Externalizada
Asisto a la despersonalizaci¨®n, solo aliviada por la humanidad del gremio sanitario, de los hospitales fara¨®nicos frente a la imprescindible peque?a escala, la proximidad f¨ªsica y afectiva, de los centros de salud de barrio
Cuando cumpl¨ª 40 a?os, la ginec¨®loga del sistema p¨²blico de salud que me atend¨ªa desde los 16 me recomend¨® hacerme una mamograf¨ªa de control para contar con un punto de referencia por si m¨¢s adelante detect¨¢bamos transformaciones problem¨¢ticas. Desde ese momento, y hasta que mi ginec¨®loga se jubil¨®, pas¨¦ por el mam¨®grafo con regularidad. Mi primera relaci¨®n no sexual, sino estrictamente cl¨ªnica, con la mama se hab¨ªa producido debajo de la ducha cuando me autoexplor¨¦ y toqu¨¦ algo duro. Llam¨¦ a mi madre y pedimos hora urgentemente; en mi celo, hab¨ªa palpado la gl¨¢ndula mamaria. Quiz¨¢ la autoexploraci¨®n en mi caso no sea buena idea: cuando me autoexploro con mis yemas esc¨¢ner termino encontrando las fuentes del Nilo, la Ant¨¢rtida y el arca perdida. Recuerdo aquella mamograf¨ªa de los 40; le susurr¨¦ a la enfermera, con voz amenazadora, que, si me hac¨ªa da?o, me pondr¨ªa a gritar. Ella respondi¨®: ¡°Qu¨¦ exagerada¡±, y, despu¨¦s de quedarse meditabunda, me cont¨® un secreto: ¡°Yo me pongo tensa con las citolog¨ªas. No las soporto¡±. Grit¨¦, pero bajito. Sin embargo, hoy no quiero entrar en el car¨¢cter invasivo de las pruebas diagn¨®sticas ni describir con truculencia los aplastamientos mamogr¨¢ficos: solo necesito insistir en la utilidad de la medicina preventiva siempre y con los c¨¢nceres ginecol¨®gicos en particular. Muchas amigas han salvado la vida gracias a la detecci¨®n precoz.
Pese a mis repeluses ante las pruebas m¨¦dicas ¡ªconfesad, no soy la ¨²nica¡ª, el mam¨®grafo es un t¨®tem a cuyos pies me postro cada dos a?os. Ahora no resulta f¨¢cil. La Consejer¨ªa de Sanidad de la Comunidad de Madrid, en su af¨¢n privatizador, externaliza servicios y esa devaluaci¨®n de lo p¨²blico la vende como algo selecto, eficaz y mejorado. No es verdad. Recib¨ª en noviembre una carta del externalizado programa de detecci¨®n precoz del c¨¢ncer de mama. Se me ofrec¨ªa una mamograf¨ªa de cribado y pod¨ªa elegir entre siete centros. Quem¨¦ mi l¨ªnea telef¨®nica. Solo me respondieron en uno. Tomaron nota de mis datos y me sugirieron que, si en enero no me hab¨ªan llamado, insistiera. No es f¨¢cil que te cojan el tel¨¦fono. Insist¨ª en enero, febrero, marzo y abril. Una de las veces, me contestaron con mala educaci¨®n. Las otras, educadamente, volvieron a tomar mis datos, me dijeron que iban a reclamar y que no me preocupase que me citar¨ªan enseguida. Quiz¨¢ algunas mujeres hayan tenido una experiencia satisfactoria, pero yo sigo esperando sentada mientras asisto al intento de contrataci¨®n de Toni Cant¨® en el papel de doctor Macizo ¡ªhay tantas razones para no votar a Ayuso¡ª, y a la despersonalizaci¨®n, solo aliviada por la humanidad del gremio sanitario, de los hospitales fara¨®nicos frente a la imprescindible peque?a escala, la proximidad f¨ªsica y afectiva, de los centros de salud de barrio. Resisto la tentaci¨®n de llamar al m¨ªo. Seguir¨¦ apret¨¢ndome el cuerpo dentro de mi casa para no colapsar la sanidad p¨²blica. Tambi¨¦n llamar¨¦ a todas horas a esas cl¨ªnicas privadas que no solo no nos regalan nada, sino que se lucran con nuestras enfermedades. Llamar¨¦ como una bromista siniestra. Con un pa?uelo en la boca. Dejar¨¦ grabados mensajes obscenos y diab¨®licos en los centros privados religiosos que me est¨¢n amargando la vida. Espero que, mientras tanto, Diosa no me castigue y a mis c¨¦lulas no les d¨¦ por mutar. Mi teta es pol¨ªtica. La suya, tambi¨¦n.
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