Viejas y nuevas guerras
Sorprende el silencio y la comprensi¨®n ante las dificultades de la Comisi¨®n por parte de los partidos que en Espa?a han convertido la gesti¨®n de la crisis sanitaria en un enfrentamiento sin cuartel
Rechazamos las met¨¢foras b¨¦licas por respeto a los que han ca¨ªdo y caen bajo las bombas mientras a nosotros se nos pide b¨¢sicamente estar en casa y a nuestro alrededor las infraestructuras permanecen intactas, esperando volver a una vida parecida a la de antes. Por respeto a Siria, que lleva 10 a?os en guerra y sin noticias de la vacuna ni de los tratamientos anticovid ni de los equipos de protecci¨®n para los sanitarios. S¨ª, hay que ser prudentes con las met¨¢foras.
Pero lo cierto es que algunas guerras se vienen librando sin bombas desde hace tiempo. Por los recursos escasos como el agua y por los recursos abundantes, pero nuevos, como los datos de cada uno de nosotros. El bot¨ªn es dinero, influencia y posici¨®n en la pir¨¢mide del poder¨ªo global. A¨²n es pronto para saber si el enfrentamiento entre Europa y la farmac¨¦utica AstraZeneca es una simple escaramuza en una situaci¨®n in¨¦dita para todos, o es la primera batalla de una guerra con doble bot¨ªn: la compa?¨ªa multiplica sus beneficios y los pa¨ªses que obtengan antes las vacunas salvan vidas y consiguen la primera posici¨®n para la recuperaci¨®n econ¨®mica que vendr¨¢ cuando se supere la pandemia. Sin olvidar los efectos sobre la confianza en sus instituciones de sociedades muy vapuleadas por el virus y por sus consecuencias, como demuestra el incremento del paro espa?ol registrado en enero.
En las guerras de verdad la informaci¨®n es estrat¨¦gica. Tal y como estamos viendo en este episodio en el que solo el anuncio del incumplimiento por parte de la compa?¨ªa sueco-brit¨¢nica forz¨® a la Comisi¨®n Europea a publicar el contrato que algunos grupos de la Euroc¨¢mara llevaban semanas reclamando sin ¨¦xito. Todav¨ªa se ocultan datos de esos contratos que permitir¨¢n a la compa?¨ªa jugar con otras reglas en otros escenarios. Habr¨¢ que sumar la transparencia a las bajas no humanas de la pandemia. Adem¨¢s de lo revelador que ha resultado comprobar c¨®mo una sola compa?¨ªa privada le mantiene un pulso vital a una instituci¨®n que representa a 450 millones de personas y, lo que es m¨¢s importante para el caso, 450 millones de clientes potenciales del mundo rico.
Sorprende el silencio y la comprensi¨®n ante las dificultades de la Comisi¨®n por parte de los partidos que en Espa?a han convertido la gesti¨®n de la crisis sanitaria en una guerra sin cuartel.
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