Comunidades rebeldes
El pulso sobre restricciones a hosteler¨ªa y ocio nocturno es da?ino
Espa?a afronta de nuevo un pulso institucional en la gesti¨®n pand¨¦mica, ahora a cuenta de las modalidades de apertura de hosteler¨ªa y ocio nocturno en la desescalada. Madrid, Andaluc¨ªa y Pa¨ªs Vasco han anunciado que no aplicar¨¢n las medidas acordadas por votaci¨®n en el Consejo Interterritorial de Salud del mi¨¦rcoles, mientras que Galicia y Castilla y Le¨®n analizan si son de obligado cumplimiento, como sostiene el Gobierno. En la reuni¨®n se acord¨® imponer limitaciones en la hosteler¨ªa y el ocio nocturno hasta que el 70% de la poblaci¨®n est¨¦ vacunada y los mayores de 50 a?os hayan sido inmunizados, un criterio al que se opusieron seis comunidades.
El acto de rebeld¨ªa que protagonizan estas comunidades es grave porque, m¨¢s all¨¢ de la discusi¨®n sobre medidas concretas, dinamita el mecanismo de toma de decisiones que hasta ahora, mal que bien, hab¨ªa permitido criterios consensuados de actuaci¨®n. Alegando que se trata de una imposici¨®n pol¨ªtica arbitraria (D¨ªaz Ayuso) o una invasi¨®n de competencias (Pa¨ªs Vasco), las comunidades discrepantes han abierto una enorme grieta en lo que deber¨ªa ser un marco de di¨¢logo institucional entre administraciones.
La primera desescalada ya reflej¨® la dificultad de encontrar una f¨®rmula que permitiera alcanzar criterios comunes y unidad de acci¨®n frente a la pandemia. El Consejo Interterritorial de Salud fue el organismo encargado de asumir esa funci¨®n. La tesis del Gobierno de que sus acuerdos son vinculantes ha sido avalada por el Tribunal Supremo. Pero la pugna partidista dificulta siempre su cometido y ahora puede hacerlo saltar por los aires.
Si la negativa a acatar la decisi¨®n causa inquietud institucional, debe decirse que el contenido de las medidas aprobadas provoca un punto de perplejidad. Si bien es comprensible el deseo de perfilar un marco compartido y evitar una desescalada demasiado laxa, llama la atenci¨®n la aprobaci¨®n en esta fase y en esta materia ¡ªa propuesta del Gobierno y por mayor¨ªa¡ª de medidas m¨¢s restrictivas y vinculantes que las que estuvieron activas durante el estado de alarma y una situaci¨®n general peor.
Aun as¨ª, la gobernanza de un sistema pol¨ªtico compuesto como es el espa?ol exige un m¨ªnimo de lealtad. Se puede discutir si una medida es o no la m¨¢s adecuada, pero una vez debatida y votada, tiene que aplicarse. Exigir unanimidad para poder alcanzar un plan com¨²n significa en la pr¨¢ctica impedir que este exista, especialmente cuando hay Gobiernos aut¨®nomos cuyo principal objetivo es utilizar la pandemia para desgastar al Gobierno central. La actitud de las autonom¨ªas rebeldes erosiona la solidez institucional, alimenta la confusi¨®n en la ciudadan¨ªa y debilita los instrumentos de lucha contra la pandemia. De nuevo, una situaci¨®n lamentable.
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