La culpa
Muchos a?os antes de que Ren¨¦ Girard editara su definitivo ensayo ¡®La violencia y lo sagrado¡¯, Benjamin Britten conceb¨ªa una de las m¨¢s grandes ¨®peras del siglo XX, ¡®Peter Grimes¡¯
Muchos a?os antes de que Ren¨¦ Girard editara su definitivo ensayo La violencia y lo sagrado sobre esa misteriosa v¨ªctima que concentra el odio de una comunidad hasta el linchamiento, Benjamin Britten conceb¨ªa una de las m¨¢s grandes ¨®peras del siglo XX, Peter Grimes. Tambi¨¦n ¨¦l, dispuesto ya a regresar a Inglaterra, se sent¨ªa como una v¨ªctima propiciatoria, porque sab¨ªa que sus dos pecados, la homosexualidad y el pacifismo, ser¨ªan inmediatamente condenados por una sociedad que en aquel momento a¨²n estaba sufriendo las bombas alemanas. Quiz¨¢s por eso esta sea su ¨®pera m¨¢s profunda, l¨ªrica y brutal, aunque las dudas sobre el libreto lo dejaron medio cojo y con un final ambiguo.
El chivo expiatorio es un pescador, Peter Grimes, a quien las gentes de un peque?o pueblo costero odian con furor. Las causas de este odio no est¨¢n claras. No ha cometido ning¨²n crimen, pero dos de sus ayudantes, sendos ni?os rescatados del orfanato, han muerto mientras trabajaban para ¨¦l. Fueron muertes accidentales, pero los fariseos del pueblo acusan a Grimes de asesinato. Nunca sabremos qu¨¦ hab¨ªa detr¨¢s de esas muertes. La homosexualidad o la pedofilia fueron eliminadas del libreto expresamente por Britten y Pears, pero ese es el fantasma que cubre con su negro manto toda la obra.
El montaje del Teatro Real de Madrid es portentoso. Voces, orquesta y direcci¨®n son soberbios en esta creaci¨®n que tiene una dificultad enorme, sobre todo porque cuenta con un coro que se mueve y danza como si fuera un personaje m¨¢s. La puesta en escena por una vez no trata de imponer su fantas¨ªa sobre la m¨²sica, sino que la acompa?a con cari?o y talento. Por si no la pilla en Madrid, la versi¨®n del Real viajar¨¢ a Londres, Par¨ªs y Roma. En todo caso, no se la pierda.
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