Pol¨ªticos sorprendidos

Ninguno de los l¨ªderes pol¨ªticos y cargos p¨²blicos que han dimitido por vacunarse fuera del protocolo piensa que ha hecho algo malo. El consejero de salud de Murcia dijo que ¡°est¨¢ claro que no ha sido entendido por la sociedad¡±. La alcaldesa de Molina de Segura (Murcia) dijo ¡°haber sufrido un linchamiento sin precedentes¡± y se?al¨® que su ¨²nico delito fue vacunarse: ¡°No he robado, no he prevaricado, no he malversado¡±. El jefe del Estado Mayor de la Defensa se fue ¡°con la conciencia tranquila¡±. El consejero de Sanidad de Ceuta, en cambio, no ha dimitido y se ha defendido diciendo que realmente no quer¨ªa vacunarse, pero que se lo pidieron: ¡°Yo no me vacuno ni de la gripe, no me gustan las vacunas¡±. Todos han defendido su inocencia, pero ninguno se vacun¨® en p¨²blico. ?Por qu¨¦ no lo hicieron delante de las c¨¢maras para concienciar, o para obtener r¨¦ditos pol¨ªticos, como han hecho otros l¨ªderes? El secretismo desvela la negligencia.

Una reacci¨®n com¨²n ha sido la sorpresa. Esta a su vez desvela una concepci¨®n patrimonialista de la pol¨ªtica. ?Este privilegio no iba aparejado a mi cargo? ?No soy un servidor p¨²blico? El alcalde de Madrid ha dicho que ¡°quienes dirigen la naci¨®n, quienes tienen esa responsabilidad de tomar decisiones a futuro, me parece muy l¨®gico y muy razonable que se vacunen¡±. Pero ?c¨®mo determinamos qui¨¦n es servidor p¨²blico? Hemos estirado el concepto demasiado. ?Deber¨ªa un pol¨ªtico cualquiera tener prioridad en la vacunaci¨®n a pesar de que gran parte de su trabajo de calle (una cuesti¨®n clave, ya que el calendario de vacunaci¨®n debe depender del grado de exposici¨®n al virus) es electoralista y de campa?a? ?Por qu¨¦ un concejal antes que un conductor de autob¨²s o alguien que trabaja en un supermercado? La idea de servicio p¨²blico va m¨¢s all¨¢ del cargo p¨²blico.

Hace a?os, la corrupci¨®n era el gran tema de la pol¨ªtica espa?ola. Tras el 15-M, polit¨®logos y periodistas debat¨ªan sobre nepotismo, puertas giratorias, imputaciones. Hoy, a pesar de que el problema no ha desaparecido, no existe ese debate. Al PSOE de Pedro S¨¢nchez no le ha interesado promover una agenda reformista. Ha sido nepotista y ha abusado de las puertas giratorias. Ante la inexistencia de una agenda seria anticorrupci¨®n, y con un Gobierno incompetente, ha crecido el populismo.

En cierto modo, es comprensible. En momentos de necesidad y frustraci¨®n, como durante una pandemia, una dosis peque?a de populismo es sana. Cuando Fernando Sim¨®n dijo tras la Navidad que ¡°quiz¨¢ lo pasamos mejor de lo que deber¨ªamos haberlo pasado¡±, muchos se acordaron del cl¨¢sico ¡°hemos vivido por encima de nuestras posibilidades¡± que justific¨® tantos recortes. Es dif¨ªcil no caer en la cr¨ªtica estructural y populista viendo las l¨¢grimas de cocodrilo de los pol¨ªticos vacunados fuera de protocolo. El problema es que ese populismo casual y comprensible desemboca en uno t¨®xico f¨¢cilmente. Del ¡°todos son iguales¡± a la desconfianza en las instituciones y en la democracia hay un camino muy corto.