Brasil: la clave est¨¢ en el centro
El destino de un actor que rompa la polarizaci¨®n entre Lula y Bolsonaro depende mucho de la suerte que tenga el presidente
Los focos para observar la pol¨ªtica brasile?a comienzan a desplazarse hacia el centro. En el proceso para elegir, en octubre de 2022, al pr¨®ximo presidente, solo se registra una certeza: Lula da Silva, el l¨ªder del PT, ser¨¢ uno de los dos candidatos de una segunda vuelta que hoy parece inevitable. En cambio, un segundo dato de esas elecciones se va desdibujando d¨ªa a d¨ªa: ?Jair Bolsonaro llegar¨¢ al balotaje? La simpat¨ªa por el primer mandatario de Brasil est¨¢ en ca¨ªda libre. El ¨²ltimo sondeo de Exame consigna que el 54% de los consultados cree que su administraci¨®n es mala o p¨¦sima. S¨®lo el 21% la eval¨²a como buena o excelente. Un 23% la considera regular.
El debilitamiento de la opci¨®n Bolsonaro modifica el juego en dos sentidos. Por un lado, aplaca la animadversi¨®n hacia ¨¦l, sobre la que se viene sosteniendo la recuperaci¨®n de Lula. Por otro, abre espacio para una tercera opci¨®n, que ocupe la vacante que deja el oficialismo y canalice el rechazo hacia el PT. Este movimiento est¨¢ empezando a convertirse en una clave principal de la disputa de poder.
La novedad m¨¢s relevante de las ¨²ltimas horas ha sido, en este sentido, el lanzamiento de la candidatura de Eduardo Leite. Es el gobernador de Rio Grande do Sul y dirigente del PSDB, el partido del expresidente Fernando Henrique Cardoso. Leite tiene 36 a?os, renunci¨® a hacerse reelegir en su cargo, y se propone como el candidato que recupere para el PSDB su car¨¢cter moderno y, en alguna medida, intelectualizado. Durante una entrevista concedida a la TV Globo Leite se declar¨® gay, lo que aport¨® una novedad: es la primera vez que un homosexual compite para la presidencia. La revelaci¨®n agit¨® a Brasil, donde ya hay quienes lo se?alan como el Pete Buttigieg vern¨¢culo. Y produjo una reacci¨®n muy previsible en el reaccionario Bolsonaro: ¡°Nadie tiene nada en contra de la vida privada de nadie. Ahora, querer imponer su costumbre, su comportamiento para los otros ?no!¡±, mascull¨®. Es el mismo jefe de Estado que hace una d¨¦cada hab¨ªa confesado que ¡°prefiero que un hijo muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo¡±.
Leite participar¨¢ en noviembre de las primarias de su partido. Su candidatura desaf¨ªa al senador por Cear¨¢, Tasso Jereisatti; al alcalde de Manaos, Arthur Virgilio; pero, sobre todo, al gobernador de San Pablo, Jo?o Doria. Gran contradictor de Bolsonaro, considerado un buen administrador, con una excelente gesti¨®n de la pandemia, sobre todo por la temprana contrataci¨®n de vacunas, a Doria le cuesta much¨ªsimo conquistar el liderazgo partidario.
El que surja de esta contienda tendr¨¢ que superar en votos a Bolsonaro, para llegar a la segunda vuelta. Una vez en esa instancia se le pedir¨¢ plasticidad como para seducir a los que hoy simpatizan con el Presidente.
Mientras el PSDB resuelve su candidatura, en los distintos estados de Brasil se tejen alianzas que ser¨¢n decisivas para la competencia nacional. En esa tarea no hay que perder de vista al habilidoso Gilberto Kassab. Es el titular del Partido Social Democr¨¢tico y tiene entre sus antecedentes haber sido alcalde de San Pablo y ministro en los gobiernos de Dilma Rousseff y Michel Temer.
Kassab postul¨® para la sucesi¨®n de Bolsonaro al presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, un dirigente del partido Dem¨®cratas de Minas Gerais. En ese estado tambi¨¦n tiene una alianza con el alcalde de Belo Horizonte, Aleixandre Kalil. La poca simpat¨ªa que despierta el paulista Doria en su propia fuerza est¨¢ por alejar del PSDB al ex gobernador Geraldo Alckmin, quien se sumar¨ªa a la red de Kassab. En Rio de Janeiro ya lo hizo el alcalde Eduardo Paes.
Este entramado es cada vez menos despreciable. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en las elecciones municipales del a?o pasado el Partido Social Democr¨¢tico pas¨® de 538 a 634 alcaldes, adem¨¢s de contar con 35 diputados federales, lo que constituye una fuerza poderosa en un Congreso signado por la fragmentaci¨®n.
El destino de un actor que rompa la polarizaci¨®n entre Lula y Bolsonaro depende mucho de la suerte que tenga el presidente. Su poder est¨¢ siendo amenazado por dos problemas graves. Uno tiene que ver con las sospechas de corrupci¨®n en la adquisici¨®n de vacunas. En el Congreso existe una comisi¨®n investigadora que se agit¨® en las ¨²ltimas semanas cuando Luis Miranda, el jefe de Importaciones del Ministerio de Salud, denunci¨® haber recibido presiones irregulares para comprar la vacuna Covax¨ªn, elaborada por el laboratorio Bharat Biotech de la India. El hermano del funcionario, Luis Miranda, que es diputado, revel¨® ante la misma comisi¨®n que inform¨® a Bolsonaro sobre estas maniobras y que el mandatario se limit¨® a decir ¡°es un arreglo de Roberto Barros¡±, refiri¨¦ndose al exministro de Salud de Temer, que ahora representa al Gobierno en la C¨¢mara de Diputados. A partir de estos datos se present¨® un nuevo pedido de impeachment contra el Presidente. Ya se acumulan m¨¢s de 100.
La segunda amenaza delicada que enfrenta Bolsonaro tiene que ver con la naturaleza: Brasil padece una sequ¨ªa que est¨¢ paralizando el sistema de generaci¨®n hidroel¨¦ctrica, que es la principal fuente de energ¨ªa del pa¨ªs. Desde 1931 no se registra semejante escasez de agua. Si el problema contin¨²a, el Gobierno deber¨¢ disponer medidas de racionamiento que est¨¢ tratando de evitar a toda costa.
Es el fantasma de los ¨²ltimos d¨ªas de Cardoso, obligado a decretar un apag¨®n generalizado durante por lo menos 5 horas diarias a mediados del a?o 2001, lo que pulveriz¨® su popularidad. Si este escenario se repitiera, es posible que los pedidos de juicio pol¨ªtico comiencen a prosperar en el Congreso. Entonces se ver¨¢ m¨¢s claro c¨®mo lo que hoy sucede en el centro del tablero ser¨¢ determinante para el futuro de Brasil.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.