Pacto de consolaci¨®n
El acuerdo de Nissan con los sindicatos no compensa el desajuste econ¨®mico, laboral y pol¨ªtico causado por el cierre
El acuerdo de Nissan con los sindicatos para cerrar la planta de Nissan en la zona franca de Barcelona m¨¢s los centros auxiliares de Montcada i Reixach y Sant Andreu de la Barca tiene un significado inquietante: es el primer cierre de una f¨¢brica automovil¨ªstica en los ¨²ltimos diez a?os, desde que se produjo el de Santana. Debe interpretarse, adem¨¢s, como un acuerdo de consolaci¨®n. El cierre de Nissan se mantiene, la plantilla (2.525 trabajadores) ser¨¢ despedida, pero las condiciones del ajuste laboral son razonables y, en todo caso, las que se han considerado por los negociadores como m¨ªnimas exigibles para atenuar el cierre de una planta industrial clave para la econom¨ªa catalana y espa?ola. No habr¨¢ despidos forzosos hasta diciembre de 2021, pero s¨ª bajas voluntarias, y se han pactado indemnizaciones relativamente generosas para los despedidos.
La fecha de diciembre de 2021 persigue el objetivo evidente de que las Administraciones p¨²blicas dispongan de tiempo para buscar opciones de inversi¨®n para sustituir la producci¨®n cerrada. Un buen prop¨®sito; pero no conviene olvidar que las b¨²squedas apresuradas de capital industrial, por muy bienintencionadas que sean, no suelen acabar con ¨¦xito. De la misma forma que la inversi¨®n de Nissan en Catalu?a fue el resultado de una oportunidad nacida de la necesidad estrat¨¦gica de la firma japonesa, habr¨¢ que esperar a otra oportunidad estrat¨¦gica para encontrar inversi¨®n y puestos de trabajo. Oportunidad que la desaceleraci¨®n global de la econom¨ªa hace extremadamente improbable en los pr¨®ximos dos a?os.
El pacto de consolaci¨®n no compensa el desajuste econ¨®mico, laboral y pol¨ªtico de fondo causado por el cierre. Nissan abandona su f¨¢brica despu¨¦s de haberse beneficiado de unas condiciones laborales y fiscales de car¨¢cter excepcional que costaron dinero y recursos al erario p¨²blico. Nissan est¨¢ en su derecho, por supuesto. Pero quiz¨¢ vaya siendo hora de que los poderes p¨²blicos exijan compromisos m¨¢s firmes de permanencia y compensaciones institucionales y sociales a los inversores que pretenden condiciones especiales.
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