El ¡°estilacho¡± personal de gobernar
Casi 67.000 mexicanos han sido asesinados y casi 100.000 m¨¢s han fallecido por causa de la epidemia de la covid-19, pero a L¨®pez Obrador le preocupa m¨¢s la Conquista y el penacho de Moctezuma
El historiador y economista Daniel Cos¨ªo Villegas llam¨®, con elegancia, ¡°estilo personal de gobernar¡± a la colecci¨®n de incongruencias, taras, man¨ªas, obcecaciones y abiertas idioteces en que incurri¨® el presidente Luis Echeverr¨ªa, quien gobern¨® M¨¦xico en el sexenio comprendido entre los a?os 1970 y 1976.
La tesis de Cos¨ªo Villegas era que en un pa¨ªs en que el poder se concentraba tan absolutamente como en el nuestro y en el cual las ideas y apetitos de un solo hombre pesaban m¨¢s que el inter¨¦s p¨²blico, ese ¡°estilo¡± terminaba por permear la administraci¨®n y las instituciones y se convert¨ªa en el alma del sistema pol¨ªtico.
Por si alguien lo ha olvidado (o es demasiado joven para recordarlo), Echeverr¨ªa comenz¨® su periodo con promesas de apertura democr¨¢tica y reformas. Intent¨® convertirse en l¨ªder y vocero del Tercer Mundo y fracas¨® en el empe?o. Detest¨® la cr¨ªtica y a los medios al grado de promover el ¡°golpe¡± contra el Exc¨¦lsior de Julio Scherer. Toler¨® tan mal las protestas callejeras que en su gobierno ocurri¨® la represi¨®n violenta del ¡°Jueves de Corpus¡±. Y, claro, acab¨® por sumergir al pa¨ªs en una profunda crisis econ¨®mica, luego de a?os de estabilidad (esa estabilidad, por cierto, fue la excusa con que los defensores del sistema justificaron la represi¨®n de los j¨®venes, los sindicalistas y los campesinos, y minimizaron el malestar de los empresarios y la clase media en general).
A partir de aquella visi¨®n primigenia de Cos¨ªo Villegas es posible entender la importancia del ¡°estilo personal¡± en la ola de desastres que provocaron Echeverr¨ªa y sus sucesores. El presidencialismo no comenz¨® a ser acotado sino en 1997, con el primer congreso con mayor¨ªa opositora. Y no ha sido plenamente restaurado todav¨ªa, aunque los esfuerzos del actual presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, est¨¦n puestos en consumar el regreso a la presidencia todopoderosa de tiempos del PRI.
Porque, a semejanza de lo que ocurr¨ªa en tiempos de Echeverr¨ªa, no hay un ideario consistente detr¨¢s de las pol¨ªticas del gobierno en turno. Lo que hay es algo que, debido a sus rasgos caricaturescos y autopar¨®dicos, podr¨ªa ser descrito, con permiso de la memoria de Cos¨ªo Villegas, como ¡°estilacho personal¡±. Veamos algunos ejemplos. ?Al presidente le gusta el beisbol, un deporte que en M¨¦xico nunca ha sido mayoritario? Ah, pues se abre una oficina presidencial para promoverlo y se le asigna una buena rebanada de presupuesto, mientras ¨¢reas como la salud p¨²blica, la protecci¨®n a mujeres violentadas o la ciencia sufren recortes brutales. ?Al presidente le cae muy bien su hom¨®logo estadounidense Donald Trump? Ah, pues su gobierno se niega a felicitar por su triunfo electoral a Joe Biden, a pesar de que la inmensa mayor¨ªa de gobiernos del planeta lo haya hecho ya, y de que las acusaciones de Trump de haber sido v¨ªctima de un fraude no se sostengan.
Casi 67.000 mexicanos han sido asesinados en lo que va del sexenio y casi 100.000 m¨¢s han fallecido por causa de la epidemia de la covid-19, pero al presidente le preocupan m¨¢s otros temas, como exigirle reiteradas disculpas a Espa?a por la Conquista de 1521. O como solicitarle a Austria que nos regrese un penacho que, presuntamente, Moctezuma II le mand¨® como obsequio al Emperador Carlos I (a quien los chocolates y las cuentas de monarcas sacro-germ¨¢nicos llaman Carlos V). ?Hay alguna idea pol¨ªtica detr¨¢s de estos desprop¨®sitos? ?O solo hay mucho ¡°estilacho¡±?
Y el ¡°estilacho¡±, como previ¨® Cos¨ªo Villegas, impregna tambi¨¦n a todos aquellos que siguen a su instaurador. Si el presidente es incapaz de respetar a cualquiera que no se le cuadre, y no deja pasar d¨ªa sin tachar de ¡°corruptos¡± y ¡°conservadores¡± a los que le hacen reclamos (lo mismo le da si son feministas, hartas de la inacci¨®n e ineptitud oficial para frenar la violencia contra las mujeres, que acad¨¦micos, cient¨ªficos, o ciudadanos de a pie que ven c¨®mo les llega el fuego a los aparejos), pues sus ac¨®litos se consideran obligados a seguirle el paso. Por eso la comunicaci¨®n del gobierno, sus secretarios, sus partidarios y sus personeros consiste casi exclusivamente en ofensas, descalificaciones, diatribas y rega?os. Es el gobierno ret¨®ricamente m¨¢s violento de la historia contempor¨¢nea de M¨¦xico.
Y todo hace presagiar que ese ¡°estilacho¡± rijoso, que emprende cruzadas absurdas en vez de enfrentar los problemas reales y no busca otra cosa que instaurar la voluntad de un solo hombre, seguir¨¢ all¨ª. A¨²n le quedan cuatro a?os de poder (si no se les ocurre que necesitan otros seis para ¡°consolidar los cambios¡± y le parten el espinazo a la Constituci¨®n para permitir la reelecci¨®n presidencial). Total: parece que el ¡°estilacho¡± lleg¨® para quedarse entre nosotros otro buen rato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.