Bolsonaro se quita la careta y dice que no le gusta la democracia
Queda claro que al presidente brasile?o lo ¨²nico que le preocupa es blindar su mandato y prepararse para ganar a cualquier precio las elecciones de 2022
No era un secreto para nadie que al presidente brasile?o Jair Bolsonaro no le gusta la democracia. Pero ahora se ha quitado la careta y ha confesado a la luz del sol: ¡°Si todo dependiera de m¨ª, no vivir¨ªamos en este r¨¦gimen¡±. Su confesi¨®n la hizo durante un acto militar. El general de reserva Eduardo Jos¨¦ Barbosa le hizo eco: ¡°Brasil tiene nostalgia del r¨¦gimen militar de la dictadura¡±. Aunque no es cierto porque de acuerdo con un sondeo hecho por Datafolha el 75% de los brasile?os apuesta por la democracia.
No hay alternativa al r¨¦gimen democr¨¢tico, solo alg¨²n tipo de dictadura. No hace falta acudir a un silogismo de Arist¨®teles para interpretar las palabras del capit¨¢n brasile?o.
En el d¨ªa anterior de su confesi¨®n, Bolsonaro sorprendi¨® al destituir al presidente de la estatal Petrobras, considerado uno de los mejores de los ¨²ltimos tiempos, para colocar en su lugar a un militar.
Que a Bolsonaro lo que le encanta es un r¨¦gimen dictatorial sin tener que contar para gobernar con el estorbo de las otras instituciones lo hab¨ªa revelado ya cuando era diputado. Afirm¨® entonces que la dictadura brasile?a fue demasiado blanda. Seg¨²n ¨¦l tendr¨ªa que haber matado a 30.000 m¨¢s, incluido el expresidente Fernando Henrique Cardoso, y no haber perdido tiempo en torturar pues deb¨ªan haber matado directamente a los que se opon¨ªan a ella.
Que Bolsonaro se siente inc¨®modo con la democracia lo revel¨® enseguida cuando consider¨® un estorbo tener que contar para gobernar con el Congreso y el Supremo Tribunal Federal. As¨ª que estimul¨® a sus seguidores fan¨¢ticos y nost¨¢lgicos de la dictadura a atentar contra dichas instituciones.
Desde entonces, viendo que las instituciones reaccionaron en defensa de la democracia, cambi¨® de t¨¢ctica e intent¨® comprar al Congreso o al Supremo. Del famoso caballo de Atila se dec¨ªa que donde pisaba no volv¨ªa a nacer la hierba. De Bolsonaro se podr¨ªa decir que donde pisa mueren los valores de la libertad y de la democracia.
Ya no quedan dudas que de ahora en adelante m¨¢s que gobernar y preocuparse por los graves problemas que afligen al pa¨ªs, Jair Bolsonaro dedicar¨¢ su tiempo para poder reelegirse y a partir de ah¨ª imponer al pa¨ªs un r¨¦gimen de excepci¨®n.
El primer paso que ya est¨¢ dando es militarizar cada d¨ªa m¨¢s al Gobierno no solo llen¨¢ndolo de militares sino armando y alabando cada vez m¨¢s a las polic¨ªas y hasta a las milicias para que sean sus aliados.
Que Bolsonaro se encamina cada vez m¨¢s a imponer un r¨¦gimen que cercene las libertades para poder gobernar sin tener que contar con los contrapesos que exigen la democracia, ha quedado m¨¢s claro que nunca.
A este punto es un deber preguntarse qu¨¦ piensan hacer las instituciones democr¨¢ticas cada vez m¨¢s amenazadas. ?Van a esperar pasivas a que el capit¨¢n realice sus sue?os de coronarse emperador como un nuevo Napole¨®n para gobernar a su capricho o deber¨¢n frenar su ¨ªmpetu dictatorial?
Ahora ya no sirven las excusas de que se tratan solo de las bravatas. La confesi¨®n de Bolsonaro no admite m¨¢s excusas de que est¨¢ hablando en serio.
?Permitir¨¢n los otros poderes del Estado que el presidente siga provocando p¨²blicamente y escupiendo sobre la democracia? La inercia ante las provocaciones del presidente podr¨ªa costarle caro al pa¨ªs cuyo prestigio se est¨¢ desmoronando dentro y fuera de sus fronteras.
Ahora queda m¨¢s claro que a Bolsonaro lo ¨²nico que le preocupa es dedicar lo que le queda de mandato a blindarse y a prepararse para ganar a cualquier precio aunque tenga que pisotear todas las reglas electorales.
No s¨¦ si el capit¨¢n Bolsonaro es o no un estratega, pero est¨¢ demostrando que acaba enga?ando a las instituciones que se dejan comprar por ¨¦l y no consiguen aceptar su peligrosidad. Se siente tan seguro de poder conseguir combatir la democracia que ya est¨¢ intentando confesar que Brasil solo puede ser gobernado con mano dura.
La gran inc¨®gnita hoy es si las fuerzas democr¨¢ticas, las empresas y hasta las iglesias se dejar¨¢n subyugar por Bolsonaro y lo dejar¨¢n irresponsablemente seguir preparando sus planes de acabar con la democracia del pa¨ªs contando con la complicidad de todas las fuerzas militares.
O las instituciones democr¨¢ticas ponen un freno al caballo desbocado de su locura o ma?ana aparecer¨¢n como c¨®mplices cobardes e incapaces de oponerse a la tiran¨ªa del presidente.
La historia nos ense?a que grandes tragedias del pasado habr¨ªan podido evitarse si alguien las hubiera detenido a tiempo. Brasil podr¨¢ detener la mano de quien ya amenaza con arrogancia desestabilizar y militarizar al pa¨ªs.
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