Todo es verdad
La cuesti¨®n ahora es si nos quedamos cada uno en nuestro rinc¨®n atrincherados, mientras la econom¨ªa se derrumba y el estado de ¨¢nimo de la sociedad cae en picado
La acusaci¨®n favorita de nuestros pol¨ªticos a sus adversarios es la de mentir. ?Miente! se dicen unos a otros con dedo acusador, creando una especie de burbuja donde solo est¨¢n los poseedores de la verdad, la institucionalidad, el constitucionalismo, la centralidad, el progresismo y todas las virtudes de la cosa p¨²blica de las que se quedan fuera los acusados. Este verano, la pandemia y la crisis del rey em¨¦rito han hecho convivir muchas verdades que se esgrim¨ªan como argumentos excluyentes.
Existe constancia sobrada de hechos para sostener que es verdad la actuaci¨®n determinante de Juan Carlos I en la Transici¨®n de la dictadura a la democracia de 1978. Que es verdad que despu¨¦s se construy¨® el periodo m¨¢s prolongado de bienestar en este pa¨ªs en toda su historia. Que el ex jefe del Estado es sospechoso de arruinar su imagen p¨²blica y de da?ar la instituci¨®n que ha representado con comportamientos presuntamente delictivos y, en cualquier caso, ajenos a la virtud p¨²blica. Y que la gesti¨®n de su marcha de Espa?a ha resultado penosa.
Tambi¨¦n existen argumentos sobrados para decir que la pandemia sorprendi¨® a Espa?a como al resto del mundo, pese a las evidencias chinas. Que luego la reacci¨®n fue r¨¢pida y en el confinamiento tuvimos una disciplina social ejemplar. Que el Gobierno aceler¨®, por motivos econ¨®micos y pol¨ªticos, la desescalada que hab¨ªa dise?ado. Que hubi¨¦ramos necesitado prolongar el estado de alarma. Que salimos en tromba a por la nueva normalidad, todas las Administraciones y una parte de la ciudadan¨ªa, con bastante inconsciencia. Que las comunidades aut¨®nomas, en general, no han fortalecido, como se comprometieron, la atenci¨®n primaria en la sanidad p¨²blica y los sistemas de rastreo. Y que el resultado de todo esto es un fracaso que vuelve a ponernos en cabeza en n¨²mero de contagios en Europa, justo cuando m¨¢s seguridad necesit¨¢bamos para abrir las escuelas.
La cuesti¨®n ahora es si nos quedamos cada uno en nuestro rinc¨®n atrincherados con nuestra verdad, mientras la econom¨ªa se derrumba y el estado de ¨¢nimo de la sociedad cae en picado. O si buscamos el m¨ªnimo com¨²n denominador para hacer convivir todas las verdades y poner este pa¨ªs en marcha. O si optamos por caer todos en una depresi¨®n colectiva y protagonizamos la versi¨®n contempor¨¢nea de la frustraci¨®n y el pesimismo sobre Espa?a que sigui¨® a la derrota colonial de 1898. @PepaBueno
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.