La izquierda valle
Factura el¨¦ctrica: a los que viven bien les va a costar un dinero que no van a notar y los que viven mal van a vivir peor, tanto si ponen la lavadora de noche como si no
El Gobierno ha anunciado la nueva factura el¨¦ctrica: habr¨¢ horas punta, horas llanas y horas valle (de medianoche a ocho de la ma?ana); el objetivo es fomentar el uso de aparatos el¨¦ctricos en horario de madrugada, fines de semana y festivos, y de este modo contaminar menos y conseguir un ahorro sensible. Planchas, secadoras, lavavajillas y lavadoras, con el correspondiente tendido, en las horas en las que las familias trabajadoras descansan, desconectan o duermen; a los que viven bien les va a costar un dinero que no van a notar y los que viven mal van a vivir peor, tanto si ponen la lavadora a la una de la ma?ana como si no. De ello se infieren tres patrones: 1) cuando crees que est¨¢s pidiendo poco a muchos, lo que haces es recaudar mucho a los que tienen poco y poco a los que tienen mucho; 2) cada vez hay que tener m¨¢s dinero para no contaminar d¨ªa a d¨ªa, y los gobiernos se empe?an en cobrarnos por no hacerlo; 3) definitivamente este no es un Ejecutivo socialcomunista, como asegura la derecha (aunque en ciertas circunstancias no vendr¨ªa mal).
Hay un contexto feroz en todo esto. El recibo de la luz de abril registr¨® la subida m¨¢s grande de la historia y los espa?oles han pagado precios que no hab¨ªan pagado por la electricidad. Iberdrola y Endesa han tenido beneficios de m¨¢s de 5.000 millones de euros. No se trata, ni siquiera, de que el presidente del Gobierno y sus ministros, sobre todo el de Consumo, escuchen al pueblo, sino de que se escuchen a s¨ª mismos cuando estas cosas ocurr¨ªan con gobiernos del PP. Y que hagan cuentas de lo que se quiere recaudar a costa del espa?ol medio entre pagar por usar carreteras, pagar por planchar a las horas de d¨ªa que puedes o pagar, esto es cosa de los bancos, por mantener abierta una cuenta corriente; mientras, siguen sin arreglarse problemas estructurales como la ley de vivienda y la regulaci¨®n del precio del alquiler. Todo esto afecta ¨Dempeora¨D la vida de las personas, pero estimula saber que para tanta gente adicta no a sus ideas sino al poder, estas medidas son defendibles: ?cu¨¢nto de izquierdas hay que dejar de ser para apoyar a ciegas a un Gobierno de izquierdas?
Se cumplen tres a?os desde que un bolso gobern¨® Espa?a durante unas horas felices mientras su due?a miraba al techo del Congreso pensando ¡°pocas balas me parecen hoy¡± y el due?o del esca?o tomaba unos whiskys muy merecidos al lado de la puerta de Alcal¨¢, m¨ªrala. Tres a?os desde que S¨¢nchez alcanz¨® el Gobierno; cuando por fin logr¨® un pacto estable, cay¨® sobre el mundo una pandemia que amenaza ruina a miles de familias. No hay mejor momento para pedir sacrificios a quienes menos lo van a notar y no hay peor momento para exigirle a la gente que ponga el despertador a las cinco de la ma?ana para planchar antes de ir a un trabajo que no sabe si va a mantener.
Del mismo modo que ahora las facturas el¨¦ctricas tendr¨¢n tres franjas horarias, punta, llana y valle, este Gobierno act¨²a a menudo en consonancia. Se hacen concesiones a unos poderes que no son parlamentarios, se debaten entre socios leyes decisivas que tardan meses (?a?os?) en aprobarse. Hay una izquierda valle que se practica m¨¢s barata en horas muertas, contamina menos y reduce el gasto; es una izquierda que exige tan pocos sacrificios para serlo que, cuando quiera darse cuenta, la gente ya ha dejado de pagarle el recibo.
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