Dudas y certezas
Que Juan de Mairena sea ahora celebrado y que el premio que lleva su nombre se le conceda a Emilio Lled¨® tiene una significaci¨®n muy especial en estos tiempos que vivimos

Sostiene Emilio Lled¨®, el profesor y fil¨®sofo al que la Red de Ciudades Machadianas, que celebra este fin de semana en Soria su encuentro anual, acaba de conceder el reci¨¦n creado premio Juan de Mairena, que la duda es la luz del pensamiento. Una afirmaci¨®n que compartir¨ªa sin duda Antonio Machado, el creador de Juan de Mairena, quien declar¨® en un momento dado de su vida que a medida que se hac¨ªa mayor ten¨ªa m¨¢s dudas y menos certezas.
La duda como motor y causa del pensamiento es algo que comparten todos los fil¨®sofos y Machado, por boca de Juan de Mairena, se convierte en uno m¨¢s pese a que nunca se consider¨® tal, solo un poeta o, como mucho, un pensador sin pretensiones. Juan de Mairena lo es, pero va m¨¢s all¨¢ del sentenciador precisamente porque detr¨¢s de sus pensamientos abre una puerta a la duda, que es esa luz que seg¨²n Emilio Lled¨® ilumina la conciencia de los hombres rescatando de ella otras dudas y las certezas con las que las recubrimos.
Juan de Mairena, el profesor ap¨®crifo detr¨¢s del cual Antonio Machado se parapet¨® para hablar de los grandes temas de la existencia o sobre las circunstancias del tiempo y de la sociedad en los que le toc¨® vivir, es un fil¨®sofo en tanto en cuanto no se limita a dictar sentencias sino que las da la vuelta para volver a pensarlas de otra manera o para transformarlas en un racimo de pensamientos que van unidos unos a otros arrastrando una idea inicial que se modifica continuamente sin perder su integridad y su brillo, su estructura interna y su condici¨®n.
Que Juan de Mairena sea ahora celebrado y que el premio que lleva su nombre se le conceda a Emilio Lled¨® tiene una significaci¨®n que vas m¨¢s all¨¢ del reconocimiento en estos tiempos de tantas convicciones absolutas y de certezas que pesan como las piedras, sobre todo en la vida pol¨ªtica, donde la duda se considera una debilidad. Pero tambi¨¦n en la cotidiana sucede eso en un mundo que se mueve por esl¨®ganes m¨¢s que por pensamientos y en el que la convicci¨®n se confunde con el inmovilismo. Cotiza al alza en ¨¦l la certeza absoluta como lo hace la duda en sentido contrario, basta con mirar alrededor para verlo. Aquel proverbio griego que dice que el que m¨¢s sabe m¨¢s duda o la c¨¦lebre frase de Arist¨®teles de que la duda es la puerta a la sabidur¨ªa son ignorados hoy y considerados una equivocaci¨®n por parte de mucha gente que admira al que tiene las cosas claras y las apoya con su convencimiento. La abundancia de fundamentalismos no es casual, pues se corresponde con esa forma de ver el mundo, tan diferente de la de Mairena. El profesor Juan de Mairena ¡ªy por su boca Antonio Machado¡ª lo que hace es poner en duda cualquier idea solemne y devolv¨¦rsela a la gente convertida en otra cosa. A Machado, como a m¨ª, la gente que est¨¢ llena de certezas le inspiraba miedo y el tiempo le dar¨ªa la raz¨®n. Hoy, sin embargo, pocos se acuerdan de lo que dijo ni leen a su heter¨®nimo, aquel Juan de Mairena que escribi¨® sentencias tan contundentes y tan actuales como la que sigue: ¡°En Espa?a no se dialoga porque nadie pregunta como no sea para responderse a s¨ª mismo. Todos queremos estar de vuelta de todo sin haber ido a ninguna parte. Somos esencialmente paletos¡±.
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