Esquelas
La prensa regional cultiva esa secci¨®n que nos retrotrae a una vida social de tama?o m¨¢s humano y con ¨ªnfulas menos cosmopolitas
Entre mis vicios retro, el m¨¢s inocente es leer varios peri¨®dicos en papel al d¨ªa. Por supuesto los principales diarios nacionales, porque no hay nada m¨¢s divertido que comparar como encabezan las mismas noticias de alcance. Pero tambi¨¦n la prensa regional, con sus localismos que nos retrotraen a una vida social de tama?o m¨¢s humano, llena de topetazos y glorificaciones con menos ¨ªnfulas cosmopolitas. Sobre todo esos diarios de proximidad cultivan una secci¨®n que en otros m¨¢s arrogantes ha ca¨ªdo casi en desuso: las esquelas. Seamos sinceros: teniendo un buen repertorio de esquelas, ?qui¨¦n va a preferir entretenerse con columnistas? Pero para disfrutar plenamente de las esquelas hay que tener vecinos, es decir gente desconocida a la que sin embargo conocemos por v¨ªa indirecta, tipos familiares que no son de la familia. Las esquelas de verdad no se refieren a gente c¨¦lebre ni llevan como complemento documentadas necrol¨®gicas (el mundo se divide entre los que tienen derecho a necrol¨®gica y los que no pueden aspirar m¨¢s que a esquela). Las necrol¨®gicas cuentan haza?as, aventuras, creaciones aunque sean banales y no rebasen el nivel de jefe de negociado. Las esquelas se despiden con una frase estereotipada como ¡°no te olvidaremos¡± o ¡°fuiste buen padre y amigo¡±, quiz¨¢ m¨¢s sentida que cualquier narraci¨®n necrol¨®gica pero que deja una impresi¨®n de formulismo r¨¢cano: ¡°que pase buena muerte¡± o algo as¨ª. En otras se consigna si el fallecido era viudo de fulana o mengano, que le precedieron muchos a?os en el ¨®bito: la pareja se re¨²ne.
Lo caracter¨ªstico de esas esquelas es la foto del fallecido que las ilustra. En unas tienen cara de susto, como viendo venir lo irremediable, en otras de simp¨¢tica sorpresa o de aburrimiento. Rostros muy vivos porque ya han dejado de serlo.
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