Un robot m¨¢s cr¨ªptico que Quevedo
Un sistema de inteligencia artificial escribe relato, poes¨ªa y teatro. No muy bien
Los robots no ocupaban nuestro pensamiento hace apenas cinco a?os. Esos ingenios mec¨¢nicos llevaban d¨¦cadas haciendo el trabajo duro de las cadenas de montaje del sector del autom¨®vil, y se les estaba preparando para limpiar residuos radiactivos, desactivar bombas, limpiar la casa y todo lo que una persona no querr¨ªa hacer as¨ª se estuviera cayendo el cielo. Entonces ocurrieron dos cosas que cambiaron el panorama por completo.
Primero, hubo avances genuinos en el sector, como el deep learning, o aprendizaje profundo, una estrategia que ha permitido a las m¨¢quinas ganarnos a juegos m¨¢s complejos que el ajedrez, como el Go, y a otros que requieren inferir la psicolog¨ªa humana, como el p¨®quer. En segundo lugar, los robots empezaron a dominar tareas que los humanos consider¨¢bamos hasta entonces nuestro distintivo ¨²nico, como el dise?o de experimentos cient¨ªficos, la econom¨ªa financiera, la comprensi¨®n del lenguaje y algunos aspectos de las artes. Eso ya era otra cosa. Ese no era el mundo futuro que hab¨ªamos so?ado.
Hay un sistema de inteligencia artificial llamado GPT-2 (casi como Geppetto, el carpintero que cre¨® a Pinocho) que se dedica a escribir cualquier cosa, sean noticias falsas, relatos o poemas. Es una creaci¨®n de la compa?¨ªa OpenAI de Elon Musk, el magnate de Tesla y SpaceX que parece decidido a transformar el mundo. Como la empresa se dedica a desarrollar software libre, el usuario puede probar los talentos de GPT-2 en Talk to Transformer - InferKit, y quien suscribe no ha podido evitar la tentaci¨®n.
Se trata de meterle alg¨²n texto a Geppetto (GPT-2) y ponerle a trabajar para que lo complete. Por ejemplo, le he metido mi pareado favorito de Borges: ¡°El hoy fugaz es tenue y es eterno / Otro cielo no esperes ni otro infierno¡±, y el robot me responde: ¡°Ya no hablemos m¨¢s / Pero ya no necesito estar esta noche en el centro m¨¦dico / Hay algo m¨¢s importante que no hablar / Ya est¨¢ ah¨ª / No espero ni puedo dormir / Quiero morir ese d¨ªa¡±. Es posible que un cr¨ªtico literario de los setenta se hubiera tragado ese embrollo y hasta lo hubiera entendido, pero desde luego ese no es mi caso. GPT-2 ha convertido un carpe diem de Borges ¡ªvive al d¨ªa¡ª en una especie de discusi¨®n de matrimonio, y encima el tipo amenaza con no tomarse las pastillas contra la esquizofrenia.
Visto que GPT-2 parece m¨¢s interesado en las formas que en el fondo, decido alimentarle con un cuarteto de Quevedo: ¡°Cerrar podr¨¢ mis ojos la postrera sombra que me llevar¨¦ el blanco d¨ªa, y podr¨¢ desatar esta alma m¨ªa hora a su af¨¢n ansioso lisonjera¡±. Ch¨²pate esa, GPT-2, pienso mientras le meto la estrofa en su alma de silicio, y va el t¨ªo y se pone: ¡°Me acabo de tener que deslizar al viento durante unos segundos, para comenzar a calentar y para entrar en el r¨ªo pasados tres o cuatro metros a la costa del buen peinado que es mi proceso de paseo¡±. De verdad, GPT-2, eres m¨¢s cr¨ªptico a¨²n que Quevedo, no me fastidies.
Geppetto ha escrito ahora una obra de teatro, informa Science. Seg¨²n el dramaturgo que la ha supervisado, David Kostak, ¡°es una especie de Principito futurista, y el protagonista es un robot¡±. Cosas de los escritores.
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