Radicalismo en la sombra en Catalu?a

Esquerra Republicana de Catalunya y la CUP han cerrado un preacuerdo para facilitar la investidura de Pere Aragon¨¨s como presidente de la Generalitat el viernes si ambas formaciones consiguen tambi¨¦n recabar el apoyo de Junts per Catalunya. El acuerdo es fruto de la l¨®gica de pactos que sigue a cualquier elecci¨®n en un sistema parlamentario, pero el mensaje que destila es de negativa excepcionalidad en m¨²ltiples sentidos. En primer lugar, por consolidar la influencia en el Gobierno de Catalu?a de una formaci¨®n muy radical como la CUP, que afirma que la Constituci¨®n y el Estatut no deben ser un l¨ªmite a la acci¨®n del Govern y del Parlament, como record¨® uno de sus dirigentes en una entrevista con este peri¨®dico. En segundo lugar, por el secretismo que rodea el pacto, que ha sido anunciado pero no publicado. Y ¡°finalmente¡± porque compromete al Govern a ¡°preparar¡± las condiciones necesarias a lo largo de la legislatura para realizar ¡°un nuevo embate democr¨¢tico preferentemente en forma de refer¨¦ndum¡±.

El secretismo sobre el contenido del pacto es casi total. Apenas se esbozan tres l¨ªneas de acuerdo y los partidos se niegan a hacer p¨²blicas las concreciones alegando un malentendido ¡°respeto a las bases¡± que deben ratificarlo. La CUP sostiene tambi¨¦n que hay algunos flecos por rematar. Lo que se ha transmitido del mismo no es tranquilizador. De entrada, por el ¡°nuevo embate democr¨¢tico¡±. Pese a que se sigue defendiendo la idea de una negociaci¨®n con el Gobierno, nada hace prever que esta sea la m¨¢xima prioridad, habida cuenta de que ni la CUP ni Junts, socios imprescindibles para un Gobierno n¨ªtidamente independentista, apuestan por esta v¨ªa. Despu¨¦s, por la reiteraci¨®n de que se va a suspender la utilizaci¨®n de las llamadas balas de foam en los disturbios callejeros a la espera de que se publique el protocolo de su utilizaci¨®n. Si bien los protocolos de actuaci¨®n en seguridad p¨²blica pueden y deben ser permanentemente revisados para garantizar su eficacia y respeto a los derechos fundamentales, los partidos independentistas vuelven a quebrar la confianza en el cuerpo de los Mossos d¡¯Esquadra en un momento muy sensible.

Desgraciadamente, hay m¨¢s motivos de inquietud, relacionados con Junts. La nueva presidenta del Parlament, Laura Borr¨¤s, da muestras de querer interpretar su cargo sin el esp¨ªritu de neutralidad que este exige, y prefiere ejercerlo como guardiana de las esencias independentistas. Su partido, por otra parte, se ancla a posiciones extremas, incluido un papel para el Consell per la Rep¨²blica como delirante instituci¨®n paralela.

A la espera del desenlace de las negociaciones esta semana, nada hace prever que los gobernantes catalanes quieran dejar atr¨¢s la inestabilidad que tanto da?o ha infligido ya a sus conciudadanos. Un nuevo Govern que mantenga el sello del desbarajuste permanente y con los antisistema en el epicentro de la toma de decisiones no servir¨¢ para resolver el conflicto. Solo conducir¨¢ a m¨¢s irrelevancia de puertas hacia afuera y a m¨¢s frustraci¨®n interna.