Inmigrantes en Colombia: una decisi¨®n justa
La decisi¨®n de Iv¨¢n Duque de regularizar a un mill¨®n de migrantes venezolanos ser¨¢ pol¨ªtica de Estado m¨¢s all¨¢ del fin del actual Gobierno el pr¨®ximo a?o
Jam¨¢s en Latinoam¨¦rica se hab¨ªa vivido una ola migratoria como la que de los ¨²ltimos cuatro, cinco a?os, en la que cerca de 5,5 millones de venezolanos ya han emigrado a Colombia, Per¨², Chile, Ecuador y otros pa¨ªses de la regi¨®n. Ni siquiera en la c¨²spide de los conflictos armados centroamericanos (entre las d¨¦cadas de los ochenta y noventa) hab¨ªa ocurrido algo as¨ª.
En este contexto es trascendente la decisi¨®n del Gobierno de Colombia, anunciada el lunes de la semana pasada por el presidente Iv¨¢n Duque, de que se regularizar¨¢ a un mill¨®n de migrantes venezolanos indocumentados mediante un estatuto temporal de protecci¨®n con una vigencia de 10 a?os. Para ese prop¨®sito puso bajo consulta p¨²blica un proyecto de decreto.
Hay sobre el tapete cr¨ªticas a su Gobierno en asuntos cr¨ªticos, como los reiterados homicidios a l¨ªderes sociales y defensores de derechos humanos o las dificultades para el cabal cumplimiento de los acuerdos de paz con las FARC firmados el 2016 por el presidente Juan Manuel Santos luego de un largo proceso negociador. Sin embargo, el anuncio del presidente Duque de esta espectacular medida sobre el tema migratorio ha sido bien recibida tanto por la comunidad internacional como en Colombia.
Lo anunciado tiene como tel¨®n de fondo dos contundentes datos de la realidad: la crisis en Venezuela y la incontenible explosi¨®n de emigrantes. Que emigren las personas por millones es, por s¨ª solo, term¨®metro de la dimensi¨®n de una crisis. Y para los pa¨ªses que reciben esa inmigraci¨®n que no buscaron, un reto inmenso. Son varios los pa¨ªses receptores, pero son, en particular ¨Cy en ese orden¨C, Colombia y el Per¨²; se han asentado all¨ª ya cerca de tres millones (en Colombia, m¨¢s de 1,7 millones; en Per¨², 1,3). Mucho m¨¢s de los que ha recibido cualquier pa¨ªs europeo ¨Co toda la UE¨C en igual per¨ªodo.
Destacan en torno a este anuncio tres aspectos particularmente relevantes.
Primero, las dimensiones, proporciones y significaci¨®n de lo que est¨¢ de por medio. Pa¨ªses receptores pobres ¨Co de ¡°desarrollo medio¡±¨C que reciben much¨ªsimos inmigrantes que huyen de una situaci¨®n adversa... y no ¡°arde Troya¡±. Y eso da buena cuenta de que, en medio de todo, los valores democr¨¢ticos tienen presencia.
Por mucho menos desplazados/refugiados en varios pa¨ªses europeos se arma la de ¡°dios es Cristo¡± y saltan a flor de piel regresivos chauvinismos, el racismo y nacionalismos extremistas. Y lo que no deber¨ªa existir nunca en un Estado democr¨¢tico: exclusi¨®n y bloqueos contra inmigrantes huyendo de la violencia o la persecuci¨®n.
Pensemos, por ejemplo, en los refugiados provenientes de Siria buscando llegar a Europa. ACNUR calcula en 6,7 millones el total de sirios busc¨¢ndolo; pero la mitad se les ha bloqueado en Turqu¨ªa. Los que s¨ª llegan a pasar a la rica Europa son mucho menos que el total de venezolanos en Sudam¨¦rica, que no dispone de un conveniente territorio ¡°turco¡± en el camino que opere de parachoques.
Segundo, las condiciones y exigencias para considerar a una persona ¡°refugiado¡± o darles protecci¨®n. Los conceptos han evolucionado en Am¨¦rica Latina; no en Europa, donde siguen aplic¨¢ndose los exigentes t¨¦rminos y definiciones de la convenci¨®n sobre refugiados de 1951 para los que se exige una sustentaci¨®n individualizada del ¡°temor fundado de persecuci¨®n¡± en cada uno de los solicitantes.
En Am¨¦rica Latina los conceptos est¨¢n adecuados a una realidad din¨¢mica, distinta de la de la Segunda Guerra Mundial, que es de donde salieron los conceptos de la convenci¨®n de 1951. Se aplica, desde 1984, la ¡°definici¨®n ampliada¡± de refugiado, generada en Am¨¦rica Latina y adoptada en Cartagena de Indias ese a?o, que remite a condiciones objetivas, m¨¢s amplias y colectivas que la ¡°persecuci¨®n individual¡±: cuando ¡°su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresi¨®n extranjera, los conflictos internos, la violaci¨®n masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden p¨²blico¡±. Es decir, situaciones de afectaci¨®n colectiva que llevan a grupos humanos a desplazarse.
As¨ª, no fue por el ¡°temor fundado¡± de persecuci¨®n individual que se dio protecci¨®n a partir de Cartagena, por ejemplo, a los salvadore?os que hu¨ªan de bombardeos en sus poblados o enfrentamientos armados en su pa¨ªs. Se les dio protecci¨®n por eso; sin que tuvieran que alegar o demostrar un ¡°temor fundado¡± en cada individuo. Hay que esperar que en otras regiones del mundo se produzca un aggiornamento para que las pol¨ªticas en esta materia est¨¦n a tono con la realidad y no queden como la tortuga detr¨¢s de la liebre.
As¨ª, t¨¦rminos operacionales m¨¢s amplios para el otorgamiento de protecci¨®n que los de la convenci¨®n de 1951 est¨¢n permitiendo que en el presente ACNUR est¨¦ procesando decenas de miles de solicitudes por condiciones que van m¨¢s all¨¢ de las previstas en la septuagenaria convenci¨®n de 1951.
Tercero: c¨®mo manejar esta ola migratoria, la situaci¨®n migratoria de centenares de miles de venezolanos y las condiciones econ¨®micas, laborales y de salud p¨²blica de cada inmigrante. A eso se tiene que dar respuesta en un contexto dif¨ªcil como el de ahora con las econom¨ªas golpeadas duramente por la pandemia.
Ya que muchos de los que han inmigrado est¨¢n indocumentados es por donde hay que empezar: regularizar la situaci¨®n para saber qui¨¦nes son y d¨®nde est¨¢n. Esto parecer¨ªa estar llegando a una situaci¨®n l¨ªmite en Colombia con 90% de los venezolanos inmigrantes en la econom¨ªa informal y 56% sin situaci¨®n migratoria regular. En un contexto as¨ª es complicado ponerle el ¡°cascabel al gato¡±.
Son importantes, por eso, las medidas anunciadas por el presidente colombiano. Que est¨¢n dirigidas no solo a los migrantes venezolanos regulares sino, principalmente, a los que se encuentren en situaci¨®n irregular al 31 de enero de 2021 e, incluso, a los que ingresen a Colombia por un puesto de control migratorio durante los primeros dos a?os de vigencia del naciente Estatuto Temporal de Protecci¨®n para Migrantes Venezolanos (ETPV).
¡°Es un gesto humanitario emblem¨¢tico para la regi¨®n, incluso para el mundo entero¡±, se?al¨® Filippo Grandi, titular de ACNUR de visita en Colombia el d¨ªa del anuncio presidencial. Y es cierto. Se sabe que si el anuncio de Duque se hizo en presencia del Alto Comisionado fue por la coincidencia de esa visita dos veces postergada; no porque el ¡°paquete¡± se hubiera armado previamente con ACNUR o porque el alto funcionario llegaba con un ¡°pan bajo el brazo¡±.
Hacer todo eso en un plazo breve y sin importantes recursos internacionales a la vista es complejo. Este anuncio ocurre en un contexto de aguda polarizaci¨®n pol¨ªtica y social interna dentro del cual esta medida da una positiva se?al de vertebraci¨®n de la sociedad y de actuar proactivo del Estado. Que no haya sido materia de cuestionamiento por ning¨²n sector de opini¨®n relevante es se?al de que ser¨¢ pol¨ªtica de Estado m¨¢s all¨¢ de la culminaci¨®n del actual Gobierno el pr¨®ximo a?o. Algo indispensable dado el tiempo y recursos que requiere llevar a cabo una pol¨ªtica de este tipo.
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