M¨¦xico crispado
L¨®pez Obrador usa la presidencia y siembra la discordia con fines electorales
El presidente de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ha desarrollado en las ¨²ltimas semanas una estrategia de confrontaci¨®n que coincide con un momento de extrema debilidad del pa¨ªs, a¨²n bajo los estragos de la pandemia y su estela de muerte y destrucci¨®n econ¨®mica. En una escalada que solo se entiende por la proximidad de la cita electoral de junio, donde se juega la composici¨®n de la C¨¢mara de Diputados y 15 gobernaturas, el mandatario ha promovido una abrupta e inquietante reforma energ¨¦tica, entrado en un cuerpo a cuerpo con la judicatura, roto los puentes con el movimiento feminista y multiplicado sus ataques a la prensa cr¨ªtica. Todo ello ha propiciado un clima de crispaci¨®n nacional que poco contribuye al sosiego que requiere el pa¨ªs.
De un jefe de Estado se espera una acci¨®n ponderada y una visi¨®n a largo plazo. Que las encuestas otorguen a L¨®pez Obrador una popularidad elevada o vaticinen unos buenos resultados a su formaci¨®n, Morena, no justifican la polarizaci¨®n permanente de la vida pol¨ªtica. Agitar el ¨¢rbol de la discordia, situarse en perpetuo centro del tablero, arremeter sin pausa y con sa?a contra los adversarios (reales o inventados) o abrir heridas que se daban por cerradas, podr¨¢ ayudar a recargar las bater¨ªas electorales, como se ha visto por desgracia en otros pa¨ªses, pero aleja a M¨¦xico de la senda de la concordia y recuperaci¨®n que tanto necesita.
Es cierto que la estrategia de L¨®pez Obrador, amplificada por los potentes altavoces que ofrece el presidencialismo mexicano, ser¨ªa menos lesiva si existiese algo parecido a una oposici¨®n. Las fuerzas que anta?o gobernaron M¨¦xico est¨¢n ahora mismo arrinconadas, pagando la factura de sus muchos desmanes. El PRI vive ahogado por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, y el derechista PAN sigue sin superar su sangriento pasado. No hay l¨ªderes ni organizaciones que hagan contrapeso y el vac¨ªo apenas lo llenan algunos actores no pol¨ªticos que, para delicia del presidente, se comportan como si lo fueran. Esta falta de alternativa ha dejado libre el cuadril¨¢tero. Una oportunidad que L¨®pez Obrador no desperdicia. Cada ma?ana aprovecha para vapulear a quien ¨¦l decide y de la forma en que quiere. El resultado: una agenda pol¨ªtica que avanza sin consensos y que deja fracturas cada vez mayores.
El enfrentamiento con el movimiento feminista es el m¨¢s claro ejemplo de esta brecha. La resistencia patriarcal e interesada del presidente a retirar de la carrera a un candidato a gobernador acusado por cinco mujeres de abusos y violaci¨®n acab¨® dando luz a una imagen, met¨¢fora de muchos males, que quedar¨¢ en la retina de los mexicanos por d¨¦cadas: el hist¨®rico Palacio Nacional, residencia oficial de L¨®pez Obrador, rodeado de un muro met¨¢lico por temor a las manifestaciones del 8-M.
Har¨ªa bien el presidente en elevar la mirada y dejar de actuar como si estuviera en campa?a perpetua. M¨¦xico es una sociedad moderna que durante d¨¦cadas ha ido muy por delante de sus dirigentes. La corrupci¨®n, el personalismo, la explotaci¨®n inmisericorde de los d¨¦biles abrieron un abismo entre el poder y la ciudadan¨ªa. Denunciando esa brecha ascendi¨® L¨®pez Obrador. Venci¨® en justa lid los comicios. Pero la misi¨®n de un Gobierno va m¨¢s all¨¢ de ganar elecciones: requiere sumar muchas sensibilidades en la tarea com¨²n. Se necesita buscar el consenso, no fomentar la divisi¨®n ni el odio al rival.
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