Una propuesta para universalizar las vacunas
En lugar de pedir a las farmac¨¦uticas que liberen sus patentes, las organizaciones internacionales podr¨ªan dedicar sus esfuerzos a reunir fondos para comprar derechos y usar los inventos relacionados con la enfermedad
Desarrollar y distribuir una vacuna segura y eficaz contra el SARS-CoV-2 (covid-19) se ha convertido en un asunto de enorme inter¨¦s en todo el mundo. Cuando a¨²n no hab¨ªa pasado un a?o desde la declaraci¨®n de pandemia, ya hab¨ªa varias vacunas posibles cuyo uso se hab¨ªa autorizado por procedimiento de urgencia en diversos pa¨ªses. A pesar de este avance cient¨ªfico, la intensa competencia desatada ya entre los pa¨ªses para la adquisici¨®n de vacunas ha puesto de manifiesto una terrible disparidad. La rivalidad para hacer acopio de vacunas favorece a los pa¨ªses m¨¢s ricos y agranda penosamente las diferencias entre ricos y pobres, por lo que impide ejercer un control eficiente de la pandemia en todo el mundo. Las vacunas contra la covid-19 deben considerarse bienes p¨²blicos universales y distribuirse como prestaciones sin ¨¢nimo de lucro entre todos los miembros de la sociedad, con igualdad de acceso y una disponibilidad sin restricciones.
Las vacunas contra la covid-19 son caras. Se calcula que el coste de una vacuna desde el origen hasta que llega al paciente es aproximadamente de 2.000 millones de d¨®lares. La tecnolog¨ªa de la salud es, en su mayor parte, competencia del sector privado, que busca el beneficio. Al determinar los costes de implantar un producto sanitario cl¨ªnicamente eficaz, se suele incluir el gasto irrecuperable de los primeros intentos fallidos. Adem¨¢s, no es realista esperar que el desarrollo de las vacunas se financie exclusivamente con dinero p¨²blico. Por consiguiente, para que cualquier intento de convertir las vacunas contra la covid-19 en un bien p¨²blico universal sea fruct¨ªfero, es necesario que la inversi¨®n privada en investigaci¨®n y desarrollo no se reduzca ni ahora ni en el futuro. La soluci¨®n ideal no debe penalizar a los que crean esos bienes, sino ser fruto de la colaboraci¨®n y ofrecer las recompensas de forma equitativa.
Muchos pa¨ªses han empleado leyes de emergencia para adquirir derechos p¨²blicos sobre la tecnolog¨ªa sanitaria. Estados Unidos invoc¨® la Ley de Producci¨®n de Defensa para fabricar equipos de protecci¨®n individual, incluidas las mascarillas, y obligar a las empresas privadas a fabricar respiradores mec¨¢nicos, lo que las apartar¨ªa de su ritmo de producci¨®n habitual. La legislaci¨®n estadounidense permite que el Gobierno se incaute de un invento patentado sin obtener previamente una licencia siempre que pague al propietario de la patente una ¡°compensaci¨®n razonable¡±. Algunos pa¨ªses como Chile y Ecuador han aprobado durante la pandemia unas resoluciones que justifican la concesi¨®n obligatoria de licencias para permitir la fabricaci¨®n nacional de todas las tecnolog¨ªas relacionadas con la covid-19. El acuerdo de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS en sus siglas en ingl¨¦s) prev¨¦ que un pa¨ªs pueda aprobar que sea obligatorio autorizar la fabricaci¨®n de un medicamento patentado sin el consentimiento de la empresa due?a de la marca. Aunque es innegable que esa concesi¨®n obligatoria de licencias facilitar¨¢ un acceso m¨¢s amplio a las tecnolog¨ªas sanitarias relacionadas con la covid-19, tambi¨¦n tendr¨¢ un efecto disuasorio para las inversiones en investigaci¨®n y desarrollo, si se utiliza como ¨²nica manera de incrementar el acceso a dichas tecnolog¨ªas. Adem¨¢s, es posible que, a la hora de la verdad, el acceso dependa de las competencias legales y reguladoras de cada pa¨ªs.
Otro mecanismo que se ha propuesto es crear un consorcio mundial de patentes para compartir la propiedad intelectual relacionada con la covid-19. Las empresas participantes en el consorcio podr¨ªan fabricar cualquier tecnolog¨ªa sanitaria relacionada con la enfermedad dentro de su ¨¢mbito, lo que permitir¨ªa aprovechar al m¨¢ximo la capacidad internacional de producci¨®n. UNITAID ha ampliado el Consorcio de Patentes de Medicamentos (MPP en sus siglas en ingl¨¦s), dedicado a los f¨¢rmacos contra el VIH, la hepatitis C y la tuberculosis, para incluir los productos relacionados con la covid-19. Sin embargo, hasta ahora, el MPP ha atendido sobre todo a pa¨ªses de rentas bajas y medias bajas que necesitan medicamentos aprobados hace ya unos a?os. Quiz¨¢ no es realista aplicar este mismo modelo a una vacuna reci¨¦n creada ni a los pa¨ªses de rentas altas, porque las empresas pueden negarse a participar si no se les garantiza una justa recompensa a sus inversiones en investigaci¨®n y desarrollo.
En lugar de pedir a las empresas farmac¨¦uticas que liberen sus patentes sin coste alguno, las organizaciones internacionales como el G-20, la OMS y la UE podr¨ªan dedicar sus esfuerzos a reunir fondos de los distintos gobiernos para comprar derechos de patentes y licencias para utilizar los inventos relacionados con la covid-19, lo que los convertir¨ªa en bienes p¨²blicos universales.
Las aportaciones de los gobiernos podr¨ªan escalonarse en funci¨®n de su capacidad de pago y del impacto previsto de la vacuna en una poblaci¨®n. Posteriormente, las vacunas se fabricar¨ªan y distribuir¨ªan seg¨²n las necesidades, bajo la coordinaci¨®n de un comit¨¦ supervisor internacional que vigilar¨ªa el proceso. Se tratar¨ªa de contar con un grupo internacional de expertos que decidir¨ªa el valor de las patentes de forma equitativa y teniendo en cuenta factores consensuados como el posible valor futuro, los beneficios sociales previstos y el volumen de inversi¨®n p¨²blica durante el proceso de investigaci¨®n y desarrollo. Existen otras posibilidades como unos acuerdos de acceso controlado, con los que las empresas recibir¨ªan una compensaci¨®n por sus patentes dependiendo de la eficacia real de cada vacuna. Lo m¨¢s importante es que este m¨¦todo garantizar¨ªa un compromiso m¨¢s amplio de las empresas, puesto que sabr¨ªan que iban a obtener una justa recompensa a sus esfuerzos, en lugar de desincentivar las inversiones en investigaci¨®n y desarrollo. A estas campa?as habr¨ªa que sumar las inversiones de los gobiernos y otros donantes para aumentar la capacidad de fabricaci¨®n y garantizar una cadena de suministro eficaz que permita la difusi¨®n eficiente de la vacuna contra la covid-19.
Elias Mossialos es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Sanitaria, London School of Economics and Political Science.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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