El pico de la polarizaci¨®n
Estamos ante un ascenso de los extremos, con su correlato en la divisi¨®n en bloques estancos y sin pasarelas que imponen las l¨ªneas rojas
Dif¨ªcil superar el grado de polarizaci¨®n alcanzado hasta ahora, ayer mismo. Lo demuestran los buenos resultados de la CUP y de Vox. Es el caracter¨ªstico ascenso de los extremos, con su correlato en la divisi¨®n en bloques estancos y sin pasarelas que imponen las l¨ªneas rojas. Las tendencias de fondo que impiden los pactos quedan confirmadas.
Apenas nada se mueve en cada uno de los dos segmentos enfrentados durante los ¨²ltimos ocho a?os en el sistema de partidos. Pero todo se mueve en el interior de cada segmento. En el bloque independentista culmina un cambio que viene de lejos. Al fin Esquerra es el primer partido independentista en votos y en esca?os. Obtiene as¨ª la ?taca del mayorazgo frente a la tozuda resistencia de Junts, la formaci¨®n del legitimismo nacionalista.
Enfrente, en el otro bloque, no son movimientos; es un terremoto. El PSC, con casi el doble de esca?os, resurge con ¨ªmpetu de las cenizas. Vox destituye a las dos ramas de la derecha en competencia en el fracaso. Los 30 esca?os perdidos por Ciudadanos es una cantidad insoportable, pero para el PP, que pierde uno solo pero queda el ¨²ltimo de la fila, es la descalificaci¨®n de toda su pol¨ªtica en Catalu?a y para Catalu?a y un serio interrogante a la capacidad de Pablo Casado para persistir como alternativa a Pedro S¨¢nchez.
El pico de la polarizaci¨®n contiene en su seno la reversi¨®n de la polarizaci¨®n. Esquerra es el partido de la mesa de negociaci¨®n que aprob¨® los Presupuestos en Madrid. Tambi¨¦n quieren saltarse las l¨ªneas rojas y la divisi¨®n en bloques el PSC y Catalunya en Com¨², su socio in pectore en Catalu?a, en buena correspondencia con las coaliciones en el Gobierno de Espa?a y en el Ayuntamiento de Barcelona. Sin la presidencia de la Generalitat, Puigdemont se queda sin el grial. Superados por Vox, ni Ciudadanos ni PP tendr¨¢n voz y autoridad para oponerse al horizonte de di¨¢logo y a los indultos.
No es f¨¢cil aplanar la curva una vez se ha alcanzado el pico. No es f¨¢cil con la pandemia y tampoco lo ser¨¢ con la polarizaci¨®n. El mapa del voto es expl¨ªcito. No se votan programas, sino identidades, que en el caso catal¨¢n se convierten en identidades ling¨¹¨ªsticas, territoriales y familiares, homog¨¦neamente distribuidas. La polarizaci¨®n m¨¢s insidiosa y persistente es la que consigue convertir las identidades distintas en ideolog¨ªas incompatibles.
Alg¨²n d¨ªa bajar¨¢ la curva. Habr¨¢ m¨¢s votantes indecisos entre los dos bloques, no dentro de cada bloque como hasta ahora. Desaparecer¨¢ el sistema bloqueador de las l¨ªneas rojas. Las diferencias ling¨¹¨ªsticas, territoriales e identitarias estar¨¢n razonablemente representadas en el interior de cada uno de los grandes partidos, como suced¨ªa antes de todo esto.
Es un horizonte lejano. La inercia trabaja por la continuidad del pacto de gobierno independentista, que es la persistencia en la gresca entre Esquerra y Junts y en la incapacidad para gobernar la autonom¨ªa. Pero el cambio est¨¢ disponible. Solo hace falta que Esquerra alargue el brazo, lo tome y se convierta en su protagonista.
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