?Para qu¨¦ necesitamos campa?as electorales?
Alg¨²n d¨ªa habr¨ªa que hacer un balance del tiempo dedicado al politiqueo y al m¨¢s propio de la gesti¨®n
1. Cuando Gabilondo dijo que excluir¨ªa al d¨ªscolo Pablo Iglesias de un eventual pacto poselectoral si ten¨ªa la posibilidad de formar gobierno en Madrid, el ministro ?balos dijo eso de ¡°estamos en campa?a electoral¡±. O sea, que no hab¨ªa que creerle. Cuando con motivo de la campa?a catalana el l¨ªder de Podemos se explay¨® en el diario Ara sentenciando que en Espa?a no hab¨ªa ¡°normalidad democr¨¢tica¡±, la ministra portavoz, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, se?al¨® que eran ¡°declaraciones que se enmarcan en la campa?a electoral¡±. M¨¢s de lo mismo: a lo que se dice en campa?a electoral no hay que darle carta de veracidad; o solo a medias. ?Para qu¨¦ sirve entonces esa intensa y costosa exhibici¨®n de recursos monetarios y ret¨®ricos si, como reconocen los propios protagonistas ¡ª?dos ministros!¡ª lo dicho en campa?a hay que tom¨¢rselo a beneficio de inventario?
2. En nuestra procelosa vida pol¨ªtica es cada vez m¨¢s dif¨ªcil distinguir entre la pol¨ªtica normal y la pol¨ªtica electoral, la belicosidad es m¨¢s o menos la misma. Y si, como parec¨ªa que iba a ocurrir despu¨¦s de las catalanas, se abre un amplio periodo sin nuevas elecciones, a algunos pol¨ªticos ¡ªAyuso en este caso¡ª les falta tiempo para volver a engancharse en otras. Vamos a ver cu¨¢nto tarda Juan Manuel Moreno en convocar las pr¨®ximas, porque las siguientes en la lista son las andaluzas. Parece como si les produjera un vac¨ªo existencial el no tener alguna ocasi¨®n de medirse. O no pueden superar el v¨¦rtigo de aprovechar el momento id¨®neo para convocarlas anticipadamente. O ya solo saben hacer eso, la esgrima dial¨¦ctica concentrada en denigrar a los adversarios.
3. Hay que pensar, adem¨¢s, que la campa?a propiamente dicha es una parte peque?a de eso que podemos llamar periodo electoral. Est¨¢ tambi¨¦n la precampa?a, el lapso m¨¢s dilatado, pero que cada vez se parece m¨¢s al plazo final. La ¨²nica diferencia est¨¢ en eso de los m¨ªtines, el momento en el que los pol¨ªticos se bajan de su podio, se mezclan con la gente y le hacen ver que ellos, los ciudadanos, son lo ¨²nico que importa. En tiempos de pandemia, y como ya tuvimos ocasi¨®n de experimentar en Catalu?a, estas muestras de pasi¨®n pol¨ªtica quedan, sin embargo, descafeinadas. Y est¨¢n tambi¨¦n los debates electorales, donde siempre tienden a ganar los propios.
Conclusi¨®n: si a) lo dicho en las campa?as es poco cre¨ªble y constituye, por tanto, un gran simulacro; b) se extienden mucho m¨¢s de lo que les corresponder¨ªa y contaminan el ejercicio de la pol¨ªtica ordinaria, indistinguible ya de la m¨¢s propia de los periodos electorales; y c) ya ni siquiera se pueden hacer m¨ªtines salvo para los medios de comunicaci¨®n, ?para qu¨¦ queremos campa?as electorales? Otra cosa m¨¢s: si casi todo es campa?a, ?cu¨¢ndo trabajan los pol¨ªticos en lo que de verdad importa a la gente? Alg¨²n d¨ªa habr¨ªa que hacer un balance del tiempo dedicado al politiqueo y al m¨¢s propio de la gesti¨®n. Podemos empezar por Ayuso, ?cu¨¢l es el balance de su Gobierno en Madrid? El dedicado al politiqueo lo sabemos de sobra. Y as¨ª con todos. Propongo que sea eso en lo que a partir de ahora debemos fijarnos, concentrarnos en los debates electorales y medir sus propuestas a partir de sus realizaciones. ?Qu¨¦ candidez la m¨ªa!
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