Preocupada
Veo, aun sin bola, un futuro dif¨ªcil que pasa por un presente mejor que un pasado dictatorial y tremebundo, pero que dista mucho de ser redondo
He sido educada en la no violencia. Me da miedo. A menudo me echo en cara la huida de la confrontaci¨®n. La b¨²squeda de la tangente y el templar gaitas. Luego, pese a los concursantes de los realities que nos escupen a la cara a gritos pelaos de autenticidad personal, me digo que ese talante conciliador no es defecto, sino virtud. Hoy estoy preocupada: una cosa es no compartir los m¨¦todos violentos y otra distinta utilizar pol¨ªticamente la estrategia de la ceguera. Veo la desmesura con que los polic¨ªas han ¡°reducido¡± a los manifestantes en Valencia y, desde el otro lado, los disturbios en Barcelona a causa del encarcelamiento de Pablo Has¨¦l. Enrique de Santiago declara, quiz¨¢ para quitarle hierro a la rabia de la protesta, que lo importante es defender la libertad de expresi¨®n. Veo brutales enfrentamientos cuerpo a cuerpo, falta de expectativas, peste, odio, colas del hambre, sentencias judiciales m¨¢s alucin¨®genas que el LSD, fatiga pand¨¦mica, precariedad, elevad¨ªsima tasa de paro juvenil¡ Veo, aun sin bola, un futuro dif¨ªcil que pasa por un presente mejor que un pasado dictatorial y tremebundo, pero que dista mucho de ser redondo. En estas circunstancias, cuando al presidente se le llena la boca de democracia siento que la palabra democracia es conjuro, alfombra bajo la que esconder lo que no nos gusta. Nuestra democracia vale mucho y ha costado sangre, sudor y l¨¢grimas, pero eso no significa que sea la panacea que nos libre de fijarnos en la realidad. La violencia proviene de alguna parte. La violencia no la ejercen los malos porque son malos: gentes del hampa, rebeldes sin causa, terroristas, psic¨®patas en un mundo feliz. Tambi¨¦n tiene un origen esa violencia verbal, discutible pero no imputable, de quienes lanzan diatribas, supuestamente antiburguesas, que insultan a Anguita, Cayo Lara, o afirman que Abascal e Iglesias son lo mismo.
Buscar las razones de la violencia no es lo mismo que justificarla. Pero si solo hablamos desde la perspectiva del logro, jam¨¢s entenderemos lo que est¨¢ sucediendo. Una cosa es mantener la antorcha de la dignidad institucional, ser dem¨®crata, y otra no indagar en las razones del resentimiento. Hay campos sem¨¢nticos invadidos por t¨¦rminos confusos y sinonimias discutibles: los antisistema pueden ser dem¨®cratas y los prosistema no tener nada de democr¨¢ticos. Los youtubers que fijan su residencia en Andorra son el baluarte prosist¨¦mico liberal ¡ªacumulaci¨®n capitalista, mercantilizaci¨®n de la libertad, ego¨ªsmo, infantilismo, ?Aeropuerto en Andorra, ya!¡ª, pero no son solidarios ni parece que les interese la igualdad ni lo p¨²blico ni lo com¨²n. Se puede ser dem¨®crata y abominar de la violencia; se puede gustar de la violencia y ser dem¨®crata ¡ª?hace falta que recordemos nuestras guerras filantr¨®picas en defensa de la democracia y activadas por la espoleta del inter¨¦s econ¨®mico?¡ª ; se puede no ser dem¨®crata y adem¨¢s ejercer la violencia, una combinaci¨®n que en este pa¨ªs conocemos bien y en cuya retroespiral podemos recaer a la m¨ªnima... Ser¨ªa bueno someter a una prueba de calidad a la democracia, con todos los respetos hacia quienes se dejaron la piel construy¨¦ndola. Testar esos asuntillos que la desvirt¨²an: por ejemplo, las razones que enfrentan a Calvi?o y D¨ªaz, por qu¨¦ las vacunas tienen precio, de d¨®nde nace la rabia, qui¨¦n mueve los hilos.
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