La falta de vacunas para la covid reaviva el debate sobre suspender las patentes durante la pandemia
Organizaciones de sanitarios afirman que si se liberaliza, la producci¨®n puede pasar de 12 a 60 millones de dosis al d¨ªa
Las voces que piden eliminar las patentes a los productos sanitarios crecen ante el lento avance de la vacunaci¨®n contra la covid-19 en el primer trimestre del a?o. El debate no es nuevo, pero se agudiza en la pandemia. Organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil aseguran que la producci¨®n se podr¨ªa acelerar si los laboratorios liberasen las patentes, mientras que la industria farmac¨¦utica defiende que para generar m¨¢s y mejores medicamentos no hay nada como la competencia entre empresas que desarrollan mol¨¦culas innovadoras.
La Asociaci¨®n para el Acceso Justo a los Medicamentos (AAJM), que agrupa a profesionales sanitarios y miembros de la sociedad civil, es una de las que reclaman un cambio en el sistema de producci¨®n y comercializaci¨®n de los f¨¢rmacos que, seg¨²n dicen, impide que lleguen a todos los que lo necesitan. En la presentaci¨®n de la revista de la organizaci¨®n a finales de marzo, el miembro del equipo editorial de la publicaci¨®n Fernando Lamata, ex alto cargo del Ministerio de Sanidad y exconsejero de Salud de Castilla-La Mancha, expuso como argumento que ¡°si actualmente se producen 12 millones de dosis de vacunas al d¨ªa, sin patentes se podr¨ªa llegar a los 60 millones¡±. ¡°Hay personas que est¨¢n muriendo, y hay alternativas¡±, afirm¨®.
El presidente valenciano, Ximo Puig, entr¨® el viernes en el asunto, al explicar que ha enviado una carta al Comit¨¦ Europeo de Regiones para revisar el actual sistema de patentes. ¡°Hay que abrir ya este debate¡±, dijo en la Cadena SER, y buscar ¡°bien la suspensi¨®n temporal de patentes para tratar o prevenir la covid, o bien habilitar una tercera v¨ªa entre la independencia total de los laboratorios y la inseguridad jur¨ªdica, habilitando f¨®rmulas de compensaci¨®n¡±. Esta tercera opci¨®n consistir¨ªa en ofrecer f¨®rmulas de compensaci¨®n a las empresas farmac¨¦uticas afectadas ¡°si se opta por el marco jur¨ªdico que permite, ante condiciones excepcionales, otorgar a terceras empresas las llamadas licencias obligatorias, en paralelo a las patentes¡±, recoge la misiva.
La patronal de los laboratorios en Espa?a, Farmaindustria, rechaza estas tesis. ¡°Las compa?¨ªas desarrolladoras de vacunas son las primeras interesadas en suministrar la mayor cantidad posible en el menor tiempo posible, aunque solo fuera por una cuesti¨®n de competencia. Por otro lado, hay muy pocas plantas en el planeta capacitadas para fabricarlas. Apenas una decena de compa?¨ªas farmac¨¦uticas en el mundo se dedican a desarrollar vacunas. Por eso las compa?¨ªas han sellado acuerdos con aquellas que tienen esa capacidad, incluidas competidoras y de pa¨ªses de diferentes rincones del mundo, como India, China y Sud¨¢frica¡±, afirma un portavoz. Por ejemplo, un tercio del medicamento de AstraZeneca se prev¨¦ que se produzca en el Serum Institute indio, b¨¢sicamente para enviarlo a pa¨ªses pobres, pero la UE est¨¢ inspeccionando la f¨¢brica, que es el requisito previo para que pueda exportar tambi¨¦n a Europa. ¡°Aunque se suspendieran las patentes no hay m¨¢s sitios donde producirlas¡±, a?ade esta fuente.
El m¨¦dico Ram¨®n G¨¢lvez, tambi¨¦n de la comisi¨®n editorial de la revista de la AAJM, record¨® que ¡°el aldabonazo sobre los problemas de acceso lo dio el tratamiento para la hepatitis C¡± en 2016, cuando los 60.000 euros por paciente hicieron que se retrasara su distribuci¨®n hasta que se lleg¨® a un acuerdo que, en la pr¨¢ctica, lo rebaj¨® a unos 10.000 euros. Hasta entonces, explic¨® G¨¢lvez, la falta de acceso por el coste hab¨ªa afectado a pa¨ªses pobres, con casos tan sonados como el de los antivirales para el VIH.
Vanessa L¨®pez, directora de la organizaci¨®n Salud por Derecho, critic¨® que los pa¨ªses ricos est¨¦n acaparando las vacunas que se producen. Por ejemplo, la UE ha reservado medicamentos suficientes para inmunizar a m¨¢s del doble de su poblaci¨®n. ¡°Mientras en los pa¨ªses ricos se pone una vacuna cada 10 segundos, en los pobres apenas una de cada 10 personas va a recibirla este a?o¡±, dijo L¨®pez. ¡°La estrategia Covax¡±, promovida por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la Coalici¨®n para la Promoci¨®n de Innovaciones en pro de la Preparaci¨®n ante Epidemias (CEPI), y la Alianza Global para las Vacunas (Gavi) para suministrar vacunas a los pa¨ªses menos desarrollados, aunque sea una buena iniciativa, ¡°no es suficiente¡±, a?adi¨®, ya que no se consigue que los pobres accedan a los medicamentos al mismo ritmo que los ricos.
Raz¨®n de justicia
Para la asociaci¨®n, hay otro modelo posible que la directora de Salud por Derecho resumi¨® en ¡°que los Estados se pongan de acuerdo para potenciar la investigaci¨®n y el desarrollo de medicamentos, y se reserven la capacidad de poner el precio¡±. Con ello se acabar¨ªa con la situaci¨®n actual, en que las primeras fases de la investigaci¨®n se llevan a cabo en instituciones p¨²blicas, pero a partir de ah¨ª, cuando se ha visto que el medicamento es prometedor, las entidades montan una peque?a empresa para su desarrollo que, cuando tiene que crecer, es comprada por una de las grandes del sector, explic¨® G¨¢lvez. ¡°A partir de ah¨ª no sabemos qu¨¦ cuentas hacen porque el proceso no es transparente, pero acaban poniendo un precio exorbitado¡±, concluy¨®. Por ejemplo, la vacuna de AstraZeneca, que la empresa ofrece a precio de coste, se vende a unos tres euros; la de Pfizer, a unos 17.
L¨®pez afirma que est¨¢ justificado que los gobiernos tomen decisiones sobre los precios de los medicamentos por el papel que tiene la financiaci¨®n p¨²blica en las primeras etapas de las investigaciones. Por ejemplo, M¨¦dicos sin Fronteras (MSF) calcula que se inyectaron 10.000 millones de euros para incentivar los trabajos sobre la covid, y probablemente esa cantidad sea mayor, dice L¨®pez. El miembro de la Asociaci¨®n de Economistas de la Salud Jaime Esp¨ªn, miembro del Comit¨¦ de Expertos en Pol¨ªticas Farmac¨¦uticas de la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud, admite que, a diferencia de lo que ocurre habitualmente, esta vez la investigaci¨®n de los laboratorios ha recibido un important¨ªsimo impulso con fondos p¨²blicos. ¡°?Por qu¨¦ no se comparten entonces los derechos de propiedad intelectual?¡±, pregunta.
Farmaindustria defiende que ¡°la protecci¨®n industrial a trav¨¦s de las patentes es cr¨ªtica para garantizar que en el pr¨®ximo futuro dispongamos de nuevos medicamentos¡±. ¡°Los derechos de propiedad garantizan que compa?¨ªas farmac¨¦uticas se lancen a la incierta carrera de investigar medicamentos, que implica de media diez a?os, grandes costes (unos 2.500 millones de euros) y, sobre todo, alto riesgo (de cada 10.000 compuestos analizados apenas uno llegar¨¢ un d¨ªa a ser un medicamento disponible)¡±.
La exeuroparlamentaria socialista Soledad Cabez¨®n, tambi¨¦n en AAJM, dice que el argumento de la industria de que si no cuenta con la protecci¨®n de las patentes dejar¨¢ de invertir en nuevos medicamentos es falso. ¡°Ya hay muchas ¨¢reas en las que no se trabaja porque no interesan, como los antibi¨®ticos¡±, afirma. Lo mismo sucede con las enfermedades raras y otros campos, donde hacen falta est¨ªmulos extraordinarios para que se estudien nuevos tratamientos.
La Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) tiene desde octubre del a?o pasado sobre la mesa una propuesta de Sud¨¢frica e India, dos pa¨ªses con capacidad para fabricar vacunas, para que los productos desarrollados para el coronavirus no est¨¦n sujetos a patente. ¡°La UE lleva meses obstaculizando este debate y oponi¨¦ndose a esta proposici¨®n¡±, critic¨® L¨®pez. Lamata explic¨® que hasta ahora las conversaciones han sido informales y no han pasado del primer nivel de decisi¨®n, el de la comisi¨®n de las ADPIC (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual). El exconsejero socialista ha dicho que la nueva directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, se ha manifestado favorable a que siga el debate. ¡°De momento lo que se ha ofrecido es que haya m¨¢s licencias voluntarias [que la industria permita a otros fabricantes producir el producto] o que aumenten las donaciones a Covax¡±.
Esp¨ªn se?ala que la propia OMC tiene previsto que un pa¨ªs pueda decidir, ante una crisis sanitaria, saltarse la patente de un medicamento y fabricarlo, pero apunta a que esas actuaciones son complejas, y necesitan tiempo y mucha negociaci¨®n. Una de las poqu¨ªsimas veces que ha ocurrido, cuando el Brasil del presidente Lula decidi¨® fabricar sus propios antirretrovirales, fue tras un duro choque con Estados Unidos. La filtraci¨®n de los papeles de Wikileaks mostr¨® que en otros casos, como el de Nicaragua, Washington par¨® la iniciativa.
Esp¨ªn cree que hay otras opciones, como firmar contratos en los que se estipule que si el proveedor no puede suministrar los medicamentos acordados, el gobierno afectado pueda utilizar los derechos de propiedad intelectual para conseguir lo que le falta. Pero admite que es dif¨ªcil. ¡°Esto no es un coche que si no te lo sirven a tiempo te vas a la competencia; aqu¨ª no hay d¨®nde ir, aunque no s¨¦ lo que costar¨ªa adaptar f¨¢bricas de otros laboratorios para fabricar vacunas¡±. Tambi¨¦n, ante las ¡°quejas constantes¡± por el sistema regulatorio de los medicamentos, que es ¡°uno de los mercados m¨¢s intervenidos¡±, propone alternativas como el precio regulado por valor, es decir, pagar en funci¨®n del beneficio para la salud que se consigue. ?l cree que lo m¨¢s probable es que las amenazas de suspender la propiedad intelectual acaben con una rebaja de precios.
Farmaindustria concluye: ¡°M¨¢s que ante un problema de producci¨®n, que se circunscribe a estas primeras etapas y que quedar¨¢ subsanado en breve, estamos ante un desaf¨ªo de distribuci¨®n. Seg¨²n las cifras de producci¨®n previstas para 2021, superaremos con creces los 10.000 millones de dosis necesarias para lograr en todo el mundo la llamada inmunidad de grupo o colectiva. Por tanto, vacunas habr¨¢ para todos¡±.
Las organizaciones partidarias de eliminar las patentes han empezado una recogida de firmas entre los parlamentarios europeos. De los 705 de la C¨¢mara, ya han firmado unos 270, de los que 30 son espa?oles, dijo L¨®pez. ¡°Se trata de que se vea que la postura europea no es tan uniforme en contra¡±, a?adi¨®.
EE UU eval¨²a una liberaci¨®n temporal
La Casa Blanca eval¨²a una posible liberaci¨®n temporal de las patentes de las vacunas contra el coronavirus de las multinacionales Pfizer-BioNTech, Moderna y Johnson&Johnson, en respuesta a la presi¨®n de las naciones en desarrollo ¡ªcon el apoyo de varios legisladores dem¨®cratas¡ª, lo que permitir¨ªa avanzar en la inmunizaci¨®n global, seg¨²n informa la cadena CNBC. La primera respuesta de las farmac¨¦uticas ha sido de rechazo total.
A principios de marzo, los pa¨ªses de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), entre los que se encontraba Estados Unidos, rechazaron la propuesta de liberar estas patentes de las vacunas contra la covid-19. Sin embargo, la Administraci¨®n de Joe Biden se est¨¢ planteando un cambio de postura. La iniciativa lleg¨® a la Casa Blanca de manos de la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, la dem¨®crata Nancy Pelosi, que envi¨® una carta al presidente en la que le ped¨ªa que reevaluara la situaci¨®n. Seg¨²n lo revelado por CNBC, el pasado 22 de marzo hubo un encuentro con los legisladores para debatir sobre el problema, pero no se lleg¨® a un acuerdo.
Sud¨¢frica y la India fueron los principales pa¨ªses que presentaron ante la OMC la propuesta de liberar las patentes de vacunas mientras dure la pandemia, con el objetivo de ¡°evitar barreras de acceso¡±. Pero las multinacionales farmac¨¦uticas se posicionan ¡°fuertemente en contra de renunciar a sus patentes¡±, seg¨²n CNBC, ya que consideran que podr¨ªa representar un obst¨¢culo ¡°en la innovaci¨®n para luchar contra futuras enfermedades¡±. Cada d¨ªa crecen las cr¨ªticas por el hecho de que EE UU y un pu?ado de pa¨ªses ricos est¨¦n en posesi¨®n de los derechos y el suministro de las vacunas mientras muchas otras naciones luchan y se esfuerzan para inocular a sus poblaciones sin conseguirlo. / YOLANDA MONGE
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