
Las medidas preventivas de aislamiento personal y la cuarentena impuesta a la poblaci¨®n han sido necesarias mientras pasa la primera oleada y no se encuentre una vacuna. El hashtag ¡°Qu¨¦date en casa¡± hay que cumplirlo al m¨¢ximo, como en tiempos de guerra, y la prudencia en las desescaladas debe ser prioritaria. En primera l¨ªnea de batalla ahora ya no son soldados sino heroicos y admirables sanitarios. Las gentes se aprovisionaron de alimentos y el estado de alarma se mantiene en los lugares a los que inexorablemente va llegando la guerra pand¨¦mica.
Luego vienen las bajas y los numerosos fallecimientos. Los que cre¨ªamos que ya nos libr¨¢bamos de una contienda mortal ahora estamos en el principal punto de mira de esta batalla bacteriol¨®gica. Como el viejo tango, la vida te da sorpresas y una lecci¨®n a tener presente es que nunca hay que precipitarse en cantar victoria. De cualquier manera seamos conscientes de que la lucha por conservar la vida siempre la vamos a perder, as¨ª que lo importante es procurar haber ganado las batallas de las guerras de la vida en el transcurrir consciente y en la vivencia plena de cada d¨ªa.
Fernando Mulas es neuropediatra. Fue jefe de neuropediatr¨ªa del Hospital La Fe (Valencia) entre 1978 y 2013.
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