Una artista bajo un calendario ¨²nico
Uno de los mayores anhelos que Luchita Hurtado dec¨ªa tener, era exponer, a¨²n en vida, en el museo fundado por su gran amigo Rufino Tamayo
Luchita Hurtado, la artista de origen venezolano que este 28 de octubre cumplir¨ªa 100 a?os, tuvo la exposici¨®n m¨¢s relevante de su carrera en las Serpentine Galleries en 2019, atinadamente titulada Luchita Hurtado: I Live, I Die, I Will Be Reborn. La exposici¨®n viajar¨ªa en 2020 al Los Angeles County Museum of Art y posteriormente llegar¨ªa al Museo Tamayo, la cual programamos con la idea de que coincidiera con la celebraci¨®n del cent¨¦simo aniversario de la artista.
Uno de los mayores anhelos que Luchita Hurtado dec¨ªa tener, era exponer, a¨²n en vida, en el museo fundado por su gran amigo Rufino Tamayo. Puede decirse que la relaci¨®n de profunda amistad que surgi¨® entre Luchita Hurtado y Rufino Tamayo en la d¨¦cada de los 40 en Nueva York, marc¨® el inicio de la relaci¨®n que Hurtado tuvo con M¨¦xico a lo largo de su vida. Luchita Hurtado conoci¨® a Tamayo cuando ¨¦l daba clases en Dalton School. Por un tiempo Rufino Tamayo se mud¨® al departamento de Luchita y fue en la cocina de este departamento donde pint¨® varias de sus obras de esa ¨¦poca, destacando Dos perros (1941). En palabras de Luchita Hurtado, Rufino Tamayo convirti¨® la cocina de su departamento en su estudio y el hecho de verlo pintar ah¨ª diariamente fue una gran influencia en su carrera, principalmente a nivel t¨¦cnico.
Luchita Hurtado empez¨® a dibujar a la edad de 12 a?os, pero fue hasta la d¨¦cada de los 40 que pudo vivir de su trabajo como artista, primero creando aparadores para las tiendas departamentales Lord & Taylor y despu¨¦s haciendo ilustraciones para la revista Vogue de Cond¨¦ Nast. Otro de sus grandes amigos durante la ¨¦poca que vivi¨® en Nueva York fue Isamu Noguchi qui¨¦n le present¨® al artista Wolfgang Paalen. Con Paalen viaj¨® a M¨¦xico entre 1947 y 1948 y antes de casarse visitaron Chiapas, espec¨ªficamente Bonampak, que acababa de ser descubierto. D¨ªas m¨¢s tarde fueron a San Lorenzo, Veracruz donde Luchita Hurtado realiz¨® una serie fotogr¨¢fica de las cabezas Olmecas que Cahiers d¡¯Art public¨® en 1952 (¨¦stas fueron las primeras fotograf¨ªas que tom¨® Hurtado en su vida, con una c¨¢mara prestada). Una combinaci¨®n de la Coatlicue, las fuerzas tel¨²ricas, sus capacidades telep¨¢ticas y de clarividencia, y el hecho de haber perdido a su hijo menor quien muri¨® de poliomielitis, le otorg¨® a M¨¦xico un tono siniestro para Hurtado, pero no por ello neg¨® la importancia de este lugar tanto en su vida como en los temas que busc¨® representar.
Algo que sin duda es un rastro de M¨¦xico en su obra es un inter¨¦s cosmol¨®gico, que probablemente para nuestro mundo hiper-tecnificado y obsesionado con m¨¦tricas y ¡°exactitud¡± cient¨ªfica, llama la atenci¨®n precisamente por su condicionamiento esot¨¦rico, y posiblemente ah¨ª radique el que, hasta hace muy poco, su trabajo no recibi¨® mucho inter¨¦s en estudiarse e incluso en exponerse. Las pinturas de Hurtado de diversos periodos establecen conexiones entre los seres humanos, la tierra, los planetas, las estrellas, constelaciones completas, la luna y el sol. A partir de los 70, esto va cobrando m¨¢s importancia y los t¨ªtulos de su obra aluden directamente al cosmos o al mito religioso de la creaci¨®n. Algunos ejemplos de esta tendencia en su obra son El cord¨®n umbilical de la Tierra es la luna (1977), Yin Headline (1977) o una abstracci¨®n geom¨¦trica titulada Autorretrato (1973).
Luchita Hurtado no se reg¨ªa bajo el tiempo com¨²n, su calendario estaba basado en las fechas de nacimiento de sus tres hijos, y as¨ª su obra se ha regido bajo un calendario ¨²nico, atada al mundo, casi literalmente, por un cord¨®n umbilical y desde una perspectiva personal, centrada en las construcciones que, como seres humanos, generamos del mismo.
Andrea Paasch es gestora cultural y exdirectora del Museo Tamayo.
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