Piratas del siglo XXI
El ataque digital contra la red de oleoductos Colonial en EE UU evidencia la necesidad de mejorar la ciberseguridad

El ciberataque sufrido el pasado viernes por Colonial, una de las mayores redes de oleoductos de Estados Unidos, evidencia la grav¨ªsima amenaza que ofensivas de car¨¢cter meramente digital representan para el funcionamiento de industrias e infraestructuras esenciales. Es este el preocupante reverso de las ventajas que, sin duda, proporciona la conectividad digital, al que es necesario prestar atenci¨®n al m¨¢ximo nivel en aras de garantizar seguridad y estabilidad.
El sabotaje contra Colonial es de gran importancia, por las caracter¨ªsticas de la estructura atacada, por las consecuencias del ciberataque y por la motivaci¨®n ¨²ltima de este. La v¨ªctima ha sido la red de oleoductos que va desde Texas a los grandes n¨²cleos de poblaci¨®n del este y el sur de Estados Unidos, incluida la regi¨®n metropolitana de Nueva York, coraz¨®n financiero del pa¨ªs y de la econom¨ªa mundial. Su suministro de 2,5 millones de barriles diarios, por ejemplo, representa el 45% del combustible consumido por los veh¨ªculos p¨²blicos y particulares y los aviones que operan en la costa Este de EE UU y potencialmente podr¨ªa paralizar una parte significativa de su actividad industrial y econ¨®mica. La Administraci¨®n de Joe Biden ha acertado al declarar el estado de emergencia regional no solo por motivos pr¨¢cticos de gesti¨®n federal de la crisis, sino para resaltar la importancia del hecho.
Menci¨®n aparte merece el fin ¨²ltimo del ataque digital. El mundo ha asistido en los ¨²ltimos a?os a sabotajes inform¨¢ticos contra diversas instalaciones o procesos atribuidos a terceros pa¨ªses ¡ªaunque no han sido reconocidos por los acusados¡ª o a hackers m¨¢s o menos organizados al servicio de estos. Sin embargo, el caso de Colonial es pura y simplemente un acto de pirater¨ªa de la era digital. El FBI ha se?alado a DarkSide, un grupo de hackers que desde el pasado viernes mantiene bloqueados accesos indispensables para que el suministro pueda funcionar y exige un rescate a cambio. Es decir, se trata de un tipo de actor a escala global que no parece responder directamente a los intereses pol¨ªticos o estrat¨¦gicos de ning¨²n Estado y, por tanto, resulta especialmente imprevisible.
Es necesario tomar el ciberataque contra Colonial y EE UU como una meridiana advertencia del peligroso escenario al que se enfrentan las sociedades desarrolladas y adoptar pol¨ªticas de seguridad nacional donde lo digital est¨¦ al m¨¢ximo nivel. La tarea requiere obviamente que el sector privado tambi¨¦n extreme su sensibilidad y esfuerzo ante este reto. La ciberseguridad es una cuesti¨®n prioritaria.
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