Brasil abandona en masa a Bolsonaro en su negacionismo de la vacuna
El ¡®no¡¯ a la propuesta suicida del mandatario da la esperanza de que la sociedad empieza a notar el peligro que supone no solo la pandemia sino tambi¨¦n el virus pol¨ªtico
Visto desde el exterior podr¨ªa parecer que Brasil se ha convertido al bolsonarismo, el de su pol¨ªtica extrema de negacionismo, y se ha dejado arrastrar por una aventura fatal. Los n¨²meros, sin embargo, que a veces son m¨¢s elocuentes que las palabras, indican que los brasile?os empiezan a darle la espalda al mito de extrema derecha de Jair Bolsonaro. Seg¨²n una encuesta de la revista cient¨ªfica Nature, realizada en todo el mundo, Brasil aparece con un aplastante 83,4% a favor de la vacuna, la que sea, sin distinci¨®n de pa¨ªses donde se produzca. Y un 75%, seg¨²n Datafolha, apoya los valores de la democracia mientras solo un 10% es nost¨¢lgico de la dictadura militar.
Esas cifras son importantes pues demuestran, contra todas las fake news de las redes impulsadas por los gabinetes del odio del bolsonarismo, que Brasil no se ha entregado a la pol¨ªtica loca y negacionista, nost¨¢lgica de la tortura y de la dictadura de su jefe de Estado.
Junto al no a Bolsonaro y a su pol¨ªtica negacionista sobre la vacuna, las noticias que empiezan a aparecer en los sondeos sobre las elecciones municipales revelar¨ªan una derrota del bolsonarismo. Ninguno de los candidatos bolsonaristas en las grandes capitales o que se ha apoyado en Bolsonaro ¡ªcomo S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador de Bah¨ªa o Recife¡ª aparece con posibilidades de ganar las elecciones.
Es verdad que las elecciones municipales son diferentes de las presidenciales porque se centran en temas locales, pero en este momento pueden tener un valor a?adido. Es, en efecto, la primera vez que hay elecciones despu¨¦s de la victoria de Bolsonaro en 2018. Una derrota de los candidatos afines a ¨¦l o a la extrema derecha ser¨ªa una se?al de que el bolsonarismo empieza a desmoronarse y que la gente empieza a darle la espalda. Ser¨ªan un mal augurio para las presidenciales.
Existe el Brasil que coloc¨® en el poder a un capit¨¢n expulsado del Ej¨¦rcito porque le promet¨ªa renovar los vicios de la vieja pol¨ªtica y acabar con la violencia y la corrupci¨®n. Pero eso es pasado. El Gobierno de extrema derecha ha demostrado que su presidente contin¨²a nutriendo sus alucinaciones de violencia y de negaci¨®n de la realidad del brazo de Trump. Y la misma gente que le hab¨ªa votado empieza a cansarse.
Todo inici¨® con aquel ¡°?y a m¨ª qu¨¦?¡± con el que respondi¨® a un periodista cuando iba creciendo el n¨²mero de v¨ªctimas de la pandemia. Fue como un pu?etazo a tantos que le hab¨ªan dado el voto. Fue entonces cuando muchos brasile?os empezaron a entender que la nueva pol¨ªtica anunciada por el nuevo r¨¦gimen de extrema derecha iniciaba a revelar su verdadera identidad y empezaron a abandonar al nuevo ¡°mito¡±.
Es verdad que Brasil estaba cansado de los pol¨ªticos tradicionales, tantos de ellos involucrados con la corrupci¨®n incluso durante la pandemia y que apostaron en las urnas por una renovaci¨®n que se est¨¢ revelando cada d¨ªa como farsa y traici¨®n de lo mejor que tiene este pa¨ªs, que es el rechazo por la guerra.
La ca¨ªda de quienes est¨¢n abandonando al l¨ªder de extrema derecha empez¨® en realidad con la postura criminal mostrada por Bolsonaro desde los inicios de la pandemia, que ya ha dejado m¨¢s de 155.000 v¨ªctimas en Brasil, lo que supone otras tantas tragedias familiares, y ha acumulado tanto dolor.
Muchos analistas pol¨ªticos creyeron ya entonces que la pandemia podr¨ªa derrotar el mito bolsonariano.
Fue una ofensa grave a los brasile?os, preocupados con la pandemia, como en todo el mundo, cuando Bolsonaro primero neg¨® la gravedad de la crisis y despu¨¦s ofreci¨® como cura productos sin el aval de la ciencia. Y sobre todo cuando empez¨® a dar a entender que los que mor¨ªan eran solo ancianos y con enfermedades graves, como si ellos no fueran personas con la misma dignidad que los dem¨¢s. Mientras que los ¡°atletas¡± como ¨¦l saldr¨ªan indemnes de la tragedia. Para ¨¦l en aquel momento los que importaba que siguieran viviendo eran los de la fuerza del trabajo. Su preocupaci¨®n mayor fue no la de salvar vidas sino la de asegurar la econom¨ªa, cuyo desmoronamiento pondr¨ªa en crisis sus ansias de ser reelegido en el 2022. Hace recordar los tiempos tr¨¢gicos del nazismo, cuando importaba solo la raza aria pura y los fuertes. Todo el resto pod¨ªa ser sacrificado.
Muchos brasile?os parecen haberse cansado de una pol¨ªtica destructiva basada en el miedo y en la negaci¨®n de la evidencia. Y empiezan a estar preocupados con esa pol¨ªtica de muerte que no encaja con su amor por la vida.
Ese no masivo que los brasile?os han dado a la despreocupaci¨®n, cuando no a la negaci¨®n, de la tragedia del coronavirus por parte de Bolsonaro y de sus huestes m¨¢s fan¨¢ticas, es se?al de que el pa¨ªs empieza a abandonar un tipo de pol¨ªtica que hoy crece en un mundo de desprecio por la realidad y b¨²squeda de la negatividad en una carrera de muerte y de autoritarismo radical que parec¨ªa haber desaparecido con la apuesta de Occidente por los valores de la democracia y de la libertad.
Brasil, con ese inicio de abandono de la aventura bolsonarista, vive un momento de esperanza, que aparece como una vacuna moral contra el virus de una pol¨ªtica de desprecio de los valores de la democracia y de la libertad que lo estaban envenenando.
Con sus desatinos cotidianos, con su negaci¨®n de la realidad y su pol¨ªtica contra la riqueza cultural del pa¨ªs, Bolsonaro no parece ser brasile?o. Qui¨¦n sabe si la pr¨®xima apuesta en las urnas para elegir un nuevo presidente no ofrezca al mundo una sorpresa que recoloque a Brasil en el lugar que merece y lo injerte en la caravana de millones de personas que siguen apostando por los valores que respeten la vida de todos y no se diviertan con esos juegos de muerte y de negaci¨®n de la realidad.
El no a la pol¨ªtica suicida de Bolsonaro, que empieza a aparecer cada d¨ªa con m¨¢s fuerza entre la poblaci¨®n, es una ventana abierta a la esperanza de que cada vez m¨¢s la mayor¨ªa de la sociedad empieza a darse cuenta del peligro que supone no solo la pandemia sino tambi¨¦n el virus pol¨ªtico, con el que Bolsonaro est¨¢ infectando a los brasile?os.
La nota m¨¢s triste es que los m¨¢s fieles al bolsonarismo son la masa de las iglesias evang¨¦licas politizadas en franca traici¨®n al esp¨ªritu cristiano que predica los valores de la paz y la libertad y la defensa de los m¨¢s d¨¦biles y olvidados por el poder. Ellas parecen haber olvidado la ense?anza del Evangelio que afirma: ¡°No pod¨¦is estar al servicio de Dios y del dinero¡± (Mt. 6, 24).
El bolsonarismo, que tiene como lema ¡°Dios por encima de todo¡±, parece hoy m¨¢s bien una caricatura de lo mejor que tiene el cristianismo, que es el amor universal, la defensa de la vida y la condena de todos los racismos.
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