La campa?a m¨¢s salvaje
Parafraseando aquello que dec¨ªa Churchill de los Balcanes, Espa?a empieza a producir m¨¢s Historia de la que puede digerir, entendiendo la actualidad como la Historia del presente
Parafraseando aquello que dec¨ªa Churchill de los Balcanes, Espa?a empieza a producir m¨¢s historia de la que puede digerir, entendiendo la actualidad como la historia del presente. El ritmo vertiginoso de la informaci¨®n cotidiana bordea la opulencia, hasta ese punto de sobreinformaci¨®n que ya no sirve para orientarse sino que hace perder la perspectiva. Desde hace d¨ªas, la espiral gira delirantemente. Resultar¨ªa excesivo considerar la moci¨®n de Murcia como nuestro asesinato del archiduque austroh¨²ngaro en Sarajevo, pero desde luego ha desatado una peligrosa onda expansiva que incluye la implosi¨®n de Ciudadanos, efervescencia de la ultraderecha para entusiasmo del PSOE, crisis de Gobierno, una campa?a sucia en Madrid, polarizaci¨®n populista con vaciado del centro... brillante operaci¨®n iniciada en La Moncloa, con la complicidad miope de Arrimadas, en plena pandemia. Y a esta demencia contribuimos tambi¨¦n los medios, como si la pol¨ªtica generase respetabilidad por s¨ª misma aunque seg¨²n qu¨¦ d¨ªas parezca m¨¢s S¨¢lvame Deluxe. Por dem¨¢s, que resulte divertido o hasta fascinante, no lo blanquea ni remotamente. Montesquieu elogiaba a aquellos pueblos cuya historia se lee con aburrimiento porque sin duda son m¨¢s pr¨®speros. En Espa?a, no hay democracia aburrida, pero quiz¨¢ s¨ª empieza a haber aburrimiento de la democracia. Es un peligro constatable c¨®mo la l¨®gica populista va contaminando la democracia liberal.
Todo apunta a una campa?a sucia y esperp¨¦ntica en Madrid. La bienvenida de Ayuso a Iglesias, despu¨¦s de que ¨¦ste consagrara el deber de plantar cara a ¡°la derecha criminal¡±, fue la proclama de ¡°comunismo o libertad¡±. ?Realmente estos aprendices de brujo, o sus speechwriters con alma de guionistas, no reparan en que ese lenguaje a?os treinta, m¨¢s all¨¢ de ser irreal, constituye una ¨¢spera invitaci¨®n a fracturar la convivencia tolerante? Claro que dif¨ªcilmente se puede confiar en ninguna contenci¨®n si la pandemia con decenas de miles de muertos no sirve para contener siquiera levemente el oportunismo pol¨ªtico. Y la sesi¨®n de control, como siempre, da pistas. Casado acudi¨® con un mitin descentrado demasiado obvio, bajo el temor de Vox; y S¨¢nchez le reprendi¨® con tono de p¨²lpito ¨C¡±ay, se?or Casado, que ya estamos en campa?a...¡±¨C antes de lanzarse ¨¦l mismo a otro discurso electoralista con una agresividad que debi¨® reservar para Rufi¨¢n sin achantarse por tacticismo. Aunque Madrid est¨¦ lejos de la degradaci¨®n en Catalu?a, donde hay apelaciones constantes contra el principio de legalidad patrimonializando las instituciones y reinventando la historia como pocos se hubieran atrevido despu¨¦s del siglo XIX, esta campa?a capitalina va a tener mayor impacto. Y la frivolidad de los primeros arreones augura mucho circo. Neil Postman en su ensayo ya cl¨¢sico de Divertirse hasta morir, donde constataba c¨®mo los formatos de la pol¨ªtica hab¨ªan ido adoptando los formatos de la televisi¨®n, se preguntaba ¡°?De qu¨¦ nos re¨ªmos y en qu¨¦ momento dejamos de pensar?¡±. Venga, m¨¢s risas.
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