P¨¢ginas
El confinamiento ha tra¨ªdo m¨¢s libros y desorden a mi confusa biblioteca
Seg¨²n Mark Twain, una buena biblioteca comienza suprimiendo las obras de Jane Austen (hoy podr¨ªa haber dicho, con m¨¢s raz¨®n, las de Judith Butler). Roberto Calasso, en un suculento librito, da consejos sobre C¨®mo ordenar una biblioteca (editorial Anagrama), pero habla tambi¨¦n de las revistas literarias, del origen de ese g¨¦nero menor que tanto preocupa a los autores ¡ªlas rese?as¡ª y de las librer¨ªas. Ya quedan pocas verdaderas librer¨ªas, s¨®lo almacenes donde venden de todo, incluso libros. Calasso opina que en una librer¨ªa deber¨ªa haber d¨®nde sentarse, dos o tres sillas, una butaca, un peque?o sof¨¢... para poder reflexionar o debatir sobre las p¨¢ginas que necesitamos. Los Goncourt, en su Journal, deploran la desaparici¨®n de asientos en las librer¨ªas de Par¨ªs: la ¨²ltima en desprenderse de ellos fue la de No?l France (padre de Anatole). A fin de cuentas, Calasso se dedica a ensalzar el vicio de leer y de escribir en papel, perversi¨®n inocente que indiscutiblemente ya cada vez menos practican. Temo que la pandemia acelere este abandono...
No en mi caso, desde luego. El confinamiento ha tra¨ªdo m¨¢s libros y desorden a mi confusa biblioteca. Aqu¨ª quisiera ver a Calasso... Los reci¨¦n llegados son de todo tipo. Hay libros recientes justamente celebrados, como Tom¨¢s Nevinson, de Javier Mar¨ªas, con esp¨ªas m¨¢s literarios y menos documentales que los de Le Carr¨¦; o Gema, de Milena Busquets (?c¨®mo se agradece a esta Colette que cuente algo vivo sin reconvenciones morales ni pol¨ªticas!). Otros son m¨¢s raros y personales, como Licofr¨®n (editorial C¨ªrculo Rojo), de Francisco J. Fern¨¢ndez, un cursillo de filosof¨ªa aut¨¦ntica tan t¨¦cnico como l¨²dico; o mi descubrimiento de Maurice Renard, un H. G. Wells franc¨¦s y por tanto m¨¢s po¨¦tico y er¨®tico. Dice Calasso que el libro, como la cuchara, son formas para siempre.
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