Solo ante el peligro
Ca¨ªdo su ¡®spin doctor¡¯, ahora S¨¢nchez tendr¨¢ que dar por fin la cara, y esta vez a solas

La trayectoria del Gobierno de coalici¨®n ha dado un viraje, como si fuera la segunda temporada de una serie televisiva. La oposici¨®n lo llama fin de ciclo, pues pretende enterrar a S¨¢nchez antes de que muera. Pero aunque le queden dos a?os de vida (es el plazo que tiene ERC para apoyarle negociando con ¨¦l), las circunstancias han cambiado sobremanera, pues nada volver¨¢ a ser igual. Las razones que explican este cambio son muchas: la salida de Iglesias, la victoria de Ayuso, el nuevo Govern emancipado de Waterloo, el enfrentamiento con el poder judicial a cuenta de los indultos y el consiguiente declive electoral del PSOE por efecto de todo ello. Lo que permite augurar que en esta segunda singladura S¨¢nchez habr¨¢ de gobernar con el viento en contra, jugando fuera de casa sin el favor del p¨²blico.
De todos esos factores, ?cu¨¢l ha sido m¨¢s determinante para imprimir este giro de guion? Ser¨ªa rid¨ªculo pretender que todo fuera resultado del llamado efecto Ayuso, por muchos votantes del PSOE madrile?o que se hayan pasado al PP. Ese hecho no fue la causa sino otra consecuencia del cambio de clima que se ha instalado desde que la vacunaci¨®n hizo retroceder a la pandemia. En cambio, puede plantearse la hip¨®tesis alternativa de que el giro de guion se deba a la espantada de Iglesias, que fue anterior en el tiempo a la victoria de Ayuso y que por tanto pudo haber contribuido a reforzarla. Pues en efecto, sin Iglesias, S¨¢nchez est¨¢ solo ante el peligro, como dibuj¨® Peridis.
Ahora el presidente est¨¢ mucho m¨¢s inerme que antes, sin un vicepresidente de hierro capaz de protegerlo y escudarle. Bajo el esquema del poli bueno y el poli malo, Iglesias era el gran fusible o pararrayos que desviaba y asum¨ªa todos los ataques antigubernamentales. As¨ª, en el bloqueo de la renovaci¨®n judicial, todas las culpas se descargaban sobre la influencia del l¨ªder de Podemos, que encarnaba el estigma comunista del Gobierno de coalici¨®n. Y ahora el debate de los indultos ser¨ªa muy distinto si la decisi¨®n de indultar fuera defendida por Iglesias, quedando el presidente en la reserva. Pues al no disponer de un defensor que salga por ¨¦l a la palestra, todo el aroma de traici¨®n que rodea a los indultos se descarga sobre la espalda de S¨¢nchez, que carece de ardor dial¨¦ctico para defenderse con convicci¨®n.
Pero a¨²n hay otro sentido en que la soledad ante el peligro que acecha al presidente resulta mucho m¨¢s preocupante. Y es la sospecha de que Iglesias no fuera s¨®lo el fusible que proteg¨ªa a S¨¢nchez sino algo m¨¢s que eso, pues cabr¨ªa pensar que era el aut¨¦ntico fact¨®tum o estratega hacedor del modelo coaligado de Gobierno: ¨¦l arm¨® la coalici¨®n de la moci¨®n de censura contra Rajoy, ¨¦l fragu¨® la mayor¨ªa de investidura y ¨¦l negoci¨® la mayor¨ªa presupuestaria. En definitiva, el Dr. Frankenstein hacedor de la criatura gubernamental no habr¨ªa sido tanto S¨¢nchez como Iglesias, quien daba la cara por ¨¦l a riesgo de que se la rompieran como al final ocurri¨®. Por eso, ca¨ªdo su spin doctor, ahora el presidente tendr¨¢ que dar por fin la cara, y esta vez a solas.
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